Fernanda Castro Purran proviene de la comunidad de Callaqui en el Alto Biobío al sur de Chile. Es territorio pewenche, es decir, “gente del pewen” o araucaria, árbol sagrado para el Pueblo Mapuche. Ahí está el río Biobío, uno de los más caudalosos de Chile, el cual está interrumpido por tres mega centrales hidroeléctricas: Pangue en 1996, Ralco en 2004 y Angostura en 2014. Hoy nuevamente está siendo intervenido, pero la consigna de Fernanda y de muchos habitantes que se oponen a nuevos proyectos es “por los ríos libres”.
La joven mapuche, junto a comunidades indígenas y medioambientalistas, sostienen que la cuarta central que se está construyendo, llamada Rucalhue, de la transnacional China Three Gorges Corporation, aumentará los graves e irreversibles impactos a la biodiversidad. La empresa define su proyecto como “limpio y renovable” y ya cuenta con su Resolución de Calificación Ambiental aprobada, pero para los defensores de la cuenca del río Biobío, las represas no son energías limpias.
“Las represas generan grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono. En todo el mundo la construcción de represas ha desplazado y afectado a miles de comunidades indígenas, fragmentando su territorio y destruyendo sus sistemas ancestrales de vida. Las represas influyen negativamente en la cantidad y calidad del suministro de agua potable de la población y además tienen efectos devastadores en los ecosistemas locales y en la biodiversidad a lo largo de toda la cuenca”, sostienen desde el equipo de rafting femenino pehuenche Malen Leubü, fundado por Fernanda.
Otro proyecto que califican como una amenaza para el río es la Carretera Hídrica de la Corporación Reguemos Chile, presidida por el empresario agroindustrial Juan Sutil. La intención es construir un gran canal de regadío de cinco tramos para extraer agua desde el Río Queuco -un afluente del río Biobío-, desde la Región del Bío Bío hacia la Región de Atacama, más de mil kilómetros al norte de Chile. “Vamos a luchar hasta el final para que no se construya”, ha señalado Fernanda en distintas ocasiones refiriéndose a la Carretera Hídrica.
Para hablar sobre el impacto de ambos proyectos, Fernanda junto a Paula Riffo Vallejos, vocera del movimiento contra la Central Rucalhue, viajaron a Glasgow a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP 26). Hasta ahora, han logrado que la Carretera Hídrica no haya anunciado avances para ser construida.
“A ningún río le sobra agua”
Hubo un hito en la vida de Fernanda que activó su compromiso con el medioambiente. El año 2013 falleció Nicolasa Quintremán Calpán, activista pewenche de la comunidad de Ralco Lepoy en la comuna de Alto Biobío, conocida a nivel nacional e internacional por su fuerte oposición a la construcción de la central hidroeléctrica Ralco de Endesa junto a su hermana Berta. Un proyecto que se comenzó a construir en 1997 y que no solo significó el destierro y la posterior relocalización de las familias pewenche que allí habitaban. Además, inundaron cementerios sagrados.
La joven Fernanda estaba haciendo su práctica en turismo cuando murió Nicolasa Quintreman. Mientras se llevaba a cabo su velorio sintió “como una cachetada”. Empezó a cuestionarse su vida y lo que sucedía en el territorio. Comenzó a leer más, a preocuparse e involucrarse. “El territorio pewenche de Alto Biobío está herido e impactado por construcciones hidroeléctricas”, dice.
Nicolasa hasta el día de hoy es un símbolo de la lucha del pueblo mapuche contra las grandes obras, siendo esta oposición considerada como el primer movimiento popular chileno a favor del medio ambiente. Lograron paralizar la construcción del megaproyecto hidroeléctrico en dos ocasiones.
“‘Yo no tengo por qué salir. Muerta saldré de mis tierras, pero no viva’, era la frase recurrente de Nicolasa Quintremán. Paradójicamente, fue el propio lago Ralco, construido artificialmente en dicha represa, el lugar donde perdió la vida a sus 74 años. Su cuerpo apareció sumergido entre las aguas el pasado 24 de diciembre de 2013”, indicó El País.
Tras años de oposición indígena y presiones desde el aparato estatal y Endesa, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estableció un acuerdo entre el Estado chileno y las comunidades mapuche-pewenche, asegurando que no se instalarían nuevos proyectos hidroeléctricos en el río Biobío, acuerdo que actualmente se está vulnerando.
“La ñaña luchó contra el embalse y mientras la despedíamos de esta tierra, pensaba que esto no podía seguir pasando. Ellas dieron todo, fue una lucha de bastante años, en la que resistieron. Muchas veces escuchamos solo recriminaciones porque finalmente ante tanta presión tuvieron que negociar, pero son un ejemplo”, reflexiona Fernanda.
Los cuestionamientos de Fernanda comenzaron a ser más profundos, pues estudió turismo con una beca de la Fundación Pehuén, una entidad sin fines de lucro, constituida en 1992 por la sociedad Central Hidroeléctrica Pangue, filial de Enel Generación. “Cómo pude estudiar con plata de esta fundación que hizo tanto daño, me preguntaba. De a poco fui tomando decisiones. Con el tiempo me fui nutriendo más”.
