Seis pasos para detectar errores de razonamiento en el negacionismo climático

Cuando alguien carece de experiencia y habilidad para evaluar la ciencia detrás de una afirmación, por lo general se vuelve vulnerable a la información falsa o engañosa. Por eso te presentamos seis pasos para desenmascarar el razonamiento falaz del negacionismo, como una forma de combatir la desinformación sobre el cambio climático.

negacionismo climático

¡Cuidado, desinformación a la vista!

Siempre ha existido la desinformación. El famoso “pescado podrido” o las “cortinas de humo” han dejado una tristemente célebre huella en la historia del periodismo contemporáneo. Sin embargo, el nuevo contexto tecnológico, con las redes sociales y sus millones de usuarios generando contenido simultáneamente, ha convertido este problema en un verdadero drama social. 

La desinformación es información presentada inicialmente como verdadera, pero que luego se descubre como falsa o engañosa. En algunas ocasiones se produce de manera intencional con el fin de generar daño a una persona o a una institución. En otras, es el resultado de errores involuntarios en la generación de contenidos bajo las condiciones impuestas por la vorágine de internet.

Negacionismo climático
Foto: Shayna Douglas / Unsplash

La desinformación es un problema de creciente preocupación por su gran impacto negativo en nuestra sociedad. Por ejemplo, antes de la pandemia de coronavirus, el mito según el cual existe un vínculo entre las vacunas y el autismo llevó a algunos padres a negar la vacunación a sus hijos. Esto provocó un aumento de enfermedades que podían prevenirse con la vacunación.

El Foro Económico Mundial incluyó la desinformación en internet como una de las diez principales tendencias globales que amenazan al mundo. El Oxford Dictionary nombró a la “posverdad” como la palabra del año 2016, mientras que el Collins Dictionary nombró a la “fake news” (noticia falsa) como la palabra de 2017. Sin embargo, cabe destacar que el término “noticia falsa” ha sido cuestionado por su imprecisión o su uso malicioso para confundir y desacreditar al periodismo.

De todos modos, múltiples estudios han advertido sobre la particular vulnerabilidad de algunos grupos sociales – como los jóvenes y personas mayores – a ciertas campañas de desinformación, así como también sobre la velocidad y el gran alcance de la desinformación en contraste con la información verdadera, particularmente cuando se trata de información sobre política.

El impacto de la desinformación sobre el clima

Las políticas necesarias para promover la adaptación y mitigación al cambio climático se han visto particularmente afectadas por la desinformación que impulsan los grupos negacionistas. La información errónea confunde al público y estanca el apoyo a las medidas que ayuden a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Si bien existe un consenso científico abrumador de que el calentamiento global actual tiene su origen en las actividades humanas, con un 99 % de alcance en la literatura científica revisada por pares, existe poca conciencia al respecto en algunos sectores. Por ejemplo, en Estados Unidos solo el 12 % de la población sabe que el consenso está por encima del 90 %.

Un importante factor que ha contribuido a esta situación es una campaña de desinformación que viene de décadas. Según un análisis de contenido de artículos de grupos de expertos conservadores, los argumentos que arrojan dudas sobre la ciencia del clima han aumentado.

La comunicación de la ciencia es necesaria, pero insuficiente para aumentar los niveles de alfabetización sobre el clima

La desinformación climática afecta las percepciones públicas sobre el cambio climático de varias maneras. Por una parte, disminuye su reconocimiento y aceptación. Por otra, influye desproporcionadamente en los sectores conservadores de la población, contribuyendo a una creciente polarización política

Este problema particular fue abordado durante la COP26 en Glasgow, donde se formó una coalición denominada Acción Climática Contra la Desinformación (CAAD), que trabaja regularmente en el intercambio de información para advertir a las autoridades sobre cómo esta amenaza atenta contra las políticas climáticas.  

En definitiva, la desinformación climática bloquea el efecto positivo de la información correcta. Esto implica que la comunicación científica precisa es una condición necesaria, pero insuficiente para aumentar los niveles de alfabetización sobre el clima. Se requiere una intervención para ayudar al público a desarrollar resistencia a la persuasión de fuentes que desinforman.

