COP28: Mala para la agricultura, buena para el agronegocio

El sector agrícola busca ser beneficiado con créditos de carbono, pero choca con las disputas dentro de las negociaciones del Artículo 6 en la COP28.

La COP que inauguró un día específico sobre Agricultura terminará sin que el grupo de Agricultura haya logrado algún avance. Mientras que tanto Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos impulsan iniciativas como la “Declaración sobre Agricultura Sostenible”, el Grupo de Trabajo de Agricultura creado en Sharm el-Sheikh decidió posponer cualquier decisión hasta el 2024. De acuerdo a fuentes cercanas a la negociación, los países no pudieron ponerse de acuerdo ni siquiera en cómo estructurar el único espacio vinculante dentro de la Convención de Cambio Climático relacionado al sector.

Pero una mala COP para los desafíos de la agricultura no significa que haya sido una mala COP para el agronegocio de la carne y los commodities. Por el contrario. 

Con iniciativas de “agricultura regenerativa” el sector del agronegocio internacional busca vender créditos de carbono que – en teoría – capturan ciertas prácticas agrícolas en el suelo. Mientras que a lo largo de los pabellones, el lobby ganadero propone una controvertida nueva métrica para medir el metano que producen – y que ya están introduciendo en países como Irlanda, Australia, Argentina y Paraguay.

La influencia del lobby se entromete con el estado de las negociaciones sobre los mercados de carbono bajo el Artículo 6.4 en la COP28, que se encuentran trabadas en el disenso sobre si considerar o no proyectos de “captura temporal de carbono” como los de la agricultura regenerativa, además de los de deforestación evitada y reforestación, que incluye a plantaciones de eucaliptos.

Greenwashing regenerativo

Dependiendo a quien preguntes, la agricultura regenerativa es un conjunto de prácticas impulsadas por pequeños agricultores o por Nestlé. Es dejar de usar agroquímicos o impulsar el uso del glifosato. Es la producción de frutas y verduras o la siembra de soja.

La ausencia de una definición clara sobre la agricultura regenerativa no evita que en nombre de ellas se haga una gran promesa: la de capturar carbono en el suelo.

La principal iniciativa lleva de nombre de “Renegative Landscapes”, y la impulsa la UAE en conjunto con las grandes multinacionales del agronegocio y Estados Unidos. “El comité de la iniciativa está compuesto en su mayoría por ejecutivos del agronegocio internacional” explica Kirta Chandrasekaran, coordinadora del programa internacional sobre soberanía alimentaria de Friends of the Earth.

COP28
Foto: COP28 / KiaraWorth

En entrevista para esta nota en Dubái, Chandrasekaran dice que “con la idea de la agricultura regenerativa, multinacionales como Nestlé o empresas de fertilizantes buscan compensar sus propias emisiones a través de créditos sobre el carbono en el suelo que en teoría sus productos permiten conservar”.

La representante de Friends of the Earth señala que “existen grandes cuestionamientos sobre la permanencia del carbono en el suelo. Para compensar las emisiones de los combustibles fósiles se necesita que se queden ahí mucho tiempo. Pero incluso con las prácticas más sustentables, solo basta un incendio o una mala cosecha para que ese carbono se libere“.

Cosechadores de carbono

La disputa sobre cómo medir la permanencia y la integridad de ese tipo de proyectos ata las discusiones de agricultura con las de los mercados de carbono que están sucediendo en Dubái. La iniciativa de “Regenerative Landscapes” está por fuera de los compromisos del Acuerdo de París. El grupo oficial de Agricultura en la cumbre terminó sus deliberaciones sin poder llegar a ningún consenso, por lo que decidió volver a intentarlo en 2024. 

Consultado para este reportaje durante una conferencia de prensa en Dubai, el Secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, respondió que “circunstancias especiales hicieron imposible un acuerdo” en el Grupo de Agricultura pero que “no significa que no haya avances”, citando como ejemplo “lo importante que es que tengamos un día temático”.

De acuerdo a fuentes cercanas a la negociación, el grupo no pudo ponerse de acuerdo ni siquiera en cómo se organizaría. Mientras que algunos países como Paraguay esperan que sea un espacio más “informal”, otros impulsan la creación de un comité que estructure el trabajo. 

Las ideas detrás de las iniciativas de agricultura regenerativa también chocan con las negociaciones sobre los mercados bilaterales de carbono (Artículo 6.2 del Acuerdo de París) y el mercado regulado global (Artículo 6.4 del Acuerdo). Fuentes también indican que existe preocupación de que en el mercado bilateral – como el que Paraguay tendría con Singapur no existan medidas que garanticen integridad y transparencia de las metodologías. Bolivia, por ejemplo, pidió una moratoria a todos los mercados de carbono bajo ese argumento.

Deforestación relacionada al agro. Crédito: GettyImages.
Deforestación relacionada al agro. Crédito: GettyImages.