Leyó el libro “Aguas turbias: la Central Hidroeléctrica Ralco en el Alto Bío Bío” de Jorge Moraga, y lloró muchas veces.
Luego de titularse de educación superior, trabajó en una ONG. Al poco tiempo, trabajó en el Liceo de Ralco enseñando turismo, en el mismo que ella se graduó. Lo tomó como un desafío, tenía 23 años, por lo que sus estudiantes eran solo un poco más jóvenes que ella. Al mismo tiempo, estudió un diplomado en pedagogía en educación media.
Trabajó cuatro años en el liceo. Al mismo tiempo, estudió pedagogía para docentes con una beca en la Universidad de Concepción. En el último periodo como profesora, comenzaron a cuestionar su participación en marchas y manifestaciones “en contra del extractivismo”. Les mostró a sus estudiantes el documental “Apaga y vámonos”- el cual muestra una serie de entrevistas en la que los afectados dan testimonios de la forma en que les quitaron las tierras- Fernanda tuvo que dar explicaciones de su decisión como pedagoga. Finalmente, en 2018, se cerró la carrera de turismo en el liceo y le anunciaron que ya no seguiría trabajando en el lugar.
Fernanda Castro Purrán empezó a volcar su tiempo aún más a la defensa del territorio y las aguas. Actualmente, a sus 29 años, es directora de la organización Ríos to Rivers Chile, un movimiento internacional que fue fundado en 2012 y que realiza intercambios de defensores de ríos a través de programas que incluyen estudiantes y líderes comunitarios indígenas. Una de las principales luchas de sus integrantes es que se deje de considerar las represas como medidas válidas de lucha contra el cambio climático.
En marzo de 2021, dirigió el Programa de Liderazgo Ambiental para Protectores del Río Queuco, el cual fue dirigido a jóvenes, guías de turismo, deportistas y habitantes de comunidades mapuche que participan en organizaciones emergentes preocupadas por la protección de los territorios. Es una de las tantas actividades que ha liderado, pues además de la labor comunicacional, participa en reuniones presenciales y virtuales y está en constante proceso de autoformación, apoyada por su territorio y por redes.
Como integrante del movimiento de Defensa del río Queuco y de la Red por los Ríos Libres, Fernanda ha invitado a la gente a movilizarse contra la Carretera Hídrica. El proyecto impulsado por la Corporación Reguemos Chile, según indica en su página web, “permitirá captar, almacenar y transportar el excedente de agua de los ríos de la Región del Bío Bío, -en donde ésta es abundante y no es utilizada a su total capacidad en los meses de invierno, hacia el norte llegando a la Región de Atacama, en donde el agua es escasa y necesaria para distintos usos, entre ellos la agricultura”.
Sin embargo, para los habitantes que se oponen, “a ningún río le sobra agua”. “No podemos permitir que nuestro territorio nuevamente sea impactado por un proyecto tan nefasto como la Carretera Hídrica, vamos a luchar hasta el final para que no se construyan”, sostiene Fernada.
La herencia familiar
Cuando Fernanda era pequeña veía junto a sus compañeros de clase la llegada de grandes maquinarias pero no entendían en aquel momento los distintos impactos que tendrían en la zona. De lo que sí siempre fue consciente era de respetar a la Ñuke Mapu (madre tierra), conocimiento heredado especialmente de su abuela Rosa Milla -que falleció hace 10 años- de quien aprendió sobre espiritualidad mapuche y que “cada elemento de la tierra está vivo”.
“La Feña en su quehacer diario refleja lo que nos enseñaba nuestra abuela cuando éramos pequeñas, el cuidado de la naturaleza, del río, a veces nos íbamos a dormir allá con ella. La Feña es un ejemplo a seguir, es una digna lideresa. Toda la familia está muy orgullosa de lo que hace”, dice Paulina Purran (31) prima hermana de Fernanda, se criaron juntas, actualmente comparten distintas actividades como jugar palín, un juego ancestral mapuche.
El entorno de Fernanda la describe como una mujer muy organizada y estructurada, lo cual le permite participar y liderar todas las actividades que realiza diariamente. Con carácter fuerte, buena madre, y por sobretodo, una persona leal y de espíritu soñador.
“Aunque a veces esté quebrada, tiene un carácter fuerte y resiliente, eso le ha llevado a ser la lideresa que es. Además es respetada por su trabajo en los territorios”, dice Paulina Purran, quien además destaca la figura de las hermanas Quintreman, como mujeres y mapuche, para las primas es clave transmitir esos conocimientos a sus hijas.
Su vida, como gran parte de la realidad de pueblos indígenas, estuvo marcada por la pobreza. Desde los 12 a los 16 años en los veranos trabajaba como temporera de frutas en distintas zonas con sus primos, sus mamá y sus tías. Cuando estaba en el último año del liceo fue madre, un proceso que recuerda como difícil, pero que pudo sacar adelante porque tuvo mucho apoyo familiar.
