La actual ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, tiene una larga experiencia no solo en la ciencia, sino también en reuniones multilaterales relacionadas a temas ambientales. Para hacerse una idea, se desempeñó como investigadora y directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, también como una de las científicas chilenas redactoras en el informe del IPCC, y posteriormente como presidenta del comité científico para la COP25 en 2019.
Todo eso cambió en marzo de 2022, cuando asumió como ministra del Medio Ambiente en el gobierno de Gabriel Boric. Así pasó de los grupos de expertos/as a convertirse en una tomadora de decisión y representante de Chile en temas ambientales. En la próxima COP27, que se desarrollará en Egipto, la ministra será por primera vez la encargada de comandar las negociaciones ambientales de Chile.
– ¿Cómo ha vivido el cambio de ser una experta, presidenta del Comité Científico para la COP 25, a ser una tomadora de decisiones en esta COP 27? ¿Qué importancia le da al multilateralismo para enfrentar la crisis climática y ecológica que estamos atravesando?
Yo lo resumo en uno de los mensajes centrales del informe del IPCC, el del calentamiento de 1,5°C que dice que cada año importa y cada acción importa. El multilateralismo es la manera que tenemos de enfrentar eso. Pero cuando dice “cada acción”, significa que esto va más allá de los Estados. En el multilateralismo y en la Convención Marco, son los Estados los que negocian y se ponen de acuerdo, pero yo creo que si bien necesitamos el multilateralismo, tenemos que ir más allá de él. Eso significa que todos se tienen que involucrar, no solamente los Estados: los Estados subnacionales, el sector privado, la academia, etc.
Y en ese sentido yo creo que también nos toca a nosotros, a los científicos, involucrarnos. Evidentemente hasta ahora habíamos estado y estamos involucrados en la creación y formulación de evidencia, pero me parece que es bien importante que algunos de los que estábamos produciendo dicha evidencia, también nos vayamos a la toma de decisiones porque en esta etapa uno no solamente escucha la evidencia, sino que tiene que ponderar paralelamente una cantidad muy amplia de elementos. Yo creo que tener a alguien que entiende bien la evidencia, puede ayudar a no perder el rumbo. Siento que esa es mi fortaleza como ministra, yo sé a dónde tenemos que llegar, lo sé muy bien. La estrategia se va construyendo, de cómo llegar a donde tenemos que llegar, pero el timón tiene que ir firme en la dirección correcta que tenemos definida: lograr la resiliencia y la carbono neutralidad lo antes posible.
– ¿Cuáles son las expectativas para esta COP, considerando lo discutido en las reuniones previas, como por ejemplo, el fracaso en la Conferencia de la ONU que buscaba generar un tratado de protección global en los océanos?
Yo creo que lo importante es no olvidar el sentido de urgencia. Estamos realmente en una situación de emergencia y nunca tenemos que olvidarnos de eso. Dentro de los negociadores también yo creo que mantener a la vista la evidencia científica que se supone que está en el corazón, pero a veces parece que pierde el peso que debiera tener.
Tenemos que, entonces, con ese sentido de urgencia, entenderlo y avanzar. Estamos en una década crítica, tenemos que disminuir nuestras emisiones, pero vemos que apareció la pandemia, que apareció una guerra, y ahí entonces siempre aparecen voces que piensan que no es el momento para tomar estas decisiones. Yo creo que no debemos olvidar que, si a nosotros nos parece complicado el mundo ahora, este solamente se va a complicar más en la medida que no seamos capaces de reducir nuestras emisiones, que es la única manera que tenemos de limitar el calentamiento. Ese es el rol crítico de esta COP.
Y quisiera decir una cosa: que, para eso, el Acuerdo de París tiene un mecanismo que a mí me parece bastante brillante, de ir revisando cada cinco años el proceso para ir incrementando la ambición. Pero da la impresión de que cinco años es un tiempo demasiado largo, y de que los humanos, cuando no tenemos el deadline, dejamos las cosas para más adelante. Entonces, creo que hay que repensar el cómo logramos tener avances de verdad año a año, y que no traspasemos los avances más ambiciosos hacia años futuros.
– ¿Cómo evalúa el avance de los compromisos de financiamiento, por ejemplo, los 100 mil millones de dólares comprometidos hacia los países en desarrollo? ¿Comparte la idea que esta será la COP de pérdidas y daños?
Sin duda que las pérdidas y daños van a ser un elemento importante. Tenemos que trabajar en La Red de Santiago, esperamos que eso avance bien, pero también está claro de que el mundo completo está en una crisis económica importante. La guerra no afecta sola y directamente a Europa, sino que ha tenido consecuencias para muchos otros lugares del mundo, incluido Chile. Entonces, es importante darse cuenta de la necesidad de adaptación, o la necesidad de crear resiliencia (y que eso tiene que ser financiado), va en beneficio no solamente para el país en particular, sino que va en beneficio del mundo entero.
Esto fue también un aprendizaje de la pandemia: acá si hay una o dos piezas que no funcionan, tienen impacto sobre el mundo completo. Entonces, yo creo que tenemos que preocuparnos de que el mundo en desarrollo tenga las capacidades de generar resiliencia ante los efectos adversos del cambio climático que ya estamos viviendo, y ante las pérdidas y los daños que ya se están viviendo en muchos países.
– Trayendo un poco la discusión a Chile, ¿cuáles son las proyecciones que hay de cara a la COP27? Me refiero a qué agenda se va a impulsar. Y ¿cuáles proyecta como principales aliados, considerando el cambio de gobierno en Costa Rica, que históricamente venía siendo un aliado muy importante?
