La isla mapuche que clama por energía solar para todos sus habitantes

En Isla Huapi, 164 viviendas reciben energía solar fotovoltaica gracias a una subvención del gobierno otorgada en 2017. Pero la población aumentó y actualmente unas 240 casas no cuentan con el beneficio. Hogares que deben estar conectados con cables a otros, cortes por alzas de voltaje y uso de generadores es la realidad que vive un grupo de vecinos. La comunidad alega que desde hace años le solicitan una respuesta a las autoridades comunales para que todos los habitantes tengan luz.

Había que cruzar el Lago Ranco en bote a remo para comprar combustible. A las botellas les ponían un género, luego la parafina y con eso alumbraban cuando caía la noche en Isla Huapi. El pago por la lumbre era el humo que penetra en los ojos y las casas amanecidas con el hollín generado durante las noches que combatieron la oscuridad. 

María Maillanca Barrientos recuerda esa época con tristeza. Nacida y criada en el territorio insular, dice que todo cambió cuando llegó la energía, seis años atrás. Sentada en la cocina de su casa tiene la luz encendida, el refrigerador enchufado y la televisión prendida. Ella fue una de las beneficiadas con el proyecto de energía solar fotovoltaica subvencionado por el gobierno de Chile. Pero no todos los habitantes de la isla corrieron con la misma suerte.  

Isla Huapi está en el Lago Ranco. Pertenece a la comuna de Futrono, en la Región de Los Ríos, en el sur de Chile. En la zona abundan letreros de madera que señalan los principales atractivos turísticos e historias del territorio. Uno de los grabados narra que durante la colonización, gente que pertenecía al pueblo mapuche huyó en bote al sector para escapar de los españoles. Y así como es posible leer los relatos históricos, también es común oír las historias de los vecinos sobre cómo era la vida antes de que llegara la luz. 

Energía solar
Cada vivienda que cuenta con paneles tiene instalado un monitor del estado de carga de las baterías. Foto: Ignacio Espinoza

Teresa Alca nació en la comuna de Curarrehue, Región de la Araucanía, y vive en Huapi hace 15 años porque está casada con un habitante de la isla.

Alca recuerda que en verano lavaban en el lago donde habían bateas: “Cuando llegué, escobillé. Si bien vengo del mundo occidental y conocí las lavadoras antes, tuve que adaptarme a lo que hay acá. No había agua, nuestra energía solamente era en la noche cuando prendíamos el generador que todo el mundo tenía”.  

Ni luz ni agua. Alca afirma que antes había que ir a buscar agua en bidones al lago. En 2016 vino uno de los primeros cambios  a través de un proyecto del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), que instaló un sistema de bombeo solar para levantar tres millones de litros de agua por día.

“Se crearon unos estanques, nosotros les decimos piscinas más que nada, en donde llega el agua, se acumula y luego se esparce a las otras”, afirma sobre el mecanismo que les permite beber y regar con el recurso natural. Y un año después el Ministerio de Energía, en una ceremonia, inauguró el proyecto de energía solar fotovoltaica. Isla Huapi, por primera vez en su historia, tuvo luz.  

Corazones tendidos al sol

De acuerdo a la información del Ministerio de Energía, el proyecto benefició a 146 viviendas, cuatro iglesias y una ruca. Claudia Millaqueo, presidenta del comité de Luz de la isla, detalla que finalmente unas 164 viviendas fueron incluidas en la iniciativa. Ésta entregó ocho paneles solares por hogar, con una potencia de 2,76 kilovatios pico (kWp) y un banco de baterías de 24 kilovatios por hora (kWH) bajo el modelo off grid. La empresa Saesa, a través de licitación pública, se adjudicó la ejecución de la iniciativa en un período de nueve meses por un monto de $804 millones. 

María Maillanca no duda en reconocer el impacto de la luz en la isla, a pesar de que su esposo Víctor Anchimil –presidente de la comunidad cuando se iniciaron las obras– llegó con dos paneles solares antes por iniciativa propia. “Aquí fue la casa piloto. Vimos cómo cambió la vida antes que el resto. Cuando Víctor hizo todo el proyecto vinieron a ver si funcionaba el refrigerador , la lavadora, las máquinas, el computador, todas esas cosas”, afirma y destaca poder usar artefactos como el congelador: “Si matábamos un cordero había que convidarlo a mi mamá, a mis hermanas, para no perderlo, ahora uno lo deja trozado”. 

