La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), en Cali, Colombia, terminó sin terminar. Después de dos semanas de negociaciones, la reunión del último día sobre movilización de recursos financieros fue suspendida por falta de quórum, luego de que las conversaciones se alargaran desde la noche del 1 de noviembre hasta la mañana del 2.
Emilio Spataro, asociado en Diplomacia para la Biodiversidad del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC), reconoce que la COP16 tuvo dos grandes incumplimientos.
El primero al no finalizar las negociaciones sobre la movilización de recursos. El segundo sobre la falta de planes de acción. Sólo 44 de los 196 países parte cumplieron con la presentación de sus estrategias para conservación al año 2030. Un compromiso que habían asumido desde la pasada COP15 en 2022, donde surgió el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica.
“Yo hubiera esperado mayor dinamismo en cuanto a las estrategias de cómo se iban a solucionar esos dos problemas. Por el lado positivo, creo que creció muchísimo la discusión acerca del financiamiento para la biodiversidad sobre metodologías, brechas y subsidios. Es algo que en estos dos años ha crecido mucho como eje de discusión”, apuntó Spataro.
A pesar de que para México se trató de un año de elecciones presidenciales, fue uno de los 44 países que cumplió con su plan de acción, aunque el experto de GFLAC lo ha calificado como “hecho de una forma muy laxa para cumplir el compromiso, pero no refleja realmente lo que es un informe para alinearse con el Marco Mundial”.
Durante las dos semanas siguientes, una de sus posturas de México fue impulsar la participación de pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, mujeres y jóvenes.
En el tema de financiamiento, respaldó que fueran estos grupos quienes tuvieran acceso directo al 20% del financiamiento destinado a la conservación por parte del Fondo Marco Mundial para la Diversidad Biológica (GBFF, por sus siglas en inglés).
El GBFF está alojado en el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) y es un mecanismo establecido desde 2023 para apoyar financieramente los esfuerzos de conservación de los países en desarrollo.
Particularmente para México el GBFF jugó un papel importante en esta COP16 porque permitió el lanzamiento del proyecto MEx30x30, impulsado por la SEMARNAT, para la conservación de la biodiversidad. El nombre hace referencia a la meta de proteger el 30% de los sistemas terrestres y marinos para el año 2030.
“Nos hemos traído un financiamiento muy importante, de 40 millones de dólares, que nos va a ayudar a cumplir esa meta… 30% de nuestro territorio deberá ser protegido, tanto marítimo como terrestre, y calculamos que eso nos va a costar 200 millones de dólares de aquí al 2030, pero ya traernos los primeros 40”, explicó Alicia Bárcena, la nueva titular de la SEMARNAT, en un evento tras su regreso a México de la COP16.
En términos generales, el proyecto MEx30x30 busca ser un fondo patrimonial para cinco áreas protegidas y un área dedicada voluntariamente a la conservación. De nuevo, haciendo énfasis en la colaboración con las comunidades locales e indígenas.
Desde que Bárcena fue elegida como secretaria de medio ambiente para este nuevo sexenio se ha posicionado a favor de una política de humanismo ecológico y ambiental, siendo crítica de lo que reconoce como “un modelo extractivista”.
“La única manera de cambiar este modelo de desarrollo es realmente ir al fondo, a las causas, a las raíces de lo que queremos hacer, y tomar algunas decisiones críticas como comunidad”, expresó Bárcena durante la presentación del proyecto.
Las voces de los pueblos
Wilma Esquivel Pat es una defensora maya, de Quintana Roo, al sureste de México, e integrante del Congreso Nacional Indígena (CNI). Esta fue su segunda COP de Biodiversidad y encontró varios contrastes con las cumbres de cambio climático, a las que también ha asistido.
“En realidad mi interés no es asistir porque crea en las COP, sino el estar como resistencia y escuchar a los pueblos que están para denunciar… Nos ha tocado estar en espacios donde es decepcionante ver cómo no incluyen ni piensan en los pueblos originarios”, señala la defensora.
Sobre el rol de México, Esquivel Pat dice que hay una contradicción entre los objetivos de conservación que propone el gobierno y lo que ocurre en las tierras de los pueblos originarios. Como mujer maya se ha posicionado contra la devastación ambiental del Tren Maya, megaproyecto impulsado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que seguirá ampliándose con el nuevo sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
“México es uno de los países que más firma convenios, pero en la vida real, aquí en el territorio, vemos cómo el modelo capitalista continúa con la venta de las tierras o el desarrollo de megaproyectos”, explica Esquivel Pat.
Sobre las negociaciones sobre financiamiento, considera que es complejo porque “es real que el financiamiento hace falta, pero la realidad del porqué es muy complicado y controversial acceder a esos recursos es porque no queremos legitimar el trabajo del Estado o las empresas y aceptar fondos de allí”, dice Esquivel.
Lo que queda
En la COP16 también estuvo presente el tema de áreas protegidas. Hesiquio Benítez, director de cooperación e implementación en biodiversidad de CONABIO, quien fue presidente del Grupo de Trabajo II, cerró negociaciones sobre un mecanismo para actualizar y describir áreas marinas de importancia ecológica o biológica (EBSA).
También Andrea Cruz Angón, directora de cooperación en biodiversidad de CONABIO, participó en foros sobre la inclusión de mujeres en la protección de Áreas Naturales Protegidas.
Respecto a lo que quedó pendiente, los países buscarán los mecanismos para reunirse y cerrar las negociaciones pendientes antes de la próxima COP17 que será en Armenia, en 2026. Spataro, de GFLAC, apunta que tanto los países ricos como los países en desarrollo tendrán que revisar sus compromisos. Los primeros con el cumplimiento de la movilización de recursos, y los segundos con la identificación de los subsidios dañinos.
“Hay subsidios que son perjudiciales para la naturaleza, de los cuales podría surgir muchísimo dinero que redireccionado podría impactar positivamente en la biodiversidad”, explicó Spataro.
Mientras que para Esquivel Pat lo relevante es el intercambio que también se dio alrededor de esta COP16 de Biodiversidad. “Hay diálogos, hay espacios afuera de los espacios oficiales, donde se cuestiona mucho y la gente habla sobre lo que está pasando en sus territorios”, dice.
“Yo creo que lo más hermoso fue poder encontrar a diferentes pueblos (de diferentes países), ver las experiencias que tienen y saber que no estamos solos”, concluye Esquivel Pat.