En la última década, el análisis formal del Antropoceno por parte de la geología abrió un gran debate sobre el impacto humano en el planeta. De acuerdo a datos de Clarivate Analytics, de aparecer solo 65 veces en publicaciones científicas y académicas en 2012, para 2018 ya se identificaron 747 menciones. Dos años después la lista llegó a 1240. Cada vez más entrevistados y fuentes usan este término en las noticias científicas y ambientales, y no sería extraño que la cifra siga en aumento.
Hoy, mientras las geociencias escriben un nuevo capítulo en la historia de la Tierra al analizar los estratos geológicos del Antropoceno, representantes de las humanidades y las ciencias sociales intervienen en su narrativa con variadas interpretaciones. Por esta razón, los periodistas y comunicadores nos vemos con mayor frecuencia en la necesidad de referirnos a este concepto de manera cuidadosa, ya que tiene un largo recorrido y una cada vez más poderosa influencia cultural. Dado el animado debate que genera, en nuestro oficio no estamos exentos de incurrir en imprecisiones y errores.
¿Qué es el Antropoceno, cuándo surge y cómo informar correctamente sobre él? Desde Climate Tracker ofrecemos esta guía conceptual para periodistas y comunicadores, firmemente arraigada en la literatura científica, para que informemos con claridad y precisión a nuestros públicos.
De qué hablamos cuando hablamos del Antropoceno
1. ¿Qué es el Antropoceno?
El Grupo de Trabajo del Antropoceno (Anthropocene Working Group), un equipo multidisciplinario con integrantes de catorce países y perteneciente a la Comisión Estratigráfica Internacional, lo define como el “intervalo de tiempo geológico actual, en el que muchas condiciones y procesos en la Tierra se ven profundamente alterados por el impacto humano. Este impacto se ha intensificado significativamente desde el inicio de la industrialización, sacándonos del estado del sistema Tierra típico de la época del Holoceno, que es posterior a la última glaciación”.
2. ¿Cuándo surge el Antropoceno?
La formulación inicial del Antropoceno, publicada en el 2000 por el premio Nobel de Química Paul Crutzen y el biólogo marino Eugene Stoermer, fechaba su comienzo en “la última parte del siglo XVIII”. Aseguraban que “durante los dos últimos siglos los efectos globales de las actividades humanas se han vuelto claramente perceptibles”. Sin embargo, esta definición fue reformulada quince años después por el Grupo de Trabajo del Antropoceno (GTA), al cual perteneció el propio Crutzen desde su formación en 2009 hasta su fallecimiento en 2021. Según señaló el GTA en 2015, “con el inicio de la Revolución Industrial, la humanidad se convirtió en un factor geológico más pronunciado, pero, desde nuestro punto de vista actual, fue a partir de mediados del siglo XX cuando el impacto mundial de la aceleración de la Revolución Industrial se volvió global y casi sincrónico”. Hoy el GTA afirma que el Antropoceno comenzó en la década de 1950 con la Gran Aceleración, debido al extraordinario consumo humano de energía y sus impactos geológicos correspondientes.
Simultáneamente, surgió una propuesta alternativa conocida generalmente como “Antropoceno temprano”, producto del mayor conocimiento que se tiene hoy de los impactos humanos en el ambiente desde hace miles de años: el uso del fuego por el Homo erectus hace medio millón de años, la domesticación de plantas y animales a comienzos del Holoceno, un aumento en la concentración de gases de efecto invernadero hace 7000 y 5000 años por la deforestación, el cultivo de arroz y la ganadería, la modificación de los suelos desde hace 2000 años, la contaminación por minería y fundición hace 3500 y 2000 años en el paso de la Edad de Bronce a la Edad de Hierro en el Mediterráneo Oriental e, incluso, una disminución en la concentración de gases de efecto invernadero debido al genocidio indoamericano durante la Conquista de América.
Sin embargo, la posición oficial mayoritaria del GTA argumenta que, al tratarse de cambios diacrónicos y desiguales en el espacio, estos no cumplen los requisitos estratigráficos: los cambios de época geológica deben estar fundamentados en alteraciones sincrónicas y globales. En respuesta, una minoría dentro del GTA afirma que, en su propuesta alternativa del Antropoceno, este no sucede al Holoceno, sino que coexiste simultáneamente con él.
