El punto de encuentro fue la Plaza de Armas de Penco, en la Región del Biobío. Poco a poco los vecinos, con lienzos y carteles, se aglomeraban junto a la pileta. El sol brillaba sobre los niños y adultos que gritaban a todo pulmón.
– “Fuera, fuera, fuera la minera”.
Una mujer inquieta paseaba por la plaza entregando panfletos. Es alta, de pelo oscuro, casi negro, mezclado con un rojo brillante. Lleva una polera de la banda de anarkopunk “Ecosidio”, originaria de Talcahuano, que deja ver los tatuajes de su brazo. Ella es Camila Arriagada González (37), activista medioambiental y defensora de la tierra.
El jaleo de la plaza contrasta con la tranquilidad del mar que abraza la costanera de la ciudad. A eso de las cinco de la tarde, los manifestantes comienzan el recorrido por el centro de Penco. Convocada por la unión comunal de juntas de vecinos y las organizaciones sociales de la zona, el objetivo es manifestarse contra el proyecto minero de tierras raras de la empresa canadiense Aclara.
Tras un lienzo de Julia Chuñil y Macarena Valdés, se distingue el vozarrón de Camila.
– “De norte a sur, de este a oeste, daremos la pelea cueste lo que cueste”.
La activista por años ha alertado por los daños irreversibles que tendrá para los ecosistemas, recursos hídricos y calidad de vida de los pobladores. “Hay faenas mineras que están dentro del proyecto que estarían a menos de dos kilómetros de algunas poblaciones, en el sector de Penco Chico”, dice Camila. La activista también explica que de una tonelada de tierra se saca menos de un kilogramo de lantánidos, por lo tanto, le preocupa la contaminación por polución de las grandes excavaciones, que afectará directamente a las personas y a la cuenca del río Penco.
La iniciativa contempla una inversión de 130 millones de dólares para la construcción y operación de una faena minera, además de una planta de procesamiento. Estiman poder procesar con ello 3.100 toneladas al año de concentrado húmedo de tierras raras.
El teléfono celular o el computador que usas para leer esto no existiría sin tierras raras. Las máquinas de resonancia de los recintos de salud contienen tierras raras. Los autos eléctricos y turbinas eólicas requieren de tierras raras para funcionar. Son un conjunto de 17 elementos químicos de nombres impronunciables (lantano, cerio, praseodimio, entre otros), tipificados dentro de los llamados minerales críticos para la transición energética y la descarbonización de las economías.
José Cabello es geólogo de la Universidad de Chile y persona competente según la ley chilena, es decir, que está autorizado para firmar informes y reportes públicos sobre los recursos y reservas mineras. José explica que las tierras raras tienen un alto valor económico y también estratégico. Chile es un país líder en minería, pero “en el caso de que Chile llegue a producir tierras raras, debe hacerlo de una forma sustentable”, dice José. El geólogo señala que es importante que la ciudadanía esté atenta a este tipo de proyectos, para fiscalizar las promesas que las empresas hacen en el papel.
A través de un proceso de “extracción circular de minerales”, explica Nelson Donoso, gerente general de Aclara, se busca cambiar el paradigma de la minería de tierras raras a nivel global, con un proceso que consiste en la extracción de arcillas iónicas procesadas en circuitos cerrados, permitiendo recircular el agua y aditivos utilizados. Posteriormente, las arcillas son lavadas, devueltas al terreno y revegetadas con especies nativas.
Casi al final del recorrido autorizado por la municipalidad, Camila con un grupo se desvían para manifestarse frente a la “Casa Aclara”, ubicada en Las Heras #565. En eso uno de los funcionarios municipales se acerca a ella para gritarle y exigirle que saliera del lugar. Ella grita de vuelta. Sus cuerpos se acercan y carabineros debe intervenir para separarlos.
