La paralización del Parque Eólico La Guajira refleja el desinterés por las energías renovables en Venezuela

El Parque Eólico La Guajira aportaría 10 mil megavatios al Sistema Eléctrico Nacional. A 13 años de su construcción, aún no se establecen responsabilidades por el abandono y desmantelamiento de un proyecto que costó más de 200 millones de dólares. Varias comunidades de la zona no tienen acceso a energía, mientras el estado Zulia sigue apostando por combustibles contaminantes.

Yolimar Montiel es una mujer de la etnia wayuú, quien al igual que muchos venezolanos sufre por los constantes apagones. Vive en el sector El Cañito, población ubicada en el municipio Indígena Bolivariano Guajira, al norte del estado Zulia. Desde su hogar, se observa lo que queda de los aerogeneradores de un parque eólico que prometía dar una solución a la crisis eléctrica que afecta a esta región de Venezuela.

El estado Zulia está ubicado en el noroeste de Venezuela y limita con Colombia, país con el que comparte la extensa región de la Guajira. Fue en este lugar donde se inició, en 2011, la construcción del parque eólico que lleva el mismo nombre de este territorio. Este parque contempló en su primera fase la instalación de 36 aerogeneradores con una capacidad instalada de 75,6 megavatios. No obstante, para 2014 solo se habían instalado 12 de ellos y ese año la obra se paralizó.

El proyecto de construcción del Parque Eólico La Guajira quedó arruinado tras la paralización de la obra en el año 2014. Foto: Alma Rivero.

Cuando se inició la construcción del Parque Eólico La Guajira, Yolimar se llenó de esperanza, aunque no por mucho tiempo. “Una vez duramos seis años sin luz. (…) Ya estaba el parque eólico allí, pero destruido. Eso nunca funcionó”, dijo.

La paralización del Parque Eólico de La Guajira es el reflejo de cómo los proyectos de generación de energías renovables no han logrado acentuarse en una nación que aún depende de los combustibles fósiles.

El millonario proyecto

Nos adentramos por un largo camino de tierra que conduce a la instalación del parque eólico. Al llegar observamos que en medio de aquel calor abrasador, entre cerdos salvajes y ganado vacuno, están solo 10 de las 12 torres instaladas que le costaron millones de dólares al país. 

El parque eólico abarcaría 600 hectáreas en el sector Caimare Chico del municipio indígena Guajira. Foto: Alma Rivero

El 23 de abril de 2013 el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, inspeccionó las instalaciones del Parque Eólico La Guajira. Estuvo acompañado de Francisco Arias Cárdenas, quien ejercía como gobernador del Zulia, y el entonces ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón.

Durante la transmisión en vivo de dicha inspección, Maduro resaltó que la obra de generación de energía eólica daba continuidad al programa de gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez e instó a acelerar el proyecto.

“Compañeros trabajadores, les planteo este reto, yo los voy a apoyar en todo. Los recursos nos los dejó el presidente Chávez. ¿Ustedes creen que es imposible llegar a los dos mil megavatios para el 2019?”, preguntó el mandatario, tras asegurar que ese día había aprobado una inversión en divisas para acelerar el proceso y llegar a los 75 megavatios de la fase inicial.

En medio del paisaje se encuentran solo 10 de las 12 torres instaladas que le costaron millones de dólares a Venezuela. El proyecto del Parque Eólico de La Guajira fue diseñado para aportar 10 mil megavatios al Sistema Eléctrico Nacional.

El proyecto del Parque Eólico de La Guajira fue diseñado para aportar 10 mil megavatios al Sistema Eléctrico Nacional. Para tal fin, se desarrollarían 10 fases que incluían, además, la instalación de aerogeneradores costa afuera.

La adquisición de los aerogeneradores de la primera fase, dividida en dos etapas 1A y 1B, fue adjudicada a la empresa argentina Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A. (IMPSA), con una inversión de 225 millones de dólares, según la asociación civil Transparencia Venezuela. Por su parte, el gobierno nacional comisionó a la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), Petróleos de Venezuela, S.A (PDVSA) Industrial y el Ministerio de Energía Eléctrica como responsables del proyecto.

La comunidad aún espera respuestas de la empresa argentina IMPSA, como ejecutor, de Corpoelec. Foto: Alma Rivero.

Al momento de la inspección del primer mandatario se habían instalado 12 aerogeneradores, correspondientes a la Etapa 1A de la Fase I, con una capacidad instalada de 25,2 megavatios. La segunda etapa incluía el establecimiento de 24 aerogeneradores con una capacidad de generación de 50,4 megavatios. Esta no se llegó a ejecutar aunque el Presidente aprobó una nueva inversión de 178 millones de dólares.