3. ¿Qué antecedentes del Antropoceno hay en la literatura científica?
La noción de que la humanidad es una fuerza geofísica más que altera la Tierra no es nueva en el pensamiento occidental, pero durante mucho tiempo fue rechazada. Se consideraba que ese impacto era insignificante comparado con grandes fuerzas de la naturaleza. Durante la segunda mitad del siglo XIX, varios geólogos y naturalistas advirtieron que la humanidad había dejado registros en el ambiente. Cada uno a su modo, Thomas Jenkyn, Samuel Haughton, Ernest Haeckel y Antonio Stoppani hicieron uso del término “antropozoico” para caracterizar estos registros o nombrar el periodo en el que se crearon.
Cuando el Holoceno fue adoptado en la escala de tiempo tras el Tercer Congreso Geológico Internacional de 1885, en su análisis se observó que las fuerzas geológicamente definitorias estaban marcadas por el calentamiento pospleistocénico de los glaciares y el aumento del nivel del mar. Sin embargo, también se reconoció que las actividades y huellas humanas, abundantes localmente, formaban parte de la caracterización holocénica.
En 1922 el geólogo soviético Aleksei Petrovich Pavlov propuso el término Antropógeno –a veces escrito Antropoceno– para nombrar el tiempo transcurrido desde que los primeros humanos evolucionaron. Hasta mediados del siglo XX, los geólogos y geoquímicos soviéticos utilizaron estos términos como reemplazo del Cuaternario, el periodo geológico en el que se dispersó la especie humana por el mundo y que incluye al Holoceno como su fase final. Sin embargo, jamás fueron aceptadas en el resto del mundo.
En la década de 1980 Stoermer empleó el término Antropoceno de manera informal en sus clases. En 1992 el periodista científico Andrew Revkin usó el término Antroceno para referirse a un “nuevo período posterior al Holoceno” caracterizado “por su elemento causal: nosotros”. Fue en el 2000 cuando Crutzen y Stoermer redefinieron el término Antropoceno en su última y más consensuada acepción al publicar su propuesta en el boletín de comunicaciones N° 41 del Programa Internacional Biósfera Geósfera (IGBP).
4. ¿El Antropoceno es un concepto geológico o cultural?
Es un concepto geológico de enorme impacto político y cultural. Su origen está en las ciencias naturales, con importantes antecedentes en la geología moderna y una redefinición en las ciencias integradas del sistema Tierra. Esta última entró rápidamente en circulación y hoy está siendo analizada formalmente por la comunidad geológica. Es quizás el único término de periodización geológica que ha sido ampliamente debatido entre los estudiosos humanistas sin formación en estratigrafía, la rama de la geología que se ocupa de la ordenación de los estratos terrestres y su relación con el tiempo geológico.
En respuesta, como explican Clémence Hallé y Anne-Sophie Milon, el amplio debate en torno al concepto ha llevado a que se acuñen más de cien términos alternativos. Estos enfatizan aspectos particulares y, en diversos grados, se superponen al Antropoceno: Termoceno, Mantropoceno, Mixoceno, Chthuluceno, Heteroceno, Tecnoceno, Socioceno, Plantacionoceno, Homogenoceno, Tanatoceno, Fagoceno, Phronoceno, Pyroceno, Agnotoceno, Econoceno, Capitaloceno, Angloceno, Polemoceno, Misantropoceno y Antrobsceno, entre otros.
Según el GTA, “muchos de estos términos fueron acuñados para criticar el concepto de Antropoceno, señalando sus deficiencias filosóficas o epistemológicas y destacando causalidades o efectos alternativos de los cambios actuales en el sistema Tierra”. Es un rechazo al término antropos (“ser humano” en griego) –al que se le adjudica un significado exclusivamente biológico, vaciándose de contenido socioeconómico y cultural–, por el cuestionamiento a la idea de que todos los humanos somos responsables de los impactos de la industrialización moderna y la globalización.
5. ¿Es el Antropoceno la “era humana”?
