Guardianes de la biodiversidad: el rol de los pueblos indígenas amazónicos en la COP16

Entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre, se realizará la Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad (COP16) en Cali, Colombia. Es la segunda cumbre internacional de este tipo que se llevará a cabo en un país amazónico y que antecede a la COP30 de Cambio Climático que se dará en Brasil en 2025. Esto aumenta la presión sobre los liderazgos latinoamericanos y la necesidad de una mayor participación de comunidades indígenas. “Se dice que esta COP es de la gente y paz con la naturaleza, pero la verdad es que los que deciden son los Estados”, resaltan líderes indígenas.

La cosecha de raíces, como la yuca, y frutas silvestres, como la granadilla, es solo una de las tantas formas en la que los pueblos indígenas aseguran la conservación de la biodiversidad. Fany Kuiru, lideresa uitoto que creció en La Chorrera, en la Amazonía colombiana, resalta que el modo de vivir de las comunidades en armonía con la naturaleza ha sido clave para la preservación del bosque. 

“Nuestros ancestros históricamente ya venían trabajando en la conservación a través de ese relacionamiento hermanado  que hay entre los indígenas y el territorio. Para nosotros la conservación es también renovación de la especie, en donde lo más importante es que no desaparezca”, sostiene la también coordinadora general de la Coordinadora de la Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).

Como los uitoto, hay más de 500 pueblos indígenas que contribuyen a la conservación de especies en la Amazonía. Por ello, su participación será clave en la próxima cumbre de biodiversidad de Naciones Unidas, COP16, a llevarse a cabo en Colombia entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre. Este evento de importancia internacional reunirá a 196 Partes (195 países y la Unión Europea) con el objetivo de iniciar la implementación del Marco mundial Kunming-Montreal, un acuerdo sobre diversidad biológica firmado hace dos años en la COP15 y conocido como Marco Global de Biodiversidad. El mismo reconoce la importancia de los pueblos indígenas al incorporarlos en siete de sus 23 metas. 

Los pueblos indígenas protegen la Amazonía, un bioma clave en la regulación del clima global. En la foto el río de Inírida y los cerros Mavicure, en el departamento de Guainía, Colombia. Foto: Ismael Paredes / OPIAC.

Los temas claves para esta cumbre serán el financiamiento para la biodiversidad, el reparto equitativo de los beneficios obtenidos a partir de recursos genéticos y conocimientos tradicionales, y el monitoreo de la implementación de las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad, las cuales deben lograrse antes de 2030. 

Este acuerdo, además, incluye que, antes y durante la COP, los países presenten una actualización de sus Planes de Acción y Estrategias Nacionales de Biodiversidad (NBSAP, por sus siglas en inglés). Hasta la fecha, Surinam es el único país amazónico que ha presentado su actualización. En tanto, las organizaciones indígenas amazónicas demandan que los NBSAP reconozcan a sus territorios y sistemas de conocimientos como parte de la estrategia de conservación de sus países.

“Nosotros estamos planteando, al Ministerio del Ambiente de Perú, un capítulo propio de pueblos indígenas dentro de la Estrategia Nacional de Biodiversidad. Nuestros aportes tienen que ser visibles”, afirmó Tabea Casique, responsable de cambio climático de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP).

La presidencia de la cumbre, liderada por la ministra de Ambiente Susana Muhamad, ha resaltado que su trabajo en las próximas negociaciones tendrá en cuenta temas prioritarios para las comunidades. “Como presidencia entrante de la COP16, que ejerceremos durante los próximos dos años a partir de octubre, nos comprometemos a impulsar la aprobación del programa para pueblos indígenas y comunidades locales, en conjunto con las delegaciones, y a reglamentar el artículo 8(j), que reconoce las importantes funciones y contribuciones de estos pueblos y comunidades”, afirmaron a este medio.

Agenda en la COP16

El año 2024 en el que miles de hectáreas de la Amazonía se incendian y este bioma se enfrenta a una de las peores sequías en su historia, es también el año en el que, por segunda vez, líderes del mundo se reunirán en un país amazónico para negociar medidas de conservación de la biodiversidad. La primera fue en Brasil en 2006 cuando se celebró la COP8.