La teoría de la inoculación de John Cook

En la actualidad hay varias herramientas para combatir la desinformación. Una de ellas es la técnica que utilizan los cazadores de mentiras o noticias adulteradas en internet. Esto es, hacer hincapié en la verificación de hechos y datos, recurriendo a una serie de herramientas digitales para este cometido. Así han surgido en muchísimos países varias agencias de fact-checking

Otra herramienta, lejos de orientarse hacia la contrastación de afirmaciones, ofrece un enfoque que neutraliza la influencia de la desinformación entrenando al público en el desarrollo del pensamiento crítico. Esta herramienta, llamada teoría de la inoculación, propone combatir la desinformación explicando el razonamiento falaz dentro de las afirmaciones negacionistas.

“No creo en el calentamiento global”, intervención de Banksy. Foto: Londonmatt/Flickr / CC BY 2.0

Su autor es John Cook, investigador del Centro de Investigación de Comunicación sobre Cambio Climático de la Universidad de Monash, Australia. En 2007 fundó Skeptical Science, un sitio que ganó el Premio Eureka 2011 del Museo Australiano para el Avance del Conocimiento del Cambio Climático y el Premio Amigo del Planeta 2016 del Centro Nacional para la Educación Científica.

En 2018, junto a Peter Ellerton y David Kinkead, Cook publicó su propuesta Deconstruyendo la desinformación climática para identificar errores de razonamiento. Esta investigación fue diseñada para servir como un componente básico en la elaboración de material educativo que enseñe pensamiento crítico a través del examen de información errónea y la evaluación de argumentos.

La particularidad de su enfoque reside en el hecho de que, tal como indica la investigación psicológica, explicar las técnicas empleadas para distorsionar el conocimiento científico es un componente importante para neutralizar la información errónea. Así, esta teoría proporciona un marco para ayudar a las personas a desarrollar inmunidad a la desinformación, aunque no sepan ciencia del clima.

Pero, antes de pasar a los seis pasos para desmantelar los argumentos del negacionismo climático, es necesario detenernos brevemente en los argumentos.

Dos medidas importantes para evaluar la calidad de un argumento

Un argumento es una serie conectada de declaraciones (llamadas “enunciados”) utilizadas para establecer una proposición (una expresión significativa que puede ser verdadera o falsa). Los argumentos tienen una estructura lógica que utiliza la verdad de una o más afirmaciones (llamadas “premisas”) para establecer la verdad de alguna otra afirmación (llamada ‘conclusión’). 

Si la verdad de las premisas de un argumento no tiene relación con la verdad de su conclusión, podemos decir que el argumento es un non sequitur (“no se sigue”). Por ejemplo: Hoy el termómetro marcó 32 grados en Buenos Aires (premisa), por lo que, Joe Biden es el presidente de Estados Unidos (conclusión). Esta conclusión no se deduce (no se sigue) de la premisa.

Si las premisas le dan a la conclusión solo un apoyo limitado describimos el argumento como inductivamente débil. Por ejemplo: Hoy el termómetro marcó 32 grados en Buenos Aires (premisa), por lo tanto, todos los días el termómetro marca 32 grados en Buenos Aires (conclusión). En este caso la premisa respalda, pero no garantiza que la conclusión sea verdadera. 

Si el hecho de que las premisas sean verdaderas hace que nuestra creencia sobre la verdad de la conclusión sea mucho más probable, describimos el argumento como inductivamente fuerte. Por ejemplo: Hoy el termómetro marcó 32 grados en Buenos Aires (premisa), ayer y antes de ayer el termómetro marcó 32 grados en Buenos Aires (premisa), por lo tanto, todos los días el termómetro marca 32 grados en Buenos Aires (conclusión).

Un buen argumento se basa en algo más que una estructura lógica: sus premisas (afirmaciones) también deben ser verdaderas

Sin embargo, a veces las premisas de un argumento juntas implican lógicamente la verdad de la conclusión. Esta noción de implicación significa que es imposible que la conclusión sea falsa mientras todas las premisas sean verdaderas. 

Cuando la verdad de las premisas garantiza (implica) la verdad de la conclusión, describimos el argumento como deductivamente válido. Por ejemplo: Todos los días el termómetro marca 32 grados en Buenos Aires (premisa), hoy tuve mucho frío en la calle (premisa), por lo tanto, no estoy en Buenos Aires (conclusión). 

