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¿Puede Chile obtener litio sin destruir los salares del Desierto de Atacama?

El papel que juegan las baterías en la lucha por mitigar el cambio climático a nivel global exige que Chile resuelva, más a corto que a largo plazo, cómo obtener litio sin devastar los salares que ocupan el desierto más árido del mundo: Atacama, territorio de pueblos milenarios, ecosistemas únicos, paisajes imponentes y con la reserva del 52 % del “oro blanco” disponible en el planeta.

Imprescindible, a la fecha, para la fabricación de computadoras y celulares, este metal ligero es también un elemento clave para impulsar la transición hacia la electromovilidad en China y Europa: su peso y capacidad de almacenamiento lo hacen ideal para la industria de los autos eléctricos.

Pero la ventajosa posición de Chile frente a la demanda mundial de litio trae problemas que resolver: los métodos de explotación utilizados por las dos empresas presentes en el Desierto de Atacama, la chilena SQM y la estadounidense Abermale, son calificados por expertos como “primitivos” y con un costo ecosistémico demasiado alto; las comunidades locales alegan destrucción de sus fuentes de agua y con ello sus costumbres ancestrales; y la ciencia aún parece relegada a un segundo plano frente a criterios “economicistas”. 

 

EXTRACCIÓN “DEVASTADORA” Y “BARATA”

Con capitales estadounidenses, al igual que hoy, el litio se empezó a explotar en Chile hace 30 años. Desde sus inicios, explicó a Efe la Doctora en Geoquímica y académica de la Universidad de Antofagasta, Ingrid Garcés, los métodos de explotación se hicieron de manera fácil, asemejándose a la formación natural de los salares. 

Mediante un proceso de evaporación de la salmuera, luego de ser bombeada desde las profundidades del desierto y depositada en grandes piscinas a un ritmo de más de 2 mil litros por segundo, se espera que empiecen a precipitar las distintas sales y se vaya concentrando, hasta obtener el mineral una vez perdido el 95 % del agua presente en la sustancia original. 

“La producción de esta forma es muy barata porque no hay gasto en energía, solo aprovechas el sol y los vientos que van concentrando la salmuera”, comentó Garcés. “Hay mucha pérdida de agua y nadie considera el ecosistema donde, en este caso, se genera un desequilibrio hídrico”.

A diferencia de Australia, Chile no posee litio en yacimientos de roca, sino en medios acuosos. Para la doctora Garcés, se trata de un cambio radical en la forma de entender la minería. 

“No podemos tener litio si no tenemos salares saludables, aquí necesitamos hablar de huella hídrica, de minería del agua. Un salar es un ecosistema vivo. No estoy en contra de la industria, pero sí en contra de cómo se está haciendo. Hay que mirar y entender a cada uno de los actores, dentro de esta ecuación tiene que estar la empresa y el Estado, haciéndose cargo de que sus recursos no sean devastados”, declaró Garcés.

 

RIQUEZA GEOLÓGICA, ECOLÓGICA Y ANTROPOLÓGICA

Doctora en Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Chile, académica de la U. de Tarapacá y dedicada al estudio de sistemas de aguas interiores altiplánicos y de desiertos, Adriana Aranguiz relevada el valor de los salares en términos científicos, una perspectiva que “no ha sido incluida jamás” en los análisis de la industria.

Hay que entender, explicó Aranguiz a Efe, “que estas cuencas no son 100 % independientes de otras cuencas cercanas. Por ejemplo, el Salar de Tara, parte de la Reserva Nacional del Flamenco y Sitio Ramsar protegido a nivel internacional, está dentro del Triángulo del Litio (zona que comprende las reservas de Chile-Argentina-Bolivia) y, aunque quizás no sea bombeado, se comunica directamente con el Salar de Atacama a través de un flujo de agua subterráneo”.

Desde las empresas, sin embargo, se manejan las zonas de manera separada. “No sacamos nada con proteger Tara si los otros no están bajo ningún grado de protección. La evolución de la salmuera del Salar de Atacama depende directamente de la evolución de los componentes químicos que existen en los salares de más arriba”, describió Aranguiz. 

Se trata de sitios que para mantener su riqueza natural necesitan estar “saturados de agua”, es decir, con la acción de la industria minera “destruyes la estructura de todo el sistema”, dijo Aranguiz. “Lamentablemente el conocimiento basal de los salares es muy pobre, tiene muchos vacíos y no se ha podido hacer un seguimiento regular. Entonces, desconocemos la condición previa de los lugares antes de la llegada de la industria”, y por tanto se dificulta la medición de los impactos.

“Estos sitios son patrimonio geológico, ecológico, cultural y antropológico, de una riqueza brutal. Son lugares especiales para analizar la evolución de las especies porque se da de manera muy fàcil: son sistemas aislados, con factores abióticos importantes. Esta es información que se pierde”, añadió la investigadora.

 

EL POSTERGADO ROL DE LA CIENCIA

Según el Doctor en Física y director de la Red de Litio y Salares de Chile, Gonzalo Gutiérrez, 

siempre están llegando nuevos procesos de extracción que reduzcan el impacto ambiental y en las comunidades, “el problema es que el actual es sumamente barato y en la minería el punto no es lo que haga menos daño, sino lo que sea más rentable”.

Es decir, impera en la toma de decisiones un principio económico de libre mercado, aún cuando, según el informe final de la Comisión Nacional del Litio, una de las líneas de investigaciones claves para el futuro era optimizar y mejorar los sistemas de extracción en los salares del norte. 

El problema que identifica Gutiérrez es “falta de voluntad política” y, de buscarse, las mejoras tecnológicas y la innovación necesaria para reducir los impactos pueden encontrarse. 

“Hay un menú de tecnologías, pero estamos hablando de empresas depredadoras. Esto es muy distinto a la industria manufacturera, que necesita mejorar sus productos. Aquí encuentran un tesoro y aseguran un monopolio, con el único interés de sacar gran cantidad de dinero. No tiene nada que ver con los riesgos y nadie puede competir contra ti, porque vendes la materia prima”, explicó Gutiérrez.

Con estos criterios, a juicio del académico de la Universidad de Chile, se pierden oportunidades de entrar en el mundo de la tecnología de punta. “Lo que las empresas necesitan son proveedores a largo plazo, que podrían abrir sus plantas acá, no como un enclave sino que con participación local. Así, el conocimiento se queda acá y lograríamos que nuestros científicos, empresarios, técnicos y obreros entren en las primeras ligas de estos negocios”.

 

Y es que el litio abre un puente con el desarrollo de la nanotecnología, la microelectrónica y el diseño del futuro energético mediante la acumulación y el almacenamiento a gran escala. “Nos podría conectar con los problemas del siglo XXI. Tenemos una posibilidad enorme”, comentó Gutiérrez.

Este artículo es parte del proyecto Energía y Transición Justa, de FES Chile y Climate Tracker. Fue publicado originalmente en EFE el 26 de diciembre de 2020


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