¿Por qué solo hay 10 torres de las doce instaladas? Miguel, un residente de la comunidad, quien pidió que se resguarde su identidad, explicó: “Las otras dos torres las tumbaron y se las llevaron cuando desmantelaron el parque”.

Parque desmantelado

Actualmente, quienes ingresan a Venezuela desde la frontera colombiana de Maicao pueden observar a la orilla de la carretera parte del primer proyecto eólico del país. Solo un detalle no se percibe a lo lejos: las estructuras están vacías.

“Los aerogeneradores fueron desvalijados. Desarmaron el rotor (parte del aerogenerador que reposa en la cúspide de la torre), sacaron todas las piezas y hubo dos máquinas que incluso cayeron al piso para luego venderlas como chatarra picada”, afirmó Rafael, un técnico que trabajó con una empresa subcontratada para el izamiento y montaje de los elementos del aerogenerador. Rafael no es su verdadero nombre, al conversar con Climate Tracker pidió resguardar su identidad.

Agregó que para realizar estos actos vandálicos se necesita un nivel de experticia no propia de la delincuencia común. Expresó que “el montaje de los aerogeneradores requirió el uso de una grúa de 800 toneladas”. Esta grúa quedó en el sitio a la espera del arranque de la segunda etapa del proyecto y también fue desvalijada.

Contrabando. Las hélices de algunos aerogeneradores cayeron cuando desvalijaron las turbinas eólicas para vender sus partes como chatarra. Foto: Alma Rivero.

“Los aerogeneradores fueron desvalijados. Desarmaron el rotor (parte del aerogenerador que reposa en la cúspide de la torre), sacaron todas las piezas y hubo dos máquinas que incluso cayeron al piso para luego venderlas como chatarra picada”.

Mientras, caminamos alrededor de una de las 12 torres cuyo rotor cayó al suelo. Cada torre mide aproximadamente tres metros de diámetro y está formada por un cilindro cónico de, al menos, 80 metros de altura, por lo que cabe preguntarse cómo se desmontaron piezas de esta envergadura.

“No lo sé, tenían que ser fenómenos. En una oportunidad nos llegó un rotor con daño de fábrica y desmontarlo fue un gran problema, porque pesaba 57 toneladas”, recuerda Rafael.

En la comunidad, como un secreto a voces, cuentan cómo entraban y salían camiones del lugar que, en teoría, estaba resguardado por un comando del Ejército Nacional. Miguel comenta que “llevaron incluso equipos de oxicorte (una tecnología a base de oxígeno) para picar las torres de acero que tiraron al piso. Luego, con los demás aerogeneradores se subieron a la cima, desarmaron los rotores y se llevaron solo las partes internas”.

Al llegar al lugar, uno de los aspectos que más impacta es ver el espacio en el que se encontraba el comando del Ejército Nacional. Solo unas pocas piedras quedan de aquella instalación que parece que se hubiera querido borrar de la historia.

Ruinas. Solo quedan piedras en el lugar que reposaba el comando del Ejército Nacional encargado de resguardar el Parque Eólico La Guajira. Foto: Alma Rivero.

“Fue un crimen”

Residentes del municipio se mantienen temerosos de hablar libremente sobre el tema. Aunque muchos fueron testigos de lo que sucedía, la inacción estatal que rodeó a los hechos allí ocurridos aún causa temor. Jairo Gil, docente jubilado y residente del municipio, calificó el abandono y desmantelamiento de este proyecto como “un crimen”.

Estos actos pasaron inadvertidos para el gobierno, pero —según el técnico de la empresa de grúas— debieron involucrar a “muchas personas” que permitieran el acceso al complejo que estaba resguardado por el Ejército y la Guardia Nacional.

Rafael añade que se robaron hasta el cableado que estaba bajo tierra. Al recorrer la zona se observan huecos en lugares específicos, por lo que se presume que conocían la ubicación exacta de los tendidos eléctricos.

¿Puede considerarse este desmantelamiento como un sabotaje al sistema eléctrico? ¿Quiénes se han responsabilizado por la paralización y abandono del Parque Eólico La Guajira?

Aunque muchos fueron testigos de lo que sucedía, la inacción estatal que rodeó a los hechos allí ocurridos aún causa temor.

El presidente Maduro dijo, en 2013, que las penas al sabotaje serían las más severas, porque la “electricidad como servicio es sagrada para el pueblo venezolano”.

Por ahora, solo se conoce la detención de algunos miembros de la comunidad por tenencia de “materiales estratégicos”. Mientras tanto, continúan las dudas sobre cuáles serán los organismos responsables del proyecto que rendirán cuentas al Estado por el fracaso del Parque Eólico de La Guajira.

Climate Tracker intentó comunicarse con el Ministerio de Energía, vía redes sociales, para hacerle esa pregunta y si en algún momento continuará este proyecto, pero no se obtuvo respuesta hasta el cierre de esta edición. Tampoco se conoce una explicación pública al respecto.