Uno de los principales temas a verse en la próxima COP16 será la mencionada actualización de las Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad, el principal mecanismo de los gobiernos para implementar los acuerdos adoptados en la COP15. Considerando el papel clave de las comunidades indígenas en la conservación, las organizaciones indígenas amazónicas han sostenido reuniones con sus ministerios para aportar en dicha actualización.

Por ejemplo, en Perú, Tabea, miembro del consejo directivo de AIDESEP, señaló que el Ministerio del Ambiente contrató una consultora para abordar la propuesta de los pueblos indígenas peruanos  de contar con un capítulo exclusivo sobre su rol en la conservación de la biodiversidad.

“No hay resultados hasta el momento y vamos, de todas maneras, a seguir insistiendo para que en el documento final se considere efectivamente esta propuesta del capítulo indígena”, destacó. En efecto, a menos de un mes del inicio de la COP16, solo 21 países de los 196 han presentado la actualización de sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad. Surinam es el único de la región amazónica. 

En tanto, en el país organizador de la COP16, los miembros de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC) han sostenido reuniones con el Ministerio del Ambiente con el objetivo de que sus opiniones sean incorporadas. “El proceso ha sido participativo y fue enriquecido por el conocimiento de los pueblos indígenas con nuestros posicionamientos políticos sobre el cuidado de la vida y la conservación del medio ambiente”, explicó Juan Carlos Paya, asesor de la coordinación general de la OPIAC.

Pueblos indígenas en la COP15, en Montreal, en la que lograron el reconocimiento de sus territorios y conocimientos ancestrales en siete de las 23 metas acordadas. Foto: UN Biodiversity

En septiembre, el Ministerio del Ambiente de Colombia presentó una propuesta con las que serán las seis principales metas de su próximo Plan de Acción de Biodiversidad. Dos de ellas mencionan de manera explícita la importancia de las comunidades indígenas y locales en la conservación.

La meta 1 plantea incluir 19 millones de hectáreas con pérdida de integridad ecológica como parte de los instrumentos de planeación con criterios de biodiversidad y adaptación climática. Aquí se menciona que las acciones a adoptarse “reconocerán los derechos a pueblos indígenas, comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras, raizales y campesinas”. La otra meta que incorpora a estas comunidades es la meta 5 que propone la conservación del 34% del territorio bajo diferentes sistemas de conservación, que incluye a los territorios indígenas.

Al igual que en Perú, las organizaciones indígenas amazónicas colombianas están a la espera de que sus aportes sean incorporados en el plan de acción a presentar en la cumbre internacional. “Vemos con buena expectativa el posicionamiento que lleva el país en materia reconocimiento de derechos”, indicó Juan Carlos.

Un segundo tema clave en esta cumbre es el de la movilización de fondos para la biodiversidad. La implementación del Marco Global de Biodiversidad requiere dinero que ha sido estimado en, al menos, 700 mil millones de dólares por año. De estos, 200 mil millones serán destinados a ejecutar las estrategias y planes de acción nacionales.  

La importancia de los pueblos indígenas en este tema ha sido resaltada en la Asamblea del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, en agosto del año pasado. Allí se creó el Fondo del Marco Global para la Biodiversidad y se acordó que el 20% de los fondos serán destinados a iniciativas de los pueblos indígenas.

Aunque ese es un avance importante, Helcio Souza, coordinador de la estrategia de los territorios indígenas de The Nature Conservancy Brasil, destacó que, durante la COP16, se deberán definir mecanismos financieros que aseguren que esos fondos lleguen a los pueblos indígenas de forma directa. “Los indígenas están trayendo para la mesa de negociación sus mecanismos propios para que sustenten sus planes de gestión del territorio”, explicó.