Más tranquila, en la pileta de la plaza, afina su guitarra. Se prepara para subir al escenario. “El evento de hoy fue super emotivo, nostálgico. Reencontrarme con los vecinos, los compañeros. Con don Arnoldo, especialmente, con quien tengo un vínculo muy bonito, muy fuerte”, dice Camila.
La juventud entregada a la lucha contra Octopus
Hace más de once años, en una cancha de básquetbol en la población Desiderio Guzmán, un grupo juvenil organizó una tocata. Eléctrica, Camila se movía de un lado a otro para que el evento saliera a la perfección. Preocupada por los micrófonos, cables y parlantes, conoció a Arnoldo Cárcamo, quien subió al escenario para recitar la música de Quelentaro, grupo de folclore chileno fundado en 1964.
“Este viejo es bacán, que bueno que vino”, pensó Camila.
Desde ese día se hicieron inseparables. Arnoldo la invitó a participar de la Coordinadora Penco – Lirquén, movimiento territorial que en ese momento se levantaba en contra del Terminal GNL Penco-Lirquén, conocido como “Octopus”, un proyecto energético que contempla la construcción de un terminal marítimo en la bahía de Concepción para la recepción, almacenamiento y regasificación de gas natural licuado.
Desde ese día y hasta que la Coordinadora se quebró, Camila fue la vocera: “Ella siempre se entregó por completo. Perdió parte de su juventud por ese movimiento, le dedicó muchos años. Siempre presente en las asambleas y las marchas. Consiguiendo un instrumento, un músico. Algunos líderes son de barro, pero Camila es una mujer de hierro”, dice Arnoldo.
En 2019, el último año de actividad de la Coordinadora, presentaron un recurso administrativo para poner término anticipado a la evaluación ambiental del “Proyecto BioLantánidos”, uno de las tantas iniciativas que desfiló por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) para la extracción de tierras raras en Penco. Este proyecto se ubicaba en las cercanías del Fundo El Cabrito y pertenecía al fondo Larraín-Vial.
Los dirigentes denunciaban falta de información de los alcances que tendría la intervención en la zona respecto a la extracción de agua y manejo de residuos. En ese momento, Camila criticó el proceso de participación ciudadana, por no permitir el “diálogo ni el debate”.
En marzo de 2022, el proyecto renombrado “Módulo Penco”, parte de Aclara Resources con Hochschild Mining como principal socio, retiró la iniciativa del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, “con el objetivo de potenciar el proyecto y tener el tiempo adicional necesario para abordar, plenamente, los nuevos desafíos surgidos durante las últimas etapas del proceso de evaluación”, según comunicó la empresa. Esto ocurrió un mes después de que, a través de una consulta ciudadana, con una participación histórica de más de 7.400 personas, se rechazara el proyecto con el 99% de los votos.
En ese momento, Camila ya militaba en Igualdad, partido que se define como antineoliberal y feminista de izquierda. Una decisión que tuvo la bendición de Arnoldo, pero que, sin embargo, es una forma de lucha de “escritorio” que no comparte: “La lucha sigue. Ya no es lo mismo sin ella. Esa no es su esencia, lo que somos nosotros, que es la calle”, señala Arnoldo.
Apoyada por el partido, Camila postuló para ser diputada del distrito 20 por la lista D78 en las elecciones parlamentarias de este año. Bajo el lema “De la lucha territorial al Congreso Nacional”, prometía representar a las voces de las comunidades y organizaciones sociales. Sin embargo, con más de 5100 votos, quedó fuera del Congreso.
Acordeones y guitarras la vieron crecer
El bichito del activismo le picó a Camila en el año 2011, mientras estudiaba pedagogía en música en la Universidad de Concepción. En esos años, rugía con fuerza el movimiento estudiantil a lo largo del país, que exigía al gobierno de Sebastián Piñera una reforma educativa de fondo. Las movilizaciones, que eran protagonizadas por alumnos secundarios y universitarios, tenían un fuerte respaldo de los profesores, organizaciones sociales y sindicales.
