Un acuerdo para proteger la vida en el planeta

Tras dos semanas de negociaciones, se adoptó el Marco Global para la Biodiversidad Kunming-Montreal, en la COP15 de Canadá, con el fin de detener y revertir la pérdida de biodiversidad. Así comienza una nueva etapa, mientras algunos apuntan a los avances, vacíos y desafíos de este acuerdo histórico.

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En el mundo se jugaron dos torneos decisivos en menos de 24 horas. Por un lado, el último partido del Mundial de Fútbol de Catar y, por el otro, la aprobación del Marco Global para la Biodiversidad Kunming-Montreal, en Canadá. Pero, para que el primero se pueda seguir desarrollando en el futuro, lo acordado en el segundo es indispensable. 

Después de dos semanas de intensas negociaciones en Montreal, los delegados de los países miembro de la Convención de Diversidad Biológica llegaron a un acuerdo sobre el contenido del marco. Este es considerado el instrumento más importante para detener y revertir la pérdida de biodiversidad hasta el 2030. 

 

Adopción del Marco global de Biodiversidad Kuming-Montreal. Foto: Convention on Biological Diversity (CBD)

La noticia fue anunciada la madrugada del 19 de diciembre del 2022, último día de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (COP15). Aunque el plenario se retrasó casi 10 horas, delegados, representantes de organizaciones de la sociedad civil, especialistas y medios se mantuvieron firmes a la espera del anuncio que marca el camino para recuperar la vida en el planeta. 

Finalmente a las 03:30, Huang Runqiu, presidente de la COP15 y ministro del Ambiente de China anunció que el Marco había sido aprobado y golpeó el mazo contra la mesa. “En mis manos está el paquete que guiará nuestro trabajo para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y es un paquete de documentos del que estamos orgullosos”, dijo Runqiu, ante el festejo y asombro de los presentes. 

Este es considerado un momento “París”, ya que muchos lo equiparan con el conocido Acuerdo de París de cambio climático. Además, ha sido definido como un marco histórico por su contenido y por el momento en el que llega.  Según estimaciones del IPBES, más de un millón de especies se enfrentan a la extinción y su desaparición es cada vez más acelerada. 

Por ello, el acuerdo que deberán adoptar los 195 países miembro más la Unión Europea, contiene cuatro objetivos al 2050 y 23 metas al 2030. Entre estas se destacan la creación y gestión de áreas protegidas, financiamiento destinado a biodiversidad, reconocimiento de los territorios de pueblos y nacionalidades indígenas, y la inclusión de una perspectiva de género.

Foto: Isabel Alarcón

Protección del 30% de la tierra y 30% del océano

La 30×30, o meta 3, ha sido una de las más conocidas del Marco Global para la Biodiversidad Kunming-Montreal. Incluso, se considera que tiene la misma relevancia para este marco que 1,5C para el Acuerdo de París. 

Hasta el día anterior de la aprobación del acuerdo, la mayoría de su texto, incluyendo el porcentaje a proteger, estaba entre corchetes. Esto significa que no existían consensos entre las partes sobre su contenido.

Foto: Diego Bravo

Finalmente, los países se comprometieron a proteger al menos el 30% de la superficie de la tierra y el 30% del océano hasta el año 2030. Hasta el momento, se estima que se ha protegido un 17% de la tierra y 8% del mar. Brian O’ Donnell, director de Campaign for Nature, explica que este acuerdo tiene gran relevancia, ya que, si no se protege una porción significativa del hábitat de las especies, se verá un aumento en los niveles de extinción. 

El texto indica que esta es una meta global. Es decir, que no se medirá el 30% en cada país, pero es una línea de referencia para las políticas nacionales. O’ Donnell dice que algunos países necesitan proteger menos extensión para asegurar el bienestar de su biodiversidad, pero hay otros que deben superar esta meta. 

En la región amazónica, por ejemplo, una protección solo del 30% ocasionaría que el ecosistema dejara de funcionar como un bosque y tendría impactos devastadores para sus habitantes. Esto se relaciona con la propuesta de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), quienes mantienen una postura de 80X25. Esto implica proteger el 80% de sus territorios hasta el 2025. 

Para Manuel Pulgar-Vidal, ex ministro de Medio Ambiente de Perú y líder de la Práctica Global de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el 30×30 es una meta clara y con objetivos que se pueden medir. Esto último es lo que se critica que les faltó a las metas Aichi, que no se cumplieron. 

Por eso, el reto ahora para Pulgar-Vidal es que los países fortalezcan los elementos de soporte para su implementación, que son sus planes nacionales de biodiversidad, la movilización de recursos, construcción de capacidades y transferencia tecnológica.  

La meta 3, o 30×30, también se relaciona con la 2 que se refiere a la restauración del 30% de la superficie degradada. Estos son elementos esenciales del Acuerdo porque recuperan de manera valiosa dos iniciativas centrales para revertir los procesos de pérdida de naturaleza como restauración y, por otro lado, conservación y manejo. 

Áreas protegidas con el consentimiento de pueblos y nacionalidades

Uno de los puntos clave, y que también causó debates, es el reconocimiento a los territorios tradicionales de pueblos y nacionalidades indígenas en la meta del 30×30. O’ Donnell cuenta que, a lo largo de la historia, las comunidades locales han sido expulsadas de sus tierras para la creación de áreas protegidas. 

En este texto, además de reconocer la importancia de estos territorios, se aclara que no se obligará a que formen parte de estos mecanismos de conservación, si no se cuenta con su consentimiento previo, libre e informado. 