Energía solar
Las casas beneficiadas con el proyecto tienen ocho paneles fotovoltaicos de 345 Wp cada uno, totalizando una potencia instalada de 2,76 kWp por vivienda con un banco de baterías de 24 kWh. Foto: Ignacio Espinoza

El consumo de televisión también cambió, a pesar de que llegó antes, ya que los vecinos utilizaban generadores. “Mirábamos, pero con baterías, se descargaba la batería y paf (sic), se apagaba”, agrega Maillanca. Teresa Alca también destaca que disminuyó la contaminación acústica. “Con los generadores era mucho el ruido en la noche. Ahora se puede escuchar a los pájaros, cualquier animal que anda afuera se siente”, dice. 

“Con los generadores era mucho el ruido en la noche. Ahora se puede escuchar a los pájaros, cualquier animal que anda afuera se siente”.

Para Alca la luz mejoró la vida. “No corres el riesgo de incendiarse, acá hay mucha gente que se quemó por el tema de las velas, hay gente que murió quemada. Entonces, en estos últimos siete años no ha habido ningún incendio de vivienda. Si uno está enfermo tiene con qué alumbrarse, pero si usted es un enfermo dependiente de oxígeno no puede estar en la isla, tiene que migrar”, sostiene y agrega: “Como hay mucho adulto mayor, el tema de la lavadora también es una calidad de vida para ellos”.

El bolsillo de los vecinos también vivió las consecuencias. Los viajes a Futrono para comprar combustible disminuyeron. “Cruzar la barcaza para nosotros son $1.200 pesos (1,5 dólares) ida y vuelta, un taxi desde el puerto de Futrono hasta la bencinera son $2.500 para subir y lo mismo $2.500 para bajar. Después pagamos flete acá, cuando no tenemos el bus, que según donde vivamos puede cobrar desde $5.000 hasta $10.000”, afirma Alca sobre el alimento que necesita el generador, máquina de la que no todos los vecinos de Isla Huapi pudieron disminuir su uso. 

Energía solar
Los paneles cuentan con un banco de baterías que, entregan energía por cuatro días en condiciones de temporal. Foto: Ignacio Espinoza

Nuestra parte de luz

El proyecto cerró en 164 familias. Empezó la fase de instalación de los paneles y regresaron los vecinos que abandonaron la isla por motivos laborales y de estudio. Muchos construyeron casas con la esperanza de también recibir energía solar, pero eso no ocurrió. Aún esperan por la ayuda para no seguir con un cable extendido a los paneles solares o con el aparato intemporal de la isla: el generador. 

Alca explica el origen del asunto. “Los dirigentes de esa época, lo que ellos priorizaron fue la gente que vive en Isla Huapi, no les importaba los que vivían afuera. Y es lógico, porque la idiosincrasia del isleño es esa, la idiosincrasia del que no sale, que no se informa, no tiene mayor roce, obviamente está acostumbrado a vivir en su círculo vecinal, obvio que va a pensar así. A lo mejor en su momento igual nosotros fuimos duros y los juzgamos, pero finalmente es su forma de vida, de ser y pensar”, afirma y revela la postura que tiene la comunidad actualmente sobre las casas que no cuentan con paneles. “Nosotros le hemos dado espaldarazos a esa gente que ha vuelto porque es un tema que tiene su derecho a volver. Es un derecho básico”. 

El proyecto cerró con 164 familias. Muchos construyeron casas con la esperanza de también recibir energía solar, pero eso no ocurrió.

Marcos Manque, como presidente de la comunidad de Isla Huapi, también esgrime la postura de la directiva: “Es una necesidad básica de la comunidad, que es tener luz”, afirma. Él volvió en 2018 y, como no cuenta con el servicio de electrificación de energías renovables no convencionales (ERNC), vive en la casa de sus papás que sí tienen los ocho paneles solares. Y afirma que no siente culpa porque él sí tiene y los otros no. “Cómo congelamos los alimentos, no estamos pidiendo riqueza, aunque suenen bonitos los millones de pesos, eso no es riqueza. Es una necesidad básica nomás lo de la luz”.  