Su tía, María Purran Milla, comenta que Fernanda desde pequeña fue entusiasta en sus estudios, independiente y sociable. “Ella sola empezó a mover a mucha gente, ha luchado en defensa del medioambiente. Yo creo que esa fuerza que tiene la heredó de mi papá, porque él fue un gran luchador que siempre defendió a nuestros ancestros, a su comunidad. La Feña ha ido a otros países a contar lo que está pasando acá, me siento orgullosa de mi sobrina, porque hay que cuidar los ríos”, dice.
María es la mayor de sus hermanos, tenía 14 años cuando su padre José Guillermo Purrán Treca fue detenido desaparecido, víctima de la dictadura militar en 1973 de Augusto Pinochet. Era dirigente y reconocido a nivel territorial, recorrió distintas comunidad a caballo, recuperó terrenos para otras familias
“Mi papá por hablar, por ser un mapuche que defendía el medioambiente, lo mataron. Hasta el día de hoy no tenemos justicia, como mucha gente del territorio, eso duele, te marca de por vida. Es un maldito recuerdo que tenemos. Mi papá no era terrorista, murió luchando”, señala María.
Otra tía de Fernanda, Francisca del Carmen Purran (62), quien considera a Fernada como su segunda hija, la define como una mujer esforzada, inteligente, valiente e inquieta. “Siempre estoy pidiéndole a Chaw Ngünechen que la cuide y la proteja. Yo celebro a los chiquillos que están protegiendo el territorio de los antiguos”.
Hace más de 20 años la tía de Fernanda no va a mirar el río Biobío, pese a tenerlo a pocos metros. Le da tristeza. “Me da mucha pena desde que se instaló Pangue. Recordar lo que fue antes y ver lo que hay ahora, da mucha pena. Eran cauces grandes, y verlo ahora como un esterito. Un día fui al mirador del Queuco y pensaba, ¿qué pasaría si se hiciera la carretera hídrica? Se secaría”, dice Francisca Purran.
Inspiración para otros
La “Feña” como le dicen sus amigos y familia, también es guía de rafting y de montañas. Generalmente se moviliza en bicicleta por la zona, muchas veces la acompaña su hija de 12 años. Se ven cómplices, le habla de forma dulce, pero también es rigurosa.
Su amigo, Néstor Queupil Naupa de la comunidad de Cauñicu, considera que Fernanda es una líder en el territorio, principalmente porque hay personas que la respetan y la siguen, además de tener una alta capacidad para generar redes. “Ella arrastra a muchas personas, lo cual está ligado a su humildad y también a un nivel de madurez y perseverancia que exigen esas responsabilidades. Siempre está en disposición de conversar en todos los frentes, está preocupada de la opinión de todas las personas que estén involucradas en un conflicto. Es un referente para muchas personas en el territorio”.
El también profesor de chedungun (lengua mapuche), reflexiona que muchos de los líderes socioambientales que han habido en el territorio han sido mujeres “que no han sido reconocidas tal vez públicamente, existe mucho liderazgo femenino en estas luchas. Todas sacrifican parte de sus vidas”. En ese sentido, considera que el papel de los jóvenes es fundamental para la protección del territorio, para que no se vuelvan a repetir “historias de engaños desde las empresas”.
Tannya Ormeño Treca (21) de la comunidad de Callaqui del Alto Bio Bio fue estudiante de Fernanda de la asignatura de Turismo en el Liceo de Ralco. Para ella, era una profesora que los inspiraba, “nos sacaba a las montañas, nos enseñaba a cuidar el río, que hiciéramos un turismo con el menor impacto posible, nos tenía mucha paciencia”.
Viajaron juntas a la Patagonia Argentina en el marco de un intercambio de Ríos to Rivers, donde estuvieron remando, ahí vio cómo Fernanda lidera en terreno. “Es valiente e inspira a seguir. Nosotros ahora tenemos la carretera hídrica como la mayor amenaza, sumado al daño que realizan los embalses ya construidos, por eso ella ha alzado la voz, transmitiéndonos que el río siempre debe surgir libre. Ha ido a distintos territorios a conseguir apoyo”. “Yo me siento orgullosa de ella como mujer, mapuche pewenche. Siempre dice ‘no voy a descansar hasta ver el río Biobío libre”, señala Tannya.
Mientras, Felipe Purran Pichanao (44) de Callaqui, pariente y vecino de Fernanda, comenta que la gente de la zona resalta que Fernanda es una persona sencilla y que por sobretodo, ante “la amenaza de la Carretera Hídrica, ha estudiado junto a su organización, educando a las personas del daño que generará si se lleva a cabo, así la comunidad ha estado pendiente. Todo lo que ella aprende, lo comparte”.
“Hoy hay un desarrollo tan destructivo, que nosotros lo que hacemos es defender el Itro fill mogen (biodiversidad). El agua es vida, tienen que estar limpias, la Feñita ha entendido bien eso y por ello lo defiende, como muchos de su generación perdió su idioma, por la discriminación que vivieron nuestros padres, pero ella tomó muy bien el kimün (conocimiento) que le traspasó su abuela y su familia”, concluye.
Este reportaje fue publicado originalmente en Interferencia el 26 de marzo de 2022, como parte del proyecto “Defensoras del territorio” de Climate Tracker y FES Transformación.