Gil expuso que se han presentado a lo largo de estos años nuevos proyectos de generación de energía eólica en tres puntos diferentes del municipio Guajira. Climate Tracker consultó vía telefónica a la alcaldesa del municipio, Indira Fernández, sobre posibles proyectos de desarrollo de energías renovables, pero la autoridad no respondió los mensajes enviados por whatsapp ni las llamadas.

El interés por el carbón

Lusbi Portillo, coordinador de la ONG Sociedad Homo et Natura e integrante del Movimiento por el Parque Eólico La Guajira, dice que desde hace años se prioriza la explotación de carbón: “El lobby minero, petrolífero, carbonero y gasífero tiene parado cualquier proyecto aquí”.

Destacó el hecho de que hay mucho dinero y actores involucrados para frenar la generación de energías renovables. “Es un país petrolero, con las reservas de petróleo más grandes del mundo y el cuarto en gas; qué va a estar pensando en energías alternativas”, enfatizó.

Portillo, quien también es profesor universitario, hizo referencia a la falta de interés del gobierno regional. Mencionó que “el gobernador Arias Cárdenas estaba casado con una empresa China para construir una carboeléctrica en la mina Paso Diablo (mina de carbón ubicada al norte del estado Zulia). Fue enemigo número uno regional del parque eólico”, enfatizó.

“El lobby minero, petrolífero, carbonero y gasífero tiene parado cualquier proyecto aquí (…) Es un país petrolero, con las reservas de petróleo más grandes del mundo y el cuarto en gas; qué va a estar pensando en energías alternativas”.

Al iniciar su segundo periodo de gobierno (2013-2017), el gobernador del Zulia, Francisco Arias Cárdenas, anunció la construcción de una carboeléctrica para generar electricidad al estado. Así quedó plasmado en el Resumen Ejecutivo de la Propuesta para la conformación de Territorios Energéticamente Sustentables (TES), como alternativa al modelo de desarrollo eléctrico centralizado, facilitado a Climate Tracker por representantes del Movimiento por el Parque Eólico La Guajira. Esta propuesta se presentó en noviembre de 2015 ante quien ejercía el cargo de Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza.

Portillo explica que durante ese período, la estatal PDVSA también desarrollaba proyectos de carbón y el gobernador se sumó a esa línea. A esta acción, diferentes movimientos de protección al ambiente y a los derechos humanos hicieron frente.  Añadió que el ministro “Jesse Chacón, para sacudirse, le dijo a Arias Cárdenas que hasta que no se resolviera ese problema con los ecologistas no se podía iniciar la carboeléctrica en la mina Paso Diablo”.

A la fecha aún siguen vigentes los proyectos de carbón en Zulia, a la espera de ser ejecutados.

Falta de planeación

Algunas de las viviendas asentadas en la zona no tienen electricidad. Otras, por su parte, tienen tomas eléctricas que extendieron desde los postes principales de la Troncal del Caribe. Para sostener las conexiones utilizan troncos de árboles con los que improvisan los postes. Ese paisaje pone en evidencia la falta de planeación en este gran proyecto.

Crisis. Las comunidades del municipio Guajira, del estado Zulia, no cuentan con un sistema eléctrico bien establecido, ni con oficinas de la Corporación Eléctrica Nacional. Foto: Alma Rivero.

Alejandro López González, ingeniero eléctrico y doctor en Sostenibilidad, ha investigado de manera profunda el desarrollo de las energías renovables en Venezuela. En una entrevista ofrecida al medio de comunicación EV TV habló sobre el parque eólico y la falta de experiencia de la empresa IMPSA para la ejecución de ese proyecto. “Este modelo es un prototipo de esta empresa que, además, era el primero que hacía, el primer parque; es el modelo IWP 83”, afirmó.

Resaltó la falta de experiencia de la empresa argentina IMPSA que más tarde se declaró en default, por supuestos incumplimientos de pago por parte de Venezuela, entre otras razones. Climate Tracker intentó comunicarse, vía mail, con representantes de la empresa IMPSA —que estaría operando nuevamente, según artículos periodísticos— sin obtener respuesta de su parte.

Este asunto tampoco era nuevo para el gobierno, ya en 2015 un informe de fiscalización del proyecto, entregado ante el Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica, exponía algunas fallas presentadas durante la ejecución del parque eólico. Entre las fallas expuestas se encontró que, durante las pruebas, las unidades nunca generaron potencias superiores a 1,3 megavatios por debajo de los 2,1 megavatios previstos como capacidad nominal.

“Ahí no vemos subestaciones, ni líneas eléctricas, ni ningún tipo de obras de interconexión. Es un absurdo, yo creo, digno de un libro Guinnes, haber desarrollado un sistema de generación sin tomar en cuenta las obras de interconexión”.