Maillanca asegura que su difunto esposo también gestionó la solicitud de extensión. “Ese proyecto lo hizo él con las autoridades y ya estaba aprobado. Pero ahora también se va retrasando. Dicen que puede ser, que el otro año y así han pasado dos o tres años”. Alca, quien trabaja en turismo rural en la isla, sostiene que la nueva fase debe considerar los emprendimientos. “No están considerados en estos proyectos macro considerando que somos un aporte para la comunidad en economía. Si yo quiero construir, todo lo que ves está hecho por gente de la comunidad. Entonces generamos empleo”, afirma. 

Claudia Millaqueo tiene energía solar en su casa y le entrega a su tía que no posee. “Lo hizo con cables correctos, que son más adecuados, porque eso era lo que yo le exigí para convidarle luz, no con alargador, porque alargador no sirve, tiene que ser a lo menos con los cables correspondientes”. 

Energía solar
Las viviendas que no cuentan con energía solar fotovoltaica suelen utilizar generadores eléctricos. Foto: Ignacio Espinoza

Felipe Valencia, investigador de Invent de la Universidad Austral y postdoctorado en energías renovables y aplicaciones solares por la Universidad de Chile, explica los peligros de compartir energía: Eso puede ser riesgoso porque si el cable no tiene las condiciones adecuadas entonces se puede producir un incendio”. Junto a compartir luz, los vecinos que no cuentan con paneles y reciben luz por medio de cables, también deben lidiar con cortes por aumento de carga. 

Valencia también explica el motivo de esta situación: “Cuando uno planifica un proyecto off grid, uno diseña una cantidad de paneles, cables y una cantidad de almacenamiento o respaldo. Si yo dimensiono el sistema para diez personas, pero realmente se están colgando 15, el almacenamiento de energía no va a alcanzar. Esos cortes deben ser en la noche principalmente porque las baterías se gastaron, no hay sol y entonces no hay donde sacar energía”.

Millaqueo dice que la solicitud la realizaron para 240 viviendas. El documento ya fue entregado a la Municipalidad de Futrono. La respuesta del municipio fue un documento firmado por el  alcalde, Claudio Lavado, quien le remite al Ministro de Energía, Diego Pardow, los antecedentes técnicos relativos a la iniciativa Construcción Sistema Domiciliario Fotovoltaico Isla Huapi Segunda Parte.

La misiva data del 29 de agosto del 2023. Millaqueo afirma que la directora de la Secretaria de Planificación Comunal  de Futrono (Secplan) es quien lleva el asunto. “Lo que hablé con ella la última vez, cuando se mandó el listado a la Seremi de Santiago para evaluar qué avances puede tener. Estamos recién en esa etapa. Hasta el momento no he tenido respuesta de cómo ha avanzado”, afirma. 

Desde la municipalidad señalan que “Isla Huapi ha vivido un aumento rápido y considerable del número de habitantes”, y que eso ha implicado que se deban tomar nuevas consideraciones en proyectos que hasta hace unos años estaban pensados para una población diferente.

Desde el Municipio de Futrono explican la situación del proyecto. “Por sugerencia del Ministerio de Energía a nivel central, la ejecución del proyecto ‘Construcción Sistema Domiciliario Fotovoltaico Isla Huapi Segunda Parte’ debe generarse a la par de los avances del proyecto de casetas sanitarias que, tal como ha sido informado a las vecinas y vecinos de Isla Huapi en reuniones y encuentros con autoridades locales y regionales, e incluso llevado ante autoridades nacionales, se encuentra, lamentablemente, con pocos avances debido a las dificultades asociadas al saneamiento de los terrenos en la isla”, afirman. 

Otro pormenor sobre el proceso, según la municipalidad, es que “Isla Huapi ha vivido un aumento rápido y considerable del número de habitantes, lo que quedó en evidencia post estallido social y pandemia por coronavirus cuando muchas personas retornaron a la isla o llegaron para vivir por primera vez en la zona. Si bien lo anterior ha traído consigo el desarrollo de nuevas oportunidades para los vecinos del sector, también ha implicado que se deban tomar nuevas consideraciones en proyectos que hasta hace tres o cuatro años atrás estaban pensados para una población diferente”.