Entrar a estudiar música es un camino que Camila tenía pavimentado desde pequeña, explica su mamá, Yasna González, quien canta y toca guitarra en la parroquia Divino Redentor de Penco. En esa iglesia, ubicada en los conjuntos habitacionales de la fábrica azucarera CRAV, Camila hizo su primera comunión y fue bautizada.
“La música viene de la bisabuela de la Cami. La Laurita, ella tocaba guitarra traspuesta, que es la guitarra que se toca en los campos, que tocan las cantoras”, cuenta Yasna. La Navidad, los cumpleaños, el Año Nuevo y todas las fiestas familiares tenían un número musical donde Camila cantaba mientras sus tíos tocaban los acordeones. “Para mí fue una cosa maravillosa cuando supe que Camila quería estudiar música”, dice Yasna, a quien el sentimiento de orgullo se le mezclaba con temor al ver a su hija entre las ollas comunes, paros y tomas de la universidad.
Por siete meses el departamento de música de la Facultad de Educación fue tomado por los estudiantes, quienes perdieron el año académico. Camila, quien era vocera de su facultad, explica que en su carrera tenía muchos compañeros que venían de localidades rurales, como Curanilahue y Carampangue, a quienes les costaba pagar desde la pensión hasta las fotocopias: “Ahí aprendí que la ruralidad no es solamente campesina, también es mapuche”, dice Camila.
Ese mismo año, mientras Camila y sus compañeros dormían en las dependencias de la universidad, a Martín Marquardt, geólogo de la Universidad de Concepción, le quitaba el sueño un seminario de tierras raras al que había asistido en Estados Unidos. En el evento, un expositor japonés explicó las diferencias entre los lantánidos que se extraen de las rocas y aquellos que están en arcillas. Marquardt pensó en los suelos arcillosos de Concepción y comenzó el trabajo de exploración.
Tras la consulta ciudadana en 2022, comenzó un proceso de Participación Ciudadana Anticipada, explica Fernando Illanes, gerente de Asuntos Corporativos y Valor de Aclara. Proceso a través del cual se hicieron encuestas y encuentros para modificar algunos de los aspectos más polémicos del proyecto, como por ejemplo, el uso de las aguas del estero Penco y El Cabrito: “Si el mundo quiere descarbonización, debe ser de manera justa con el territorio”, dice Fernando.
Así, en 2023 ingresó un nuevo Estudio de Impacto Ambiental, donde según señalaba la empresa, se utilizaría un proceso único que no utiliza explosivos, molienda ni chancado; sin relaves y que se abastece 100% de aguas recicladas, sin tocar los esteros de Penco. Sin embargo, en julio de ese año, el SEA decidió poner término anticipado al proyecto, debido a la existencia de áreas de bosque nativo con presencia de naranjillo (Citronella mucronata), catalogada como vulnerable y que serán intervenidas por partes y obras no identificadas en el proyecto.
Pero la Minera Aclara fue por la revancha y en 2024 ingresó un nuevo proyecto, esta vez bajo el nombre de “Proyecto de Desarrollo Minero de Extracción de Arcillas para Producción de Concentrado de Tierras Raras”, que promete “el uso de aguas 100% recicladas, la revegetación con especies nativas y la generación estimada de más de 2.000 puestos de trabajo directos e indirectos”. Así, el pasado 10 de octubre, la empresa respondió las 206 observaciones de la autoridad ambiental de parte de 16 entidades, con una Adenda Complementaria.
“Nosotros no estamos conformes con la respuesta del titular. Este proyecto viene de 2018 y es el mismo a la fecha. Todos esos procesos en los que ha sido retirado y rechazado es porque genera un daño a los ecosistemas y biodiversidad. Nosotros promovemos la inversión privada, pero de manera sustentable”, explica Rodrigo Vera, alcalde de Penco.