Esta conclusión puede ser verdadera. Sin embargo, en cuanto a lo que indica una de sus premisas, basta hacer un seguimiento de las temperaturas en el año para verificar que no todos los días el termómetro marca 32 grados en Buenos Aires.

Un buen argumento se basa en algo más que una estructura lógica: sus premisas también deben ser verdaderas. Estos ejemplos destacan, por lo tanto, dos medidas importantes para evaluar la calidad de un argumento: 1) con qué fuerza las premisas respaldan la conclusión (la estructura lógica) y 2) si las premisas son verdaderas o no.

Pensamiento crítico contra la desinformación climática

Hasta hoy, gran parte del esfuerzo para refutar los argumentos negacionistas se ha concentrado en el análisis de contenido verdadero de afirmaciones particulares. Si bien la identificación de errores fácticos es importante, la investigación sobre la capacidad de la información errónea para neutralizar la información fáctica indica que existen limitaciones para este enfoque. Por ejemplo, los sesgos económicos y de seguridad nacional condicionan negativamente la predisposición a aceptar la realidad del cambio climático antropogénico.

En consecuencia, un enfoque más completo debería incluir la identificación de fallas en los argumentos que desinforman y explicar cómo las razones ofrecidas no respaldan adecuadamente sus conclusiones. Esto favorecería particularmente a todos aquellos que no tengan conocimientos específicos en ciencia del clima. 

Los negacionistas del cambio climático han boicoteado constantemente las políticas que buscan reducir emisiones. Desmentelar la desinformación se ha convertido, por tanto, en una prioridad global

Además, cuando uno carece de la experiencia y la habilidad para evaluar la ciencia detrás de una afirmación, generalmente se deja llevar por heurísticas tales como sustituir el juicio sobre algo complejo (la ciencia del clima) por uno sobre algo simple (el carácter de quienes hablan sobre la ciencia del clima), volviéndonos vulnerables a la información engañosa.

Con todo lo dicho, ahora podemos pasar a describir los seis pasos para identificar los errores de razonamiento en el negacionismo climático.

PASO 1: Identifica las afirmaciones negacionistas

Lo primero que debemos hacer es identificar una afirmación negacionista para su evaluación. Es importante que, al construir y evaluar un argumento, sea fundamental tener claridad sobre la afirmación, y que esta no se tergiverse ni se modifique para alterar su significado. Por lo tanto, es recomendable buscar afirmaciones hechas por contrarios y tratarlos tal como se presentan.

Por ejemplo, una afirmación común del negacionismo climático es aquella que dice: “El clima de la Tierra ha cambiado naturalmente antes, por lo que el cambio climático actual es natural”. 

PASO 2: Construye el argumento negacionista

Ahora construimos el argumento que respalda esta afirmación identificando el conjunto de proposiciones que constituyen las premisas y la conclusión. La estructura de la afirmación que hemos elegido sería la siguiente:

  • Premisa 1: El clima ha cambiado en el pasado a través de procesos naturales
  • Premisa 2: El clima está cambiando actualmente
  • Conclusión: El clima está cambiando actualmente a través de procesos naturales.

PASO 3: Determina la intención del argumento negacionista

Como vimos mucho más arriba, la fuerza con la que se formula la conclusión de un argumento determina el tipo de apoyo inferencial requerido de las premisas. Por ejemplo, las conclusiones definitivas requieren el apoyo de argumentos deductivamente válidos (que las premisas garanticen la verdad de la conclusión), mientras que las conclusiones provisionales solo requieren apoyo inductivo. 

Dentro de la ciencia encontramos argumentos tanto deductivos como inductivos. Las inferencias deductivas son comunes y forman la base del método hipotético-deductivo. Por ejemplo, si mi teoría es correcta, entonces observaré determinado fenómeno (premisa 1). No observé tal fenómeno (premisa 2). Por lo tanto, mi teoría no es correcta (conclusión).

Sin embargo, es el razonamiento inductivo (en donde las premisas no garantizan la verdad de la conclusión) el que sustenta la mayor parte de nuestro conocimiento derivado empíricamente. 

