El futuro ambiental de Brasil tras la victoria de Lula y la gran deuda con la que llega a la COP27

Brasil enfrenta una serie de retrocesos y desafíos socioambientales, profundizados durante el mandato de Bolsonaro, como el aumento de la deforestación y la vulneración de los derechos de pueblos indígenas. Por este motivo, el país llegará a la próxima COP27 con los peores resultados de los últimos años, según expertos. Sin embargo, existen altas expectativas de que esto cambie luego de la elección que catapultó a Lula da Silva como el futuro presidente.

El pasado domingo 30 de octubre, la población brasileña volvió a las urnas para elegir al presidente que les acompañará en los próximos cuatro años. Jair Bolsonaro (Partido Liberal) obtuvo 58.206.354 votos, mientras Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores) se impuso con 60.345.999 sufragios, por lo que gobernará Brasil por tercera vez a partir del 1 de enero de 2023.

Además de los desafíos económicos en las cuentas públicas, empleo, desigualdad, salud y seguridad, a Lula le queda la responsabilidad de proteger a los  pueblos originarios y la biodiversidad, ad portas de la  cumbre climática más importante a nivel internacional: la COP27. Sin embargo, ¿podrá el cambio de gobierno impactar la participación de Brasil en las negociaciones climáticas?

Lula junto a comunidades indígenas en acto de campaña en Belém. Foto: Ricardo Stuckert

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 27, se llevará a cabo en Sharm el-Sheik,  en Egipto, entre el 6 y el 18 de noviembre. Según algunos especialistas del clima, Brasil lleva los peores resultados de los últimos años, con crecientes tasas de deforestación, un aumento en el número de incendios y planes para expandir la producción de combustibles fósiles como gas y petróleo. Esta realidad ha desencadenado asesinatos de defensores ambientales y la vulneración de los derechos de quienes más protegen los bosques: las comunidades indígenas y locales. 

En la COP27, Brasil estará representado por primera vez en tres pabellones independientes: el gobierno federal, la sociedad civil y los gobernadores de la Amazonía, este último, una iniciativa sin precedentes para dar espacio a indígenas y poblaciones locales. Lula ya recibió invitaciones, entre otros, del gobernador de Amapá, Waldez Góes (PDT), presidente del Consorcio de Gobernadores de la Amazonía Legal, y se confirmó que va a participar de la conferencia. 

De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, habrá participación de representantes de órganos del Gobierno Federal con competencias relacionadas con los temas del evento, como los Ministerios de Relaciones Exteriores (MRE), Medio Ambiente (MMA) y Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI).

La expectativa para la COP27 este año es que los países participantes demuestren su efectividad, mostrando proyectos y cooperación encaminados al control del calentamiento global, pero Brasil no presenta buenos resultados. A pesar de que el ministro de Medio Ambiente, Joaquim Leite, anunció en la COP26 la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, todo indica que éstas aumentaron en los últimos años.

Joaquim Leite en la COP26. Foto: Marcelo Camargo/Agência Brasil

En otras palabras, con el incremento de las emisiones y la caída del 4,1% del PIB, Brasil se empobreció y contaminó más, según datos del Sistema de Estimación de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (SEEG).

La agenda en la COP: más enfoque en la “energía verde” y menos en la deforestación

SEEG calculó cuánto dióxido de carbono (CO₂) generó Brasil, constatando que en 2021 el país emitió 2.420 millones de toneladas brutas de CO2 equivalente, el nivel más alto en 19 años. Lo anterior supone un incremento del 12,2% respecto al 2020 (2.160 millones de toneladas). Esto se debe, precisamente, al cambio de uso de suelo (degradación de la tierra), que es responsable del 49% de todas las emisiones del país. De este porcentaje, la deforestación en la Amazonía representó el 77% de las emisiones en 2021.

Además, una encuesta reciente del Instituto do Homem e Meio Ambiente da Amazônia (IMAZON) muestra que el área deforestada en 2022 fue la mayor de los últimos 15 años. Entre agosto de 2021 y julio de este año se talaron 10.781 kilómetros cuadrados de bosque, equivalente a 7 veces la ciudad de São Paulo.

Imagen aérea de una zona deforestada para el monocultivo o la ganadería, cerca de Porto Velho, en 2020. Foto: Bruno Kelly / Amazônia Real / Wikimedia Commons

Según el científico brasileño, ambientalista y ex-secretario del Observatorio del Clima, Carlos Rittl, entre las principales causas de la deforestación en la Amazonía se puede destacar la impunidad de los delitos ambientales, los retrocesos en las políticas ambientales, la actividad ganadera, los proyectos madereros, la minería, el fomento de la ocupación ilegal de tierras públicas y la reanudación de grandes obras.

“Teniendo en cuenta el año electoral, esto se vuelve aún más preocupante. Los esfuerzos de aplicación a menudo disminuyen y aumenta la sensación de impunidad, como el caso del asesinato del indigenista Bruno Pereira y el periodista Dom Phillips”, analiza Rittl.

A pesar de la deforestación, la postura del gobierno de Bolsonaro busca presentar a Brasil como “el país de las energías verdes” frente a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, según recientes declaraciones del actual ministro de Medio Ambiente en un encuentro con empresarios promovido por las Cámaras de Comercio Americanas para Brasil (Amcham) y la Cámara de Comercio Internacional (ICC Brasil) este mes. Leite dijo que esta conferencia va a mirar mucho a la energía. “Es un reto global con la crisis energética que se está produciendo, nuestra energía está siendo vista por otros países como una oportunidad de inversión”, declaró Leite.

Por otro lado, para Cristina Orpheo, directora ejecutiva del Fundo Casa Socioambiental Brasil, la energía no sería el problema más urgente en el país . “No tenemos una política climática seria, cada año aumentan la deforestación y los eventos climáticos extremos en Brasil. No tenemos nada para llevar para la COP27”, comenta Orpheo. 

Además de la deforestación en la Amazonía y el Cerrado, datos de Greenpeace apuntan a un aumento en la violencia contra los pueblos indígenas y las comunidades locales en los últimos años. Esto coincide con otros antecedentes, como