Tras la presentación de la Adenda Complementaria, Camila espera que el Servicio de Evaluación Ambiental pueda detectar otras irregularidades y deficiencias técnicas para que el proyecto sea nuevamente desistido del proceso de evaluación ambiental.
Los desafíos de llevar la lucha territorial al Consejo Regional
La entrada al fundo Coihueco, donde se busca emplazar la planta de procesos del proyecto, está a unos pasos de un Centro de Salud Familiar (Cesfam), un colegio y un jardín infantil. Relmu Color junto al colectivo Keule Resiste pintaron un mural en rechazo al proyecto. Un chucao, una guiña y un pudú se asoman entre las nubes verde-agua, son animales nativos que viven en los bosques de Penco.
“El flujo de camiones sacando las grandes toneladas de tierra constantemente sí van a tener afectaciones en todo el entorno de la flora y fauna”, dice Camila. En esos bosques, explica, hay un árbol llamado queule que es de lento crecimiento y que se puede encontrar en la zona centro-sur de Chile, principalmente, en la cordillera de Nahuelbuta: “Si bien la empresa dice que no va a cortar árboles nativos, van a estar a menos de 300 metros del bosque de queule”.
A menos de 20 minutos a pie está el Queen Elizabeth School, colegio donde Camila realizó su educación básica. Su abuela materna, Carmen, era profesora de castellano de ese establecimiento y cuando estaba en segundo le enseñó a declamar poesía. La llevaba a encuentros poéticos en otros colegios, donde Camila se paraba frente al público a interpretar poemas que aún recuerda, como “La maestra” de Héctor Gagliardi.
Quienes la conocen la describen como una mujer sumamente sensible, a quien le repercuten los dolores ajenos, “como una esponjita que se impregna de lo que le pasa a los demás”, dice su mamá. “Con mi abuela aprendí de memoria, lenguaje y esa sensibilidad que hoy me caracteriza. Me gusta mucho, conecto con la gente que tiene esa sensibilidad artística y literaria, y eso viene de ella, mucho de ella”, explica Camila.
Hace un año y medio la poesía también la llevó a guitarrear en el lanzamiento del primer poemario de Paulo Cuello, titulado “Todos los hijos del mundo”, en la editorial El Taller del Libro de Concepción. Se enamoraron rápido, se estaban esperando, cuentan ellos. A los pocos meses decidieron vivir y criar juntos a los tres hijos de Paulo, con quienes Camila juega, los abraza y les regala su música. “La Cami es super nanay. Es una mujer sensible, que también ve lo político y medioambiental con esa sensibilidad. Tienes que tener eso para involucrarte con los vecinos, reírte y conversar con ellos”.
Los vecinos la llevaron a ser electa como consejera regional en el periodo 2022-2025, donde aprendió de administración pública y, además, a “agarrar cuero de chancho”. Para Camila no fue fácil buscar la validación de la clase política: “Yo era la cabra chica rebelde, que gritaba en contra de la minera”. Tuvo incluso que cambiar hasta su apariencia física, ir de traje y peinada para que la tomaran en cuenta.
Fue durante ese periodo que el Consejo Regional sancionó a Camila tras un altercado que tuvo con Aclara. Fue en Lirquén, un encuentro informativo entre la empresa y los pescadores, explica Virna Díaz, amiga de Camila, donde un grupo opositor al proyecto fue a manifestarse. Durante la intervención, las mesas abarrotadas de galletas, jugo y mote con huesillo, volaron por los aires. Gritos iban y venían. Hasta un combo le llegó a la exconsejera. El alboroto terminó con la llegada de los marinos y ambas fueron a constatar lesiones.
Virna y Camila se conocieron en la Coordinadora Penco-Lirquén: “Yo era una simple vendedora, dueña de casa. Al incorporarme a la lucha, lo primero que hice fue apagar la tele en mi casa. Y como empecé a conocer feministas, veganas y vegetarianas, saqué el azúcar también de mi casa”. En ese espacio, Camila fue quien la hizo sentir parte del movimiento, asignándole tareas y transmitiendo su conocimiento.