Por ejemplo: existe una fuerte correlación entre el tabaquismo y el cáncer en muchos estudios que controlaron numerosos posibles factores de confusión (premisa 1). Existe un marco explicativo plausible de por qué fumar podría causar cáncer (premisa 2). Por lo tanto, es muy probable que fumar provoque cáncer (conclusión).

Si bien las conclusiones de las inferencias inductivas se expresan de manera definitiva en el lenguaje cotidiano (“fumar causa cáncer”), no pretenden serlo. La mayoría están abiertas a ajustes, correcciones o refutación. La capacidad de establecer condiciones bajo las cuales una teoría puede ser refutada es determinante para no confundir ciencia con pseudociencia.

Sin embargo, las afirmaciones de los negacionistas climáticos suelen ser definitivas. Por ejemplo: “La actividad humana no es la causa del cambio climático actual”, cuando podrían decir “La actividad humana podría no ser la causa principal del cambio climático actual”. 

Otros ejemplos comunes son: “El cambio climático no está ocurriendo”, “No hay evidencia empírica de que los humanos estén causando el calentamiento global” y “No existe un consenso científico de que se esté produciendo un cambio climático causado por el hombre”.

Por lo tanto, si vamos a aceptar estas afirmaciones negacionistas, como cualquier conclusión definitiva, estas deben estar respaldadas por un argumento deductivamente válido

Si la intención del negacionista climático es respaldar su afirmación definitiva a través de un argumento deductivo, entonces el siguiente paso en el proceso es verificar su validez. Si, por el contrario, la intención es producir una afirmación que no es definitiva, porque se basa en un argumento inductivo, entonces el intento de refutación del calentamiento global antropogénico ya fracasó.

PASO 4: Comprueba la validez del argumento negacionista

Un argumento en apoyo de afirmaciones definitivas debe ser deductivamente válido, porque sin este grado de vinculación lógica la verdad de las premisas no nos da razón suficiente para aceptar la verdad de la conclusión.

Volviendo a nuestro caso, la afirmación “La actividad humana no está causando el cambio climático” a menudo se respalda con el siguiente argumento idealizado:

  • Premisa 1: Un cambio previo en el clima no fue el resultado de la actividad humana.
  • Premisa 2: El clima está cambiando actualmente.
  • Conclusión: El cambio actual en el clima no es el resultado de la actividad humana.

Hay una variedad de métodos formales disponibles para demostrar que un argumento es válido, tales como tablas de verdad, árboles o cuadros. Lamentablemente, estos métodos requieren un grado de entrenamiento en lógica formal que muchos no manejan.

Una forma mucho más simple de demostrar que un argumento no es válido es mediante el uso de un argumento paralelo. Estos tienen un fuerte valor pedagógico, porque utilizan ejemplos concretos que están más cerca de nuestra propia experiencia que el razonamiento abstracto. Por ejemplo:

  • Premisa 1: La muerte de un cisne anterior no fue el resultado de la actividad humana.
  • Premisa 2: Este cisne se está muriendo.
  • Conclusión: Esta muerte del cisne no es el resultado de la actividad humana.

Los argumentos paralelos usan la misma estructura lógica que el argumento de destino, pero lo ejemplifican de tal manera que la conclusión sea obviamente falsa. Como señalamos mucho más arriba, en un argumento válido es imposible que la conclusión sea falsa mientras todas las premisas sean verdaderas. 

Así, los argumentos paralelos identifican un contraejemplo claro y muestran que un argumento no es válido. En el ejemplo anterior está claro que la conclusión no se deriva necesariamente de las premisas, siendo el argumento inválido. El hecho de que algo pueda ser una causa no lo convierte en una causa en ningún caso particular. Así, la conclusión no está justificada por las razones dadas, por lo que debemos rechazar la conclusión o revisarla para que el argumento sea válido. Esto lo podemos hacer de la siguiente manera:

  • Premisa 1: Un cambio previo en el clima no fue el resultado de la actividad humana.
  • Premisa 2: El clima está cambiando actualmente.
  • Conclusión: El cambio actual en el clima puede no ser el resultado de la actividad humana.

(Tengamos en cuenta que ahora se ha cambiado la conclusión para que el argumento sea válido. De esta manera ya no es definitivo y el intento de refutar el cambio climático antropogénico ha fracasado. Esto lo explicaremos con más detalle mucho más abajo).

PASO 4a: Identifica las premisas ocultas en el argumento negacionista

Si se determina que el argumento no es válido, entonces, intentamos identificar cualquier premisa oculta que pueda agregarse al argumento para que sea lógicamente válido. Los argumentos a menudo se basan en suposiciones no declaradas y conclusiones implícitas para ser válidos. Estas premisas ocultas deben hacerse explícitas para que el argumento logre validez. 

Por ejemplo, otro argumento negacionista común contra el calentamiento global causado por el ser humano se puede articular de la siguiente manera:

  • Premisa 1: No hay evidencia empírica de que los humanos estén causando el calentamiento global.
  • Premisa 2 (oculta): Si no hay evidencia empírica de algo, entonces no está sucediendo.
  • Conclusión: Los humanos no están causando el calentamiento global.

Al aclarar la premisa oculta, podemos hacer que este argumento se vuelva válido. 

En lugar de rechazar la conclusión porque no estaba adecuadamente respaldada por la premisa, o cambiar la modalidad de la conclusión de “no necesariamente la causa” a “no posiblemente la causa”, podemos mantener la conclusión más fuerte y agregar una nueva premisa para que el argumento sea válido. Por ejemplo:

  • Premisa 1: Un cambio previo en el clima no fue el resultado de la actividad humana.
  • Premisa 2: El clima está cambiando actualmente.
  • Premisa 3 (oculta): Si algo no fue la causa en el pasado, no será la causa en el futuro.
  • Conclusión: El cambio actual en el clima no es el resultado de la actividad humana.

Ahora los dos ejemplos citados son válidos y las conclusiones serían verdaderas si todas las premisas fueran verdaderas, pero que un argumento nos convenza depende tanto de la fuerza de la estructura lógica como de que las premisas sean verdaderas.

PASO 5: Demuestra la ambigüedad de los términos en el argumento negacionista

Si un argumento es lógicamente válido (o agregamos premisas ocultas para crear validez), lo que debemos hacer luego es verificar la ambigüedad de sus términos. Una forma común de ambigüedad es el equívoco, cuando la misma palabra o frase se usa con dos significados diferentes. Por ejemplo:

  • Premisa 1: Nada es mejor que la felicidad eterna (verdadero).
  • Premisa 2: Un plato de comida caliente al día es mejor que nada (verdadero).
  • Conclusión: Un plato de comida caliente al día es mejor que la felicidad eterna.

Por supuesto, la conclusión es falsa a pesar de que el argumento es válido y las premisas (cuando se expresan de forma aislada) son (posiblemente) verdaderas. Sin embargo, el argumento se basa en un lenguaje ambiguo o equívoco con respecto al término “nada”. En la premisa 1, queremos decir que nada es mejor que la felicidad eterna, mientras que en la premisa 2 queremos decir que comer un plato de comida caliente al día es mejor que no comerlo. 

Una vez que eliminamos el equívoco, el argumento se vuelve inválido (de hecho, un non sequitur) y podemos rechazar su conclusión.

PASO 5a: Incorpora premisas para resolver la ambigüedad

Algunos argumentos negacionistas del clima se basan en equívocos similares al que vimos recientemente. Por ejemplo:

  • Premisa 1: Tanto los procesos naturales como la actividad humana pueden causar el cambio climático.
  • Premisa 2: El cambio climático está ocurriendo actualmente.
  • Conclusión: La actividad humana no es necesaria para explicar el cambio climático actual.

La sintaxis transmite la impresión de que el argumento es válido, pero no lo es. El término “cambio climático” al que se hace referencia en la Premisa 1 no tiene el mismo significado que el de la Conclusión, ya que la tasa de cambio es diferente en cada caso. 

De esta manera, si existe un equívoco, lo resolvemos ya sea aclarando el lenguaje del argumento o agregando premisas para resolver cualquier ambigüedad. En el siguiente ejemplo, agregaremos una Premisa 3 para aclarar la tasa de cambio climático actual. Una vez hecho esto, el argumento deja de ser válido:

  • Premisa 1: Los procesos naturales han causado el cambio climático en el pasado.
  • Premisa 2: La actividad humana puede causar el cambio climático.
  • Premisa 3: El clima está cambiando actualmente a un ritmo mucho más rápido de lo que puede explicarse por los procesos naturales.
  • Conclusión (anterior): La actividad humana no es necesaria para explicar el cambio climático actual.

PASO 5b: Restaura la validez a partir del argumento negacionista

En el ejemplo recién visto el argumento ha dejado de ser válido. Podemos intentar restaurar la validez aceptando las premisas y viendo qué conclusión debe seguirse de ellas:

  • Premisa 1: Los procesos naturales han causado el cambio climático en el pasado.
  • Premisa 2: La actividad humana puede causar el cambio climático.
  • Premisa 3: El clima está cambiando actualmente a un ritmo mucho más rápido de lo que puede explicarse por los procesos naturales.
  • Conclusión (actual): La actividad humana es necesaria para explicar el cambio climático actual.

Si la resolución que surge de la modificación de alguna de las premisas invalida el argumento, se considera que la pretensión contraria ha fracasado en su intento por refutar el cambio climático antropogénico. 

Si el argumento sigue siendo válido después de la resolución, vemos si la conclusión ha cambiado como parte de ese proceso de validación. Si la conclusión está fuera de lugar en relación con la conclusión original, entonces la afirmación contraria ha fracasado. 

En el ejemplo que hemos visto, la conclusión ha cambiado de tal manera que se ha descartado la causalidad natural del cambio climático, siendo opuesta a la versión original del argumento negacionista. Es importante destacar que, al reescribir las premisas para evitar equívocos, la conclusión necesariamente ha cambiado. No es algo a lo que se llegó arbitrariamente.

PASO 6: Comprueba la veracidad de las premisas del argumento

Si la conclusión se mantiene en el punto o el argumento no ha sido descartado en pasos anteriores (es decir, es deductivo, válido y sin equívocos), entonces el paso final es determinar la verdad de las premisas.

Una gran ventaja de este enfoque es que evaluar las afirmaciones de los negacionistas climáticos como argumentos permite que un lector general juzgue la veracidad de muchas afirmaciones sobre la ciencia sin la necesidad de tener experiencia en la ciencia del clima (y permitir que los destinatarios no expertos de una refutación comprendan por qué una afirmación es falsa). 

Sin embargo, como acabamos de esbozar, los buenos argumentos también requieren que las premisas sean verdaderas. Entonces, ¿cómo evaluamos la verdad de las premisas sin experiencia en la ciencia del clima? 

La respuesta simple es que a menudo no es necesario. Los argumentos negacionistas, una vez validados mediante la articulación de cualquier premisa suprimida requerida, tenderán a basarse en afirmaciones generales demostrablemente falsas o inverosímiles. 

Tomemos, por ejemplo, la premisa asumida en el último argumento: “Si algo fue la causa en el pasado, será la causa en el futuro”. Esta afirmación es muy poco plausible para cualquier efecto que tenga múltiples mecanismos causales posibles. Ocurre lo mismo con la afirmación “Si no hay evidencia empírica de algo, entonces no está sucediendo”, que confunde una ausencia de evidencia con evidencia de ausencia.

Entrena el pensamiento crítico

El enfoque de John Cook, Peter Ellerton y David Kinkead fue diseñado para actuar como un componente básico para desarrollar material educativo que enseñe el pensamiento crítico a través del examen de información errónea y la evaluación de argumentos. Aquí lo vimos aplicado al campo de las ciencias del clima, pero la verdad es que también puede extenderse a otras áreas y personas que buscan reducir la influencia de la desinformación.

En este sentido, es muy importante entrenar el pensamiento crítico, casi de la misma manera en que un pianista entrena sus dedos para tocar mejor el piano. La información errónea sobre la vacunación, la evolución y otros temas científicos tiene un impacto negativo en la alfabetización científica y puede tener graves consecuencias sociales, como lamentablemente vimos durante la pandemia de coronavirus y el boicot a políticas climáticas. 

Los detractores del cambio climático antropogénico han trabajado duro durante años para boicotear las políticas que permitan reducir la emisión de gases de efecto invernadero. No les demos respiro. De hecho, tienen cinco técnicas preferidas para confundir al público. Te invitamos a que las conozcas en la siguiente guía

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