Los autores de las propuestas alternativas simplemente agregan una palabra nueva delante del sufijo -ceno, creyendo erróneamente que este significa “época” o “era”. Este error puede explicarse en gran parte por la confusión que generó el título “Geology of Mankind” (Geología de la humanidad), un artículo de Paul Crutzen publicado en Nature en 2002. Sin embargo, las descripciones del Antropoceno como una “época humana” son, en algunos aspectos, engañosas.
Aunque la huella de la humanidad puede rastrearse a muchos miles de años, de acuerdo a la definición más acabada del Antropoceno esta nueva época geológica surge a mediados del siglo XX. Es a partir de este momento que el impacto humano en el ambiente deja registros estratigráficos de alcance sincrónico y global. Por lo tanto, es incorrecto hablar del Antropoceno como “la era humana”. En ese sentido, el Antropoceno no es una unidad diacrónica de la historia cultural, como la Edad de Hierro, el Paleolítico o el Renacimiento, que puede comenzar en distintos lugares en distintos momentos, sino una época del tiempo de la Tierra, al igual que todas las épocas geológicas anteriores.
Por supuesto, muchos editores se sentirán tentados a titular como “la era humana” algún artículo sobre el Antropoceno. El periodista científico Javier Sampedro afirma que, en la divulgación, si bien las simplificaciones son absolutamente necesarias, no todas son igualmente válidas. En cambio, algunos tecnicismos, cuando son evocadores, no solo estimulan la imaginación del lector: también pueden servir para profundizar en el tema. El Antropoceno es uno de ellos. Saquémosle provecho responsablemente.
6. ¿El Antropoceno es una era o una época?
La escala geológica de tiempo es una estructura jerárquica que está dividida en eones, eras, periodos, épocas y edades, en ese orden. Cada una de estas etapas está inserta en la anterior y refleja los principales eventos geológicos, biológicos y climáticos que han ido sucediéndose a lo largo de la historia de la Tierra.
Actualmente, la escala oficial reconoce que vivimos en el eón Fanerozoico (cuando los organismos vivos comenzaron a tomar formas complejas, hace unos 542 millones de años), en la era del Cenozoico (cuya fauna característica es la de los mamíferos, desde hace unos 66 millones de años), en el periodo Cuaternario (cuya característica principal es la de un ciclo de recurrentes glaciaciones iniciadas hace unos 2,59 millones de años), en la época del Holoceno (fase interglaciar en la que surgió la civilización humana y que comenzó hace unos 11.700 años) y en la edad Megalayense (que empezó hace unos 4200 años tras una megasequía de dos siglos).
La propuesta formal del GTA sobre el Antropoceno es en el nivel de época geológica, lo que afecta a la edad, pero no al periodo ni a la era, y mucho menos al eón. Por lo tanto, no es correcto referirse al Antropoceno como era o periodo geológico. Tampoco como edad, puesto que aún no hay una definición al respecto. Era, periodo, época o edad no son palabras intercambiables en geología: se recomienda tener cuidado con las traducciones automáticas. La literatura científica del Antropoceno está en su aplastante mayoría en inglés, pero Google Translate no sabe de geología.
7. ¿Cuál es la relación del Antropoceno con la crisis ecológica global?
No todos los miembros del Grupo de Trabajo del Antropoceno son geólogos o estratígrafos. Algunos pertenecen a las ciencias integradas del sistema Tierra (Earth System Science) y estudian el impacto humano en su funcionamiento. Habilitada por nuevas tecnologías de recolección de datos –como satélites y modelos informáticos cada vez más poderosos–, la emergente ciencia del sistema Tierra aborda la totalidad de los procesos físicos, químicos, biológicos y humanos que interactúan en nuestro planeta.
Este sector advierte que los impactos humanos “se han vuelto tan profundos que han expulsado a la Tierra de la época del Holoceno, en la que se desarrollaron la agricultura, las comunidades sedentarias y, eventualmente, las sociedades humanas social y tecnológicamente complejas”. Exploran el riesgo de que, gracias a un calentamiento global continuo, el planeta sea empujado a atravesar un umbral que podría llevar a una Hothouse Earth. Este término fue introducido para enfatizar condiciones extremas e irreversibles, incluso si se llegasen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto plantea “graves riesgos para la salud, la economía, la estabilidad política –especialmente para los más vulnerables al clima– y, en última instancia, la habitabilidad del planeta para los humanos”.