Fany Kuiru, coordinadora general de la Coica, enfatiza en que los pueblos indígenas inciden en las negociaciones pero los Estados son los que deciden. Foto: UN Biodiversity

Con ello concuerda Fany, lideresa de COICA, que resaltó que una de las principales luchas consiste en el financiamiento directo a las comunidades. “Hemos creado (en 2018) el Fondo Indígena Amazonía para la Vida con el Banco Interamericano de Desarrollo para que los fondos para pueblos indígenas lleguen directamente al territorio donde están las manos que son las que cuidan el territorio y son las que cuidan la biodiversidad”,  añadió.

Por último, un tercer tema que se abordará es el de la reglamentación del artículo 8(j). El mismo reconoce los aportes de los pueblos indígenas y las comunidades locales como guardianes de la biodiversidad. Sin embargo, la discusión se ha detenido en el debate sobre si se decide agrupar o no a los  pueblos indígenas y las comunidades locales. 

“La búsqueda de consenso en este tema es fundamental para asegurar que la reglamentación del artículo 8(j) refleje adecuadamente las contribuciones y derechos de estos grupos en la conservación de la biodiversidad. Pero, de nuevo, Colombia reitera la necesidad de avanzar en los puntos en los que haga falta debate para definir con urgencia las acciones que permitan a las Partes cumplir con lo establecido en el Marco”, informó, por escrito, la presidencia de la COP16.

La reglamentación del artículo 8(j) será clave, además, para la creación de un mecanismo multilateral para el reparto justo y equitativo de los beneficios obtenidos al usar información digital sobre secuencias de recursos genéticos. Este hace referencia a la repartición de los beneficios monetarios y no monetarios provenientes de productos obtenidos a partir de recursos biológicos y conocimientos ancestrales.

“Hay una injusticia con los pueblos indígenas, sus recursos naturales y sus sistemas de conocimiento que han sido utilizados en productos cosméticos, de medicina y, también, en alimentos procesados, como jugos y pulpas de frutas. Todo eso que hoy se usa en el mundo no indígena, por ejemplo en algunos restaurantes, parte de nuestros conocimientos sobre qué alimentos son comestibles y cuáles no”, destacó Fany.

Retumbando en la COP16

La participación de los pueblos indígenas amazónicos ha cambiado a lo largo del tiempo. Tabea contó que, por primera vez, AIDESEP tendrá una delegación de 30 personas. “Recién vamos a participar masivamente. La primera vez que asistimos a una COP de Biodiversidad fue hace dos años en Montreal donde fui junto a un representante de la base regional”, precisó. 

Tabea Casique, líder indígena peruana, resalta que esperan que el nuevo Plan de Acción de Biodiversidad de Perú contenga un capítulo indígena. Foto: Aidesep

La participación de las organizaciones indígenas no solo ha crecido en cantidad, sino que su nivel de incidencia ha aumentado. “Los pueblos indígenas de la Amazonía son uno de los grupos más influyentes en las negociaciones de la Convención de Biodiversidad”, resaltó Helcio

El especialista explicó que, tradicionalmente, los pueblos indígenas han participado en las COP como observadores, pero cada vez más forman parte de las delegaciones nacionales que negocian.

“En el caso de Brasil, por ejemplo que es un país importante en las negociaciones así como Colombia, los indígenas de la Amazonia hoy ocupan un espacio importante dentro del Gobierno Federal. Tenemos una ministra de los Pueblos Indígenas que es indígena y también dentro de los viceministerios de medioambiente, hay personas que tienen una relación cercana con las comunidades tradicionales e indígenas. La propia ministra Marina Silva viene de una comunidad”, contó.

Además, el hecho de que la presidencia de la COP16 sea en un país amazónico podría marcar una diferencia. Juan Carlos contó que el Gobierno nacional les ha prometido que una delegación de la OPIAC formará parte del grupo negociador de Colombia y que el coordinador general de esta organización, Oswaldo Muca, participará como asesor de la presidencia de la COP. “Ese es el compromiso que tenemos y que estamos esperando a que se materialice”, enfatizó.