La ley de la isla

Los vecinos -tanto los conectados a los paneles como los “colgados”- tienen una ley: no usar hervidor eléctrico. “Tenemos una maquinita que nos señala cuando se va a cortar la luz, entonces nos da como una alarma para que apaguemos todo, desconectemos todo y bajemos el consumo, para que no se nos corte”, afirma Alca, quien agrega otro pormenor: “Uno igual sigue comprando petróleo, para el generador. Porque este sistema no sirve para herramientas, entonces la gente que tiene serruchos, que tiene cepillos tiene que seguir comprando para sus herramientas, no te da el voltaje”. 

Valencia explica que estas situaciones ocurren porque este tipo de sistemas son planificados para cubrir necesidades básicas como refrigerador y horno eléctrico. “Cuando uno diseña un sistema de esos no tiene en cuenta dos cosas, algo que llaman energía y algo que llaman potencia. La energía es cuánto se va a consumir en un día por ejemplo. La potencia tiene que ver con el consumo instantáneo. Cuando llegas y conectas una sierra eléctrica, un hervidor o cosas así, son cosas de alta potencia. Si el sistema no fue diseñado para eso, se produce una caída en el voltaje”, afirma el experto, quien sostiene que para evitar estas situaciones las capacitaciones son fundamentales. 

“En el invierno es jodido. Si está lloviendo unos tres días, estamos sin luz. No se puede mirar televisión casi. Se sufre, pero igual merma harto, si está nublado unos tres días tenemos una noche entera que no hay luz”.

Maillanca es de las que cuenta con más paneles en su hogar. Pero eso tampoco la exime de un mayor consumo en un frente de mal tiempo. “En el invierno es jodido. Si está lloviendo unos tres días, estamos sin luz. No se puede mirar televisión casi. Se sufre, pero igual merma harto, si está nublado unos tres días tenemos una noche entera que no hay luz”, afirma. Confiesa que las capacitaciones que les hicieron no ayudaron mucho: “En dos o tres charlas no aprende nadie”. Cinco enchufes fueron los que quedaron instalados en cada hogar. Teresa Alca recuerda que la participación de la comunidad con el proyecto se limitó a que les preguntaron dónde querían instalar los cinco enchufes correspondientes por casa.  

Para evitar los cortes o la descarga de las baterías,  Millaqueo cree que es necesaria una central de respaldo o pasar directamente a un sistema de electrificación convencional. “Los paneles solares si bien nos han servido bastante y han sido de bastante ayuda, no son la solución. Vamos a cumplir un tiempo de 15 años con el panel y vamos a tener que postular nuevamente a otros, a otras baterías (…) el sistema eléctrico debería ser algo así como submarino, no creo que afecte el ecosistema de la isla o alrededores”. 

Energía solar
Los paneles solares en la isla tiene una duración de 15 años. Foto: Ignacio Espinoza

Una planta fotovoltaica que genere una red de distribución de energía. Para Valencia: “Esa es una alternativa. Esas soluciones en islas se pueden hacer si tienes el terreno disponible. Puedes poner ocho paneles por casas, todos los paneles juntos en ese terreno y los bancos de baterías grandes y un sistema de gestión de energía que permita que todo el pueblo tenga acceso a la electricidad”, afirma. Sobre una red que transite bajo el agua responde: “Eso es muy caro. Es inviable sobre todo para la poca gente que vive en la isla”. 

Sobre la construcción del proyecto, Saesa, la empresa a cargo, aclara que los criterios correspondieron al Gobierno Regional de Los Ríos en conjunto con el Ministerio de Energía. “La propuesta de la Empresa fue de acuerdo con las especificaciones técnicas definidas en la licitación”, afirman desde Saesa y sostienen que realizaron instancias con la comunidad para explicar en qué consistía el proyecto, su avance, puesta en servicio e incluso al final del mismo para seguimiento de funcionamiento. “En cada una de las capacitaciones se incluyeron todos los temas exigidos en las especificaciones técnicas de las bases de licitación, incluido los cuidados de utilización con electrodomésticos y maquinaria de trabajo.

Por su parte, Maillanca sostiene con tristeza que está cerca de cumplir un año de viuda. Extraña a su viejito, como le dice, que partió antes de lo que esperaba. El noticiario 24 horas de Televisión Nacional de Chile informa sobre el Club Deportivo Huachipato que obtuvo el campeonato del fútbol chileno. Reconoce que con la luz encendida y la televisión se siente menos sola. “Con los paneles las cosas mejoraron ciento por ciento. Si estuviera disconforme sería mucho”, sentencia. 

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