A veces, el periodismo no solo cuenta una historia: la ayuda a trascender territorios y formatos. Eso ocurrió con Clarena y el mar, un episodio del podcast Micrófono Climático producido por la periodista Angie Serna con el apoyo de Climate Tracker LATAM y la Fundación Heinrich Böll – oficina Bogotá. Lo que comenzó como el retrato sonoro de una mujer wayuu frente a la erosión costera en La Guajira, terminó posicionando el caso de su comunidad ante tribunales y audiencias internacionales.
En octubre de 2023, durante el preestreno del episodio en Bogotá, una de las asistentes se conmovió profundamente con la historia. Era Érika Castro, abogada ambiental y entonces directora del Centro Latinoamericano de Estudios Ambientales (CELEAM). Escuchar el testimonio de Clarena la impactó: “Me conmoví mucho (…). No es lo mismo que un testimonio judicial, tiene una emocionalidad distinta para comunicarlo”.

Érika llevaba más de una década trabajando la relación entre movilidad humana y cambio climático, pero sentía que los litigios no siempre lograban trascender. “No había llegado a la conclusión que ahora tengo: cuando se trabaja con periodistas es mucho mejor. Hay otras miradas, otros procesos”, señaló recientemente en una sesión de aprendizaje con nuestra comunidad de fellows.
Después del evento, buscó a Angie Serna: “Le dije: oye, yo quedé impactada con tu caso. Reunámonos. Hablemos (…). Yo no tengo dinero, pero este caso lo llevo. Ese trabajo periodístico me vinculó emocionalmente (…), no era como un tema más”. De regreso a Medellín, compartió el episodio con su equipo: “Vamos a escuchar este podcast (…). Esta periodista logró captar lo que nosotros todavía no habíamos llevado a los tribunales: la tragedia humana que implica”.
El impacto fue tangible. Gracias al acompañamiento del CELEAM, Clarena pudo presentar su testimonio en una audiencia temática ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Además, se interpuso una acción constitucional ante el Consejo de Estado de Colombia —el máximo tribunal administrativo del país— que, si bien no falló a favor de la comunidad, obligó a los tribunales locales a reconocer las graves violaciones de derechos humanos provocadas por la erosión costera.

Para Érika, la articulación entre periodismo, derecho y ciencia fue determinante. En su experiencia, las ciencias jurídicas y ambientales tienden a enfocarse en lo técnico, pero los periodistas aportan otra capa esencial: “logran las conexiones, los detalles claves, las interrelaciones… puntos que nosotros no tenemos en cuenta y que vienen siendo muy claves dentro del proceso judicial”. Desde su perspectiva, cuando estas disciplinas trabajan de forma integrada, se construyen mejores casos y argumentaciones.
También remarcó que el periodismo tiene una capacidad única: comunicar con humanidad. Para ella, la fuerza narrativa del periodismo —esa que nace de las voces, de los relatos, de lo vivido— es lo que realmente permite que las personas comprendan lo que está en juego. “Sin ustedes no es posible lograr las transformaciones. (…) Son los periodistas, los medios, los que logran poner en la opinión y en la agenda pública los asuntos”, afirmó.
La historia de Clarena también se abrió paso en medios nacionales e internacionales como El País, Vorágine, Mongabay y Baudó AP, posicionando la erosión costera como una amenaza urgente para comunidades como la de Clarena.
Hoy, Érika Castro es Defensora Delegada para Derechos Colectivos y del Ambiente en la Defensoría del Pueblo en Colombia. Su afinidad con este caso —y su reconocimiento del poder del periodismo— han contribuido a mantener viva la historia y ampliar su impacto.
Clarena y el mar nos recuerda que el periodismo climático no siempre termina cuando se apaga el micrófono. A veces, es justo ahí cuando comienza su verdadero recorrido.
Esta historia forma parte de la temporada Después del daño, producida en el marco del programa “La crisis ya está en los territorios”, desarrollado por Climate Tracker LATAM y la Fundación Heinrich Böll, oficina Bogotá.