Sí, bueno, Chile es parte de una alianza de AILAC que, yo creo, es una alianza que se ha mantenido independientemente de los vaivenes de cada gobierno, así que yo creo que esa es una fortaleza importante. Espero que Colombia, ahora sí, juegue un rol más importante.
También hay harta expectación de lo que vaya a ocurrir con Brasil, que es un jugador importante y grande. Sería bueno que los países latinoamericanos encontraran puntos en común donde empujar una agenda, porque obviamente juntos vamos a tener más incidencia y más impacto.
Sería bueno que los países latinoamericanos encontraran puntos en común donde empujar una agenda
Maisa Rojas, ministra de Medio Ambiente Tuit
– ¿Cómo evalúa el desarrollo de las NDC (Contribuciones determinadas a nivel nacional) de Chile? Se espera una actualización para el 2023. Considerando que este es el primer “gobierno ecológico”, ¿se buscarán metas más ambiciosas?
Hay totalmente un compromiso a tener unas NDC más ambiciosas cuando corresponda, pero no, eso va a ser para el año 2025. O sea que durante el 2024. Yo creo que vamos muy bien porque ahora sí tenemos una institucionalidad bien robusta, porque durante este año se aprobó la Ley Marco de Cambio Climático, y esa ley es como la bajada a la legislación nacional de nuestros compromisos internacionales, así que reconoce la NDC, la estrategia climática a largo plazo, y transversaliza la problemática de cambio climático a lo ancho de todo el Estado, y no solamente del Estado central, sino que también a nivel regional y comunal. Hace vinculantes nuestros compromisos internacionales, internamente en el país, es un tremendo avance, toca ahora su implementación. El proceso de actualización de NDC está, por lo tanto, ahora con la ley, reglado y tiene un proceso participativo, etc. Entonces no es tan fácil actualizarla formalmente. Pero nosotros/as sí vamos a llegar a Egipto con algunas actualizaciones, tal como se nos pidió en Glasgow.
– ¿Y la actualización del estado de avance de la NDC ocurrirá en 2023?
Sí, el estado de avance claro que sí. El próximo año en verdad en el Global Stocktake. Nosotros/as el próximo año tenemos que entregar nuestro plan, nuestra comunicación de adaptación y vamos a tener, entonces, todos los elementos que sean necesarios para entregar un Global Stocktake exitoso.
– Pasando al plebiscito, mucha gente sostenía que de ser aprobado el proyecto de nueva Constitución Chile se habría convertido en uno de los líderes ambientales a nivel regional y mundial. En ese sentido, ¿de qué forma afecta a los compromisos ambientales e internacionales adscritos por Chile el rechazo a la nueva Constitución?
No afecta en nada. La propuesta de nueva Constitución es una propuesta muy vanguardista, muy del siglo XXI, que entendía los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad muy bien, y por tanto era en ese sentido una excelente propuesta de marco para pensar el Chile del futuro, para las próximas décadas, pero el compromiso que tiene Chile con esto, y que tiene a través de una ley, sigue intacto, y por lo tanto no hay ningún riesgo.
– En ese mismo sentido, ministra, ¿los avances en derechos de la naturaleza, bienes comunes, se van a dar por perdidos o se van a reimpulsar de todas formas a través del gobierno central?
Hay dos cosas, porque, por un lado, el proceso para una nueva Constitución sigue vigente y estoy segura de que los elementos ecológicos que tiene la propuesta, yo espero que muchos, si no todos, vayan a ser recogidos. Es una base muy importante. Y, por lo tanto, yo creo que siguen completamente vigentes.
Desde el gobierno central también se declara un gobierno ecologista, para eso tenemos varios elementos que materializan ese compromiso. Una es la Ley marco que ya tenemos; la otra es contar por fin con el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, que Chile no tiene, que es una deuda del Estado, y ahí vamos avanzando bien, así que yo espero que pronto tengamos buenas noticias con respecto a ese proyecto de ley que lleva 11 años en el Congreso, pero que ahora ya vemos con mejores ojos. Y, desde el Ministerio del Medioambiente, estamos liderando, junto con muchos otros ministerios, un proceso de transición que llamamos una Transición Socioecológica Justa, y que tiene como compromiso de llevar a Chile por este proceso de un Estado actual a uno futuro, en la cual Chile le da mayor bienestar a los chilenos y chilenas a través de enfrentar una destrucción o una degradación medioambiental que existe, a través de un proceso que es tanto social como ecológico.
– ¿Qué le diría a la ciudadanía para que se informe más en estas reuniones como la COP27 o, incluso, se decida a participar directamente como sociedad civil? Entendiendo la importancia para enfrentar la crisis climática y ecológica que atravesamos.
Quisiera reforzar este mensaje, del informe del IPCC 2018, de que cada acción cuenta. El nivel de urgencia es tan grande y la ventana de tiempo que nos queda para lograr enfrentar de manera exitosa esto es tan pequeña, que esto requiere de un alto nivel de entendimiento, de legitimidad y de consenso social, y eso significa que tienen que estar involucrados todos los actores de la sociedad, y por lo tanto, claro, tratar de seguir estos procesos es una manera de lograr ese involucramiento, porque yo creo que sin esto, simplemente no se logrará llegar a la meta, que es hacerle frente a la crisis de cambio climático y también a la de pérdida de biodiversidad.