“Existe la preocupación de que nadie quiera usar el mercado global si es que no existe un estándar mínimo en los acuerdos bilaterales”, dice Alexandre Prado, especialista de WWF Brasil y observador de las negociaciones. Argentina, Brasil y Uruguay impulsan mayores requerimientos y contraloría sobre qué proyectos ingresan en los acuerdos bilaterales, mientras que Estados Unidos busca “máxima flexibilidad”.

En el caso del mercado regulado global, fuentes cercanas a la negociación dijeron que es probable que se aprueben las recomendaciones de metodología en casi todos los aspectos. El punto contencioso es, como en la COP27, lo que se conoce como “remociones de carbono” y las “emisiones evitadas”.

Esto incluiría a la agricultura regenerativa, a los proyectos de aforestación con eucaliptos y de deforestación evitada (REDD+), dos categorías donde entran gran parte de los proyectos del Chaco y la Amazonía.

En el caso de las remociones de carbono, el problema es “garantizar cuentas claras para garantizar que sean permanentes” dice Barbara Bomfin, especialista en conservación de WWF Brasil y cercana a las negociaciones. En el caso de los proyectos de “deforestación evitada”, tanto Bomfin como Prato coincidieron que muchas veces “es absolutamente imposible de probar que un proyecto evitó la deforestación que dice haber evitado”.

Consultada sobre los proyectos de agricultura regenerativa, Bomfin dijo que “como alguien con experiencia en ciencia del suelo, esto es algo que todavía estamos resolviéndolo. No quiero que la discusión se cierre por prejuicios, prefiero que sea aquí en las negociaciones donde tomemos el desafío de garantizar que las metodologías tengan la mayor integridad posible”.

La estrategia de la ganadería: Si no te gusta el resultado, cambia la matemática.

Es un desafío que empeora con la reaparición en la discusión del Artículo 6 de cálculos para reconsiderar la captura temporal de carbono para compensar emisiones permanentes de combustibles fósiles. Esto “podría incluir a proyectos basados en el suelo” de acuerdo con Jonathan Crook de Carbon Market Watch. Así, el agronegocio y los combustibles encuentran una posición común. Por ejemplo, Shell impulsa a la “agricultura regenerativa” como mecanismo para compensar sus emisiones.

La propuesta fue de Canadá, en un momento donde tanto en ese país, como en Australia, Irlanda, Argentina y Paraguay el lobby cárnico impulsa una controvertida métrica para calcular del metano producido por el ganado, llamado GWP*.

A diferencia de las metodologías oficiales del IPCC, que calculan el potencial de calentamiento global del metano de la agricultura entre 20 a 100 años, esta nueva métrica “se olvida” de las emisiones históricas, reiniciando el contador cada 7 a 12 años.. En otras palabras, la ganadería busca cambiar la matemática porque no le gusta el resultado.

Como resultado “las emisiones de ganadería serían tres cuartos menos” argumentaba Norman Breuer, lobista del sector ganadero, al impulsar la nueva métrica dentro de las NDCs actualizadas de Paraguay, de acuerdo a documentos internos. La métrica también apareció en la actualizaciones del inventario de Argentina, y políticas de Irlanda. En Australia, el agronegocio utilizó la métrica para impulsar la idea de que el sector ganadero es “carbono positivo”.

¿Cómo se dice “unabated” en español?

COP28
Foto: COP28 / KiaraWorth

El debate también llegó  al Balance Global, esta especie de examen en la COP28 sobre cómo vamos en el cumplimiento del Acuerdo de París. En la discusión sobre si debemos “reducir” o “terminar” con los combustibles fósiles. Pero incluso en las opciones de terminar con su uso, una palabra críptica aparece: “unabated”.

Es difícil traducir el concepto al español. Tampoco ayuda que hasta ahora no exista una definición clara, pero se refiere a aquellos combustibles fósiles que no “se hacen cargo” o no “disminuyen” las emisiones que generan. Qué es hacerse cargo tampoco está claro. Mientras que la mayoría de las discusiones se centran en las fallidas tecnologías de almacenamiento de carbono (CCS), dentro de las negociaciones sobre el Artículo 6 comienza a analizarse si no entrarían ahí las compensaciones de los mercados de carbono.

Sobre este punto, Bárbara Bomfim dice que el Balance Global “se encuentra conectado al concepto de la remoción de carbono por medio de la naturaleza, donde necesitamos mayor contribución científica”. Para la especialista “las remociones de carbono basadas en la naturaleza tienen un rol que jugar, pero “no son equiparables 1 a 1 con las emisiones producidas por los combustibles fósiles”

Para Kirta Chandrasekaran de Friends of the Earth, “es entendible que haya países en vías de desarrollo que apuesten a los mercados de carbono porque lo ven como la única manera de recibir financiamiento para el clima. Eso es porque los fondos no están funcionando”. Pero esto también es aprovechado por “el agronegocio, en especial en Sudamérica, que no tiene intención de cambiar su modelo de producción, y ahora ve una oportunidad de seguir con ese modelo al mismo tiempo que dicen que remueven carbono de la atmósfera”. 

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