Además, Corpoelec y el titular de la cartera de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, estaban en pleno conocimiento de las acciones que debían corregirse en el proceso, aunque no hubo respuesta pública sobre el caso. Este documento fue publicado en el año 2018 por el diario local Versión Final.

Rafael explicó que las líneas de alta tensión no estaban adecuadas para recibir la generación de electricidad que provenía del parque. “Por ello, era indispensable construir una subestación que sirviera de regulador del fluido eléctrico”, contó.

Al respecto, López González dijo: “Ahí no vemos subestaciones, ni líneas eléctricas, ni ningún tipo de obras de interconexión. Es un absurdo, yo creo, digno de un libro Guinnes, haber desarrollado un sistema de generación sin tomar en cuenta las obras de interconexión”.

Nuevos proyectos

El actual gobernador del Zulia, Manuel Rosales, informó, en noviembre del año pasado, durante una transmisión en vivo, que el racionamiento eléctrico en la entidad ya alcanzó los niveles de crisis humanitaria y que se necesitan “el apoyo, las alternativas y las soluciones para salir de este trance delicado”.

Para tal fin, la Gobernación del Zulia creó la Comisión para el gran acuerdo humanitario para la solución de las crisis eléctricas en el estado Zulia. El mandatario regional destacó que el eje del acuerdo humanitario es la búsqueda del financiamiento directo.

En noviembre de 2023 el ministro de Energía Eléctrica, Néstor Reverol, aseguró que la Corporación Andina de Fomento (CAF) aprobó la transferencia de fondos para la propuesta de la Comisión creada en Zulia.

¿Para qué serán destinados los recursos? Para la reactivación de un proyecto de fabricación y suministro de un cable sublacustre del Lago de Maracaibo que incluye dos circuitos a 400 kilovatios, un proyecto que, según el ministro Reverol estaba pausado desde 2017.

La Gobernación del Zulia creó la Comisión para el gran acuerdo humanitario para la solución de las crisis eléctricas en el estado Zulia.

Reverol destacó varios aspectos: el 75% de la energía eléctrica de Venezuela es energía renovable generada en la hidroeléctrica del Guri. Sin embargo, su distribución hasta el occidente del país es imposible sin el apoyo de las termoeléctricas; mencionó que el Estado está trabajando en reactivar estas termoeléctricas que, por falta de inversión, dejaron de funcionar. Además, precisó que la activación de estas termoeléctricas requiere de un alto consumo de diésel.

El titular de la cartera de Energía Eléctrica anunció que en Venezuela se mantienen conversaciones con la Alianza Internacional de Energía Solar para adquirir 2.000 mil megavatios de energía solar en el país. No obstante, en el Estado venezolano prevalece el uso de combustibles fósiles para satisfacer la demanda eléctrica.

En la reciente Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP28), el ministro del Poder Popular para el Ecosocialismo, Josué Lorca, estableció que en Venezuela se está cumpliendo con los compromisos adquiridos. Sin embargo, de acuerdo con la actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC por sus siglas en inglés), presentada en 2021, menos del 1% de la energía eléctrica del país proviene de alguna fuente eólica o solar. Otro 20% proviene de centrales termoeléctricas, cuya generación deriva de combustibles fósiles, y el resto de centrales hidroeléctricas.

Un mal recuerdo

Al igual que muchos lugareños, Yolimar no cree en las promesas de desarrollo, porque ésta solo les dejó un mal recuerdo. “No hicieron nada, ese parque eólico nunca funcionó, nunca hablaron con nosotros”, dice la mujer wayuú, mientras mira el techo de su vivienda remendado con la fibra de vidrio de las hélices de las turbinas eléctricas del desmantelado parque eólico.

Resignación. Habitantes de El Cañito utilizan parte de la fibra de vidrio de las hélices de los aerogeneradores para improvisar el techo de sus viviendas. Foto: Alma Rivero.

“Estas hélices, quedaron tiradas en el terreno porque, al ser de madera y fibra de vidrio, no eran rentables para venderlas como chatarra en Colombia”, complementa Miguel.

Al otro lado de la calle, se aprecia un pequeño bote de madera realizado con parte del caparazón del rotor. De esa manera, la embarcación les permite atravesar las lagunas que se forman con las lluvias y que les impiden acceder o salir de sus viviendas. Estos vestigios son lo único que  quedó de un proyecto que prometía más y mejor energía para las comunidades de la Guajira, y un avance en la transición energética de Venezuela que nunca vio la luz.

Las cuatro partes de la “nariz” del aerogenerador son utilizadas como botes para poder trasladarse en medio de las lagunas que se forman con las lluvias en las comunidades aledañas. Foto: Alma Rivero/ Transparencia Venezuela.

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