¿Dónde está Julia Chuñil?
Fue Virna quien acompañó a Camila en sus momentos más difíciles y estuvo a su lado cuando Aclara presentó un recurso de protección contra Camila y Arnoldo, a quienes apuntaban como administradores de las cuentas de Instagram y Facebook de la organización Keule Resiste. A través de la acción judicial exigían, entre otras cosas, borrar todo el contenido publicado en descrédito de Aclara y de las personas individualizadas “injustamente aludidas”. Pero tras cuatro meses de intensa batalla judicial, finalmente la Corte Suprema emitió un fallo en el que rechazó el recurso.
De la noche a la mañana, Penco se situó – de cierta forma – en medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Según el último reporte de Perspectivas Mundiales de los Minerales Críticos de la Agencia Internacional de Energía de 2025, el suministro de tierras raras magnéticas sigue siendo uno de los menos diversificados geográficamente, donde China representa el 60% de la producción mundial y el 91% de la refinación. Así, Xi Jinping usó su dominio sobre el suministro global como medida de presión en su disputa con Donald Trump.
Reinaldo Baltazar, gerente de Estudios de la Sociedad Nacional de Minería, explica que Vietnam es otro país que lidera la producción de estos elementos en Asia, seguido por Brasil en América del Sur. En el caso de Chile, existe una oportunidad en esta materia, pero aún hay importantes barreras regulatorias: “Este tipo de demoras resta competitividad a nuestro país frente a otros destinos de inversión y limita la posibilidad de diversificar nuestra matriz productiva hacia industrias estratégicas de alto valor”, dice Reinaldo.
Actualmente, Chile trabaja en una Estrategia Nacional de Minerales Críticos, que tiene como objetivo orientar de manera coordinada las políticas públicas, la inversión y la innovación en torno a los minerales que serán claves para el desarrollo futuro. En esa línea, desde el Ministerio de Minería explican que “la estrategia busca que Chile consolide su rol como proveedor confiable y responsable, diversificando su producción, impulsando encadenamientos locales y fortaleciendo la responsabilidad ambiental y social de la minería”.
En paralelo, al caminar por las calles de la ciudad costera, se ve en las murallas que los pencones claman por la protección de los humedales, un Penco sin mineras y justicia para Julia Chuñil, defensora de 73 años que buscaba proteger el bosque nativo como presidenta de la comunidad indígena Putreguel de Máfil y quien lleva más de un año desaparecida.
Hace unos días, el Comité de Apoyo a la Aplicación y el Cumplimiento del Acuerdo de Escazú instó a Chile a proteger a la familia de Julia y confirmó un “riesgo razonable” para su núcleo inmediato. Este es el primer tratado ambiental de América Latina que contiene disposiciones específicas sobre la protección de activistas. Según la Fundación Escazú Ahora,en 2023 se registraron en Chile amenazas contra 20 defensores ambientales, de los cuales el 65% son mujeres.
“Por el caso de Julia he llorado muchas veces, siento frustración y abandono, porque es tan puro el sentimiento de querer la tierra. ¿Y cómo se explica eso? Es tan difícil explicarle a alguien que uno ama estar al lado del mar, que me encanta comer mariscos, que me gusta bañarme en el río”, dice Camila, quien admite que ha sentido temor de que pudiese pasarle algo a ella o sus familiares.
“Nosotros no estamos en contra del progreso económico”, dice Camila. Ella explica que el cambio de matriz energética debe hacerse necesariamente en base a una planificación que considere instrumentos de planificación territorial. “La fiscalización y la normativa es muy débil en torno a los impactos que generan este tipo de industrias, entonces, es importante considerar las visiones de las personas que habitan los territorios y las zonas de conservación de biodiversidad”.