El antropólogo Helcio destacó, además, que la articulación entre los indígenas de la Amazonía, de África y de Oceanía ha dado lugar a una mayor participación de los pueblos indígenas en estos eventos internacionales. 

“Ahora es posible percibir a los pueblos de la Amazonía actuando a los diferentes niveles: en la delegación de sus países, en las plenarias de la convención, hay delegados especializados que hacen incidencia en la cúpula de la Convención sobre Diversidad Biológica. Además, se reúnen con los presidentes de la Convención y de la COP, y también con el sector privado”, detalló.

Esta cumbre internacional, además, contará por primera vez con una Zona Verde, conocida como el área destinada a las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades. En comparación con la Zona Azul, en la que se llevan a cabo las negociaciones entre las delegaciones de las 196 partes. La presidencia ha resaltado que el principal motivo para instaurar este nuevo espacio es poder fomentar colisiones y alianzas entre la sociedad civil, promover la educación ambiental y la movilización ciudadana y que todo ello influya en las negociaciones de los países. 

“En los meses previos a la COP, hemos formado alianzas para que en la Zona Verde se generen momentos de reflexión democrática y toma de decisiones de movilización social. Estos insumos se llevarán a los foros oficiales de la Zona Azul, donde los negociadores podrán escucharlos”, afirmó a este medio la presidenta de la COP16, Susana Muhamad.  

Sin embargo, la lideresa Fany resaltó que aunque tengan muchos eventos paralelos, el principal rol de los pueblos indígenas en la cumbre internacional es el de incidir en las negociaciones para que sean justas y equitativas, porque ellos no toman las decisiones finales. “Se dice que esta COP es de la gente y paz con la naturaleza, pero la verdad es que los que deciden son los Estados”, subrayó.

Rol clave

Alrededor del mundo hay más de 5.000 comunidades indígenas que viven en 90 países. Durante años, se ha resaltado su rol en la conservación de la diversidad biológica. Una cifra popularmente  usada, incluso por la Organización de las Naciones Unidas, refiere que los territorios indígenas protegen el 80% de la biodiversidad del mundo. 

Sin embargo, este dato fue desestimado, recientemente, en un artículo publicado en la revista Nature. “La afirmación del 80% se basa en dos supuestos: que la biodiversidad se puede dividir en unidades contables y que estas se pueden cartografiar espacialmente a nivel mundial. Ninguna de las dos proezas es posible”, concluyeron. 

Lo que los autores no niegan es el papel clave de estas comunidades y sus modos de vida en la protección de la biodiversidad. “La comunidad conservacionista global debe abandonar la afirmación del 80% y, en cambio, reconocer de manera integral el papel crucial que desempeñan los pueblos indígenas en la administración de sus tierras y mares, y debe hacerlo sobre la base de la evidencia ya disponible”, aclararon.

Los pueblos indígenas amazónicos son solo una porción de los más de 470 millones de indígenas que hay en el mundo (6,2% de la población mundial), pero protegen un bioma clave en la regulación del clima global: la Amazonía.

Los territorios amazónicos acumulan sobre su suelo 24,5 gigatoneladas de carbono y, de esta forma, sirven como una defensa contra el cambio climático. “Los territorios indígenas demarcados tienen significativamente menos deforestación en comparación con tierras no reconocidas”, resaltaron investigadores del Panel Científico para la Amazonía.

En efecto, un estudio, publicado en 2022, evidenció que las tierras sin ningún reconocimiento en la Amazonía presentaron una transformación del 33%. Esa cifra es notablemente superior a las registradas en las áreas protegidas y los territorios indígenas: 6% y 4%, de forma respectiva.  

Por ello, Fany resalta la importancia de que ambos sistemas de conocimiento (el occidental de las áreas protegidas y el de los pueblos indígenas) trabajen en colaboración. “Estas dos ciencias deben entrar a dialogar para sacar los mejores insumos para conservar la biodiversidad. Aquí es responsabilidad de todos. Todo lo que nos conduzca a mantener los ecosistemas y evitar que las especies sigan desapareciendo es valioso”, subrayó.

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