Paul Crutzen, Will Steffen, Jan Zalasiewicz y Mark Williams, junto a otros especialistas, han considerado la hipótesis de que las sociedades colapsan si los valores centrales se vuelven disfuncionales a medida que cambia el mundo externo y son incapaces de reconocer los problemas emergentes: “Estas sociedades están encerradas en valores obsoletos que dificultan, por ejemplo, la transición a nuevos valores que respaldan una reconexión con la biósfera. Un valor central de la sociedad contemporánea posterior a la Segunda Guerra Mundial es la riqueza material cada vez mayor generada por una economía orientada al crecimiento basada en principios y supuestos económicos neoliberales, un valor que ha impulsado la Gran Aceleración, pero que el cambio climático y otros cambios globales están poniendo en tela de juicio”.
Steffen, junto a los miembros del GTA Colin Summerhayes y Anthony Barnosky, más otros miembros del antiguo IGBP, reclaman una “acción humana colectiva” para estabilizar el sistema Tierra en un estado interglacial habitable, lo más parecido posible al Holoceno: “Dicha acción implica la administración de todo el sistema Tierra (biósfera, clima y sociedades) y podría incluir la descarbonización de la economía global, la mejora de los sumideros de carbono de la biósfera, cambios de comportamiento, innovaciones tecnológicas, nuevos arreglos de gobernanza y valores sociales transformados”.
8. ¿Cuáles son los organismos que deben decidir sobre la propuesta del Antropoceno y cómo es el proceso?
El Grupo de Trabajo del Antropoceno pertenece a la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario. A su vez, esta pertenece a la Comisión Estratigráfica Internacional. La subcomisión posee otros tres grupos de trabajo, especializados en distintos niveles del Pleistoceno, la más larga época geológica del Cuaternario. En octubre de 2022 los miembros del GTA deberán votar internamente por la mejor propuesta de evidencia estratigráfica a presentar ante su organismo matriz. Debe obtener una mayoría calificada de votos (60%), tal como se requiere para todas las votaciones de la Comisión Estratigráfica Internacional.
A comienzos de 2023 el GTA debe presentar formalmente y justificar científicamente su propuesta de modificación de la escala de tiempo. La subcomisión la evaluará para definir si la acepta o la rechaza. Si esta subcomisión acepta la propuesta, elevará una petición formal a la Comisión Estratigráfica Internacional, que tiene la capacidad de modificar la carta cronoestratigráfica mundial, base de la escala geológica de tiempo. En esta instancia votan tres funcionarios ejecutivos y los presidentes de las dieciséis subcomisiones que conforman la CEI. Si la propuesta es aceptada, quien ratifique la modificación será el comité ejecutivo de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS), máxima autoridad en la materia. Aun así, esta resolución no está asegurada, ya que la IUGS exigirá la garantía de que se siguieron las políticas y los procedimientos de la CEI. Todo el proceso no debería durar más allá de 2023.
Tratamiento de la información
9. ¿Dónde buscar información fehaciente sobre el tema?
Una primera fuente es el sitio oficial de la Comisión Estratigráfica Internacional. Allí están alojadas todas las subcomisiones que la conforman, como la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario. Dentro de esta están las de sus grupos de trabajo, como el GTA.
El sitio del Grupo de Trabajo del Antropoceno contiene información sobre sus principales definiciones, sus miembros, sus publicaciones, así como sus informes anuales (once entre 2009 y 2021).
Miembros del Grupo de Trabajo del Antropoceno a los que se puede recurrir:
- Jan Zalasiewicz, primer presidente del GTA y actual presidente de la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario. Email: jaz1@leicester.ac.uk
- Colin Waters, actual presidente del GTA. Email: cw398@leicester.ac.uk
- Simon Turner, secretario del GTA. Email: simon.turner@ucl.ac.uk
- Martin Head, vicepresidente de la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario. Email: mjhead@brocku.ca
- Phil Gibbard: fundador del GTA, expresidente de la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario y actual secretario general de la Comisión Estratigráfica Internacional. Email: plg1@cam.ac.uk
Publicaciones especializadas a las cuales recurrir:
- Episodes es la revista de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas: https://www.episodes.org/main.html.