Foto: Isabel Alarcón

Para Jennifer Tauli Corpuz, representante del Foro Internacional Indigena sobre Biodiversidad, la forma en la que se redactó esta meta permite abrir un espacio para que gobiernos y pueblos y nacionalidades busquen las formas de cumplirla en conjunto. 

Los derechos y el rol de las nacionalidades indígenas también se incluyeron en otras siete de las 23 metas. Corpuz dice que este es un paso histórico, ya que es la primera vez que un acuerdo internacional de este tipo incluye a los pueblos y nacionalidades no solo en su preámbulo, sino en casi un tercio de todo su contenido. 

Uno de los retos pendientes es llevar esto a la práctica en cada país y el pedido de la transferencia directa de fondos para la conservación a pueblos y nacionalidades, quienes protegen el 80% de la biodiversidad. 

Acuerdos para financiamiento

El financiamiento fue el punto que generó mayores debates durante las dos semanas de la COP15. En una ocasión los delegados de países en vías de desarrollo abandonaron las mesas de negociaciones en algunas jornadas por este tema. 

Incluso, la adopción del Marco durante el plenario final estuvo en riesgo, ya que República Democrática del Congo expresó su rechazo a la forma en la que se plantea administrar los recursos. A pesar de la oposición pública del delegado, el presidente de la COP15 adoptó el texto final.

En este se establece que se destinarán USD 200.000 mil millones anuales, de distintas fuentes, hasta el 2030 para la conservación de la biodiversidad. Esto no corresponde a un nuevo fondo, como pedían algunos países, sino que se realizará en el marco del Fondo para el Medioambiente Mundial. 

Foto: Isabel Alarcón

Steven Guilbeault, ministro de Ambiente de Canadá, fue uno de los que apoyó este mecanismo, ya que consideraba que el proceso de creación de un fondo nuevo podría retrasar el cumplimiento de las metas. 

En esta COP15 también se estableció que la brecha para proteger la biodiversidad es de USD 700.000 millones. Se espera disminuirla a través de los montos pactados. 

Por otro lado, se pidió el aumento de USD 20 mil millones anuales hasta 2025 para países en vías de desarrollo y USD 30 mil millones anuales hasta 2030. 

“Este acuerdo se centra en las subvenciones perjudiciales para la biodiversidad, moviliza fondos e incluye a las empresas asegurándose de que asuman su responsabilidad”, resalta Virginijus Sinkevicius, comisario responsable de Medio Ambiente, Océanos y Pesca de la Unión Europea, sobre este Marco en temas financieros. 

En el acuerdo también se establece la eliminación hasta el 2030 de al menos USD 500.000 millones de subvenciones perjudiciales para la biodiversidad. Cada año se destinan USD 1.800 millones en este tipo de subvenciones.

Inclusión de temas de género

El Marco Mundial para la Biodiversidad Kunming-Montreal es el primer instrumento ambiental de este tipo en incorporar una meta exclusiva para cuestiones de género. La meta 23 se refiere a asegurar la equidad de género en la implementación del acuerdo.

Este proceso se inició en la COP14 de Egipto, cuando se anunció oficialmente la creación del marco post 2020 de biodiversidad. Costa Rica fue el país que propuso la inclusión de las cuestiones de género en una meta. 

En el texto se aclara que todas las mujeres y niñas deben tener las oportunidades para contribuir con los objetivos de la Convención. En esta meta se reconoce sus derechos al acceso a la tierra y a los recursos naturales, al igual que su participación y liderazgo en todos los niveles de acción. 

Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) considera que este marco de biodiversidad trae un nuevo paradigma de conservación, uso sostenible y restauración de la biodiversidad con un enfoque de derechos humanos. Se reconoce también el rol de las mujeres y niñas de las comunidades locales y sus contribuciones diferenciadas. 

Además, se establece la protección a los defensores del ambiente y su derecho al acceso a la justicia. 

Retos y vacíos por resolver

El Marco Mundial para la Biodiversidad Kunming-Montreal empieza a funcionar con dos años de retraso. Debido a la pandemia del Covid-19, la COP15 no se pudo llevar a cabo en el 2020 en China y tuvo que trasladarse a Montreal, Canadá este 2022. 

Por ello, la presión de que en los próximos siete años se cumplan las metas cada vez aumenta. A pesar de su aprobación, aún hay aspectos que se excluyeron. Guido Broekhoven, director de investigación y desarrollo de WWF Internacional, explica que la meta relacionada a prevenir la extinción de las especies no es suficiente y es menos ambiciosa que las metas Aichi. 

Foto: Isabel Alarcón

También critica la meta 10, que no especifica el porcentaje de tierra que debe ser destinada a producción sostenible y no motiva a la transformación de los sistemas productivos. 

En la meta 15, que se relaciona al rol del sector privado, se removió la palabra “obligatorio” al referirse a la declaración que deben hacer las empresas sobre sus impactos en la biodiversidad. Por otro lado, en cuanto a la huella de producción y consumo, Broekhoven explica que no hay objetivos medibles. 

Avaaz manifestó la existencia de vacíos y la necesidad de metas más ambiciosas. La organización respalda la protección no solo de un 30%, sino de un 50%. 

Tras la aprobación histórica de este marco, empieza una nueva etapa. Los países ahora deberán actualizar sus estrategias nacionales de biodiversidad y planes de acción para demostrar que los acuerdos alcanzados en Montreal no tendrán el mismo desenlace que las metas Aichi. 

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