- Quaternary International es la revista de la Unión Internacional para la Investigación del Cuaternario https://www.sciencedirect.com/journal/quaternary-international.
- Anthropocene Review es una revista perteneciente a publicaciones SAGE en donde se divulgará la evidencia presentada a las autoridades de la comunidad geológica https://journals.sagepub.com/home/anr.
Sobre los protocolos establecidos para la modificación de la escala geológica de tiempo hay cinco estudios elementales:
- Remane, J., Bassett, M. G., Cowie, J. W., et al. (1996). Revised guidelines for the establishment of global chronostratigraphic standards by the International Commission on Stratigraphy (ICS). Episodes, 19, 77–81.
- Remane, J. (1997). Foreword: Chronostratigraphic standards: How are they defined and when should they be changed? Quaternary International, 40, 3–4.
- Remane, J. (2003). Chronostratigraphic correlations: Their importance for the definition of geochronologic units. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 196, 7–18.
- Finney, S. C. (2014). The “Anthropocene” as a ratified unit in the ICS International Chronostratigraphic Chart: Fundamental issues that must be addressed by the Task Group. En Waters, C. N., Zalasiewicz, J. A., Williams, M., et al., eds., A Stratigraphical Basis for the Anthropocene. Geological Society, London, Special Publications, 395, pp. 23–28.
- Head, M. J., y Gibbard, P. L. (2015). Formal subdivision of the Quaternary System/Period: Past, present, and future. Quaternary International, 383, 4–35
10. ¿Cómo tratar los términos alternativos que surgieron como respuesta al Antropoceno?
Según Phil Gibbard, las autoridades de la comunidad geológica nunca han considerado términos alternativos al Antropoceno: “Son inapropiados y nunca se nos han propuesto formalmente. Existe un proceso estricto para proponer y definir los términos utilizados en la escala de tiempo geológico que establece la CEI en nombre de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS). Los términos no pueden ser simplemente propuestos y aceptados sin ser evaluados y aprobados minuciosamente por votación democrática de los funcionarios de la CEI y ratificados por la IUGS. Cualquier definición de un intervalo de tiempo adicional debe reconocerse a partir de las rocas o depósitos formados durante ese intervalo”.
11. ¿Qué hacer si un entrevistado usa una acepción alternativa, laxa o superficial del Antropoceno?
En el periodismo es elemental contrastar las opiniones –por muy bien informadas que estén– con los datos duros que den contexto o sentido a la noticia. Por lo tanto, independiente de la posición del entrevistado, siempre es necesario informar al público cuando se trata de un término alternativo y lo que efectivamente está discutiendo la comunidad geológica en torno a la posible modificación de la escala de tiempo, qué es el Antropoceno según el GTA, cuáles son los requisitos para su aprobación según las autoridades, en qué consiste la evidencia que se está presentando, etcétera.
12. Además de la definición formal del Antropoceno, ¿qué otras características se pueden desarrollar en un artículo periodístico?
El Antropoceno es una historia que se debe contar desde múltiples ángulos. Si bien la evidencia estratigráfica es elemental, ya que es lo que evaluarán las autoridades de la comunidad geológica para modificar la escala de tiempo, la propia naturaleza del Antropoceno obliga a los especialistas a incursionar en un enfoque multidisciplinar. Por eso el GTA también incluye a representantes de las ciencias sociales y humanidades.
Lamentablemente, el debate sobre el Antropoceno ha llevado a la emergencia de múltiples interpretaciones, las que muchas veces se contradicen entre sí. La ciencia es heterogénea, pero esto no habilita que cualquier especialista se convierta automáticamente en fuente. La pandemia de covid-19 ha dejado una gran lección al respecto. Por eso, en la cobertura del Antropoceno es recomendable siempre contener el enfoque del especialista dentro de su ámbito de erudición y contrastarlo con el de los especialistas de otras ramas.
Especialistas a los que es recomendable recurrir para abordar el Antropoceno por fuera de la geología son:
- Derecho internacional:
Davor Divas. The Fridtjof Nansen Institute (Noruega). Email: Davor.Vidas@fni.no
- Geografía:
An Zhisheng. The Institute of the Earth Environment, Academia China de Ciencias (China). Email: anzs@loess.llqg.ac.cn
- Arqueología:
Matt Edgeworth. School of Archaeology and Ancient History, University Road (Reino Unido). Email: me87@leicester.ac.uk
- Ecología:
Erle Ellis. Department of Geography & Environmental Systems, University of Maryland (Estados Unidos). Email: ece@umbc.edu
- Filosofía:
Jacques Grinevald. The Graduate Institute of International and Development Studies (Suiza). Email: jacques.grinevald@graduateinstitute.ch
- Ingeniería ambiental:
Peter Haff. Nicholas School of the Environment, Duke University (Estados Unidos). Email: pkhaff@gmail.com
- Oceanografía:
Juliana Assunção Ivar do Sul. Leibniz Institute for Baltic Sea Research Warnemüende (Alemania). Email: juliana.ivardosul@io-warnemuende.de
Catherine Jeandel. Laboratoire d’Etudes en Géophysique et Océanographie Spatiales, Université de Toulouse (Francia). Email: catherine.jeandel@legos.obs-mip.fr
- Historia ambiental:
John McNeill. Georgetown University (Estados Unidos). Email: mcneillj@georgetown.edu
- Historia de la ciencia:
Naomi Oreskes. The Department of the History of Science, Harvard University (Estados Unidos). Email: oreskes@fas.harvard.edu
- Ciencias del suelo:
Daniel Richter. Nicholas School of the Environment, Duke University (Estados Unidos). Email: drichter@duke.edu
Bill Shotyk. Department of Renewable Resources, University of Alberta (Canadá). Email: shotyk@ualberta.ca
- Historia moderna:
Julia Thomas. Department of History, University of Notre Dame (Francia). Email: jthomas2@nd.edu
Todos ellos son miembros consultores del Grupo de Trabajo del Antropoceno, salvo Julia Thomas, colaboradora estrecha.
Especialistas latinoamericanos a quienes recurrir para una mirada sobre el Antropoceno desde el Sur Global son:
- Geofísica:
Laura Gallardo. Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile e investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, CR2 (Chile). Email: lgallard@u.uchile.cl
- Sociología:
Maristella Svampa. Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de La Plata y coordinadora del Grupo de Estudios Críticos e Interdisciplinario de la Problemática Energética, GECIPE (Argentina). Email: maristellasvampa@gmail.com
- Historia y derecho.
Germán Palacio. Universidad Nacional de Colombia y director del Centro de Pensamientos Amazonía, CEPAM (Colombia). Email: galpalaciog@unal.edu.co
- Antropología.
Virginia García Acosta. Academia Mexicana de Ciencias y profesora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social – CIESAS (México). Email: vgarciaa@ciesas.edu.mx
13. ¿Cuáles son las principales críticas al concepto Antropoceno?
El concepto Antropoceno ha recibido muchas críticas, especialmente a partir de 2009, cuando la comunidad geológica comenzó a evaluar su utilidad para definir una nueva época en la historia de la Tierra. Dentro de la geología, algunos advierten que “no existe una base estratigráfica sólida para designar una unidad cronoestratigráfica adicional por encima del Holoceno en la escala de tiempo geológico”; otros, que “el impulso para reconocer oficialmente el Antropoceno puede, de hecho, ser más político que científico”. El GTA ha respondido a esas críticas en diversos materiales.
Sin embargo, la crítica que mayor circulación ha tenido proviene de afuera de la geología. Como se señala mucho más arriba, han surgido más de cien términos alternativos al Antropoceno, en pleno rechazo al uso del prefijo “antropos”. De todos ellos, el que mayor impacto ha tenido es el que hace referencia a la teoría del “Capitaloceno”. Sus principales referentes son los académicos Andreas Malm y Jason Moore. Veamos cuatro muestras que sintetizan sus críticas:
- En 2014 Andreas Malm y Alf Hornborg apuntaron contra el Antropoceno como una ideología, “más por defecto que por diseño”, producto “del dominio de las ciencias naturales en el campo del cambio climático”.
- En 2015 Jason Moore señaló que la etapa de desarrollo que ha alcanzado la humanidad en su capacidad de crear su ambiente en el marco del capitalismo histórico la ha llevado a facilitar una nueva era geológica: “A esto usualmente se le llama Antropoceno (‘era del hombre’), pero es más correcto llamarle Capitaloceno (‘era del capital’)”.
- En 2016 Moore criticó que el Antropoceno es “analíticamente anémico”, que es “un desastre conceptual e histórico” basado en “una visión neomalthusiana de la población” e “interpretaciones históricas fantasiosas”.
- En 2018, a propósito del desastroso paso del huracán María por la isla caribeña de Dominica, Malm alertó que sus habitantes “nunca han vivido en lo que se denomina el Antropoceno y sus acciones no pueden ser culpadas por causar daño al planeta. Sufren los embates de una época más apropiadamente denominada Capitaloceno”.
En defensa de los científicos del Antropoceno, los sociólogos ambientales John Bellamy Foster, Brett Clark e Ian Angus, y la historiadora Julia Thomas critican que la teoría del Capitaloceno es inconsistente por varias razones:
- En 2016, ante la acusación de supuesto neomalthusianismo, Angus dijo: “El crecimiento de la población se menciona con frecuencia como uno de varios factores asociados con la Gran Aceleración, pero rara vez se identifica como el problema principal ni se promueve la reducción de la población como la condición sine qua non de cualquier respuesta eficaz al cambio global”.
- En 2021 Foster y Clark argumentaron que sustituir el término Antropoceno por Capitaloceno implicaría borrar la comprensión científica fundamental de que ha ocurrido “un cambio irreversible en la relación de la humanidad con la Tierra”, puesto que ya no puede haber una civilización industrial concebible en el planeta que no sea la fuerza geológica que condiciona el sistema Tierra: “Incluso, si se supera el capitalismo, este límite se mantendrá. La humanidad continuará operando en un nivel en el que la escala de la producción humana rivalice con los ciclos biogeoquímicos del planeta y, por lo tanto, la elección es entre un desarrollo humano insostenible y un desarrollo humano sostenible”. Para establecer una relación entre los registros estratigráficos del Antropoceno y la formación socioeconómica que les da origen, Foster y Clark proponen el Capitalinense como primera edad geológica del Antropoceno. Sin embargo, esto aún no ha sido discutido por el GTA.
- Por su parte, Julia Thomas acusa a los defensores del Capitaloceno de padecer de cierto fetichismo eurocéntrico, ya que su narrativa se concentra en la Europa de fines del siglo XVIII, cuando las épocas geológicas, por definición, son fenómenos globales y sincrónicos. Por eso los llama “retromodernistas”, porque subestiman otros factores ajenos a ese contexto, con poco reconocimiento del rol de las naciones y los procesos fuera del norte europeo.
Respecto a las intenciones de endilgar a los científicos del Antropoceno el propósito de atribuir una culpabilidad moral a todos los seres humanos por igual ante el daño hecho contra el planeta, el GTA no hace ninguna referencia al respecto ni adjudica responsabilidades políticas o morales en su investigación.
Como ellos mismos advierten: “Se podría usar una metáfora médica, en la que se puede decir que la caracterización y definición de un Antropoceno geológico está diagnosticando la condición de un planeta a través de un conjunto particular de síntomas, en el contexto de una historia familiar muy larga. Sin embargo, dicho análisis del Antropoceno geológico no investiga las causas de la condición con demasiada profundidad, ni ofrece ningún plan de tratamiento ni mucho en cuanto a un pronóstico”.
Esto no quiere decir que varios de sus miembros no incursionen en esta línea de investigación, pero el análisis de las causas y consecuencias sociales, culturales y políticas de la existencia de un Antropoceno geológico excede el mandato que rige sobre el grupo en su proyecto de modificación de la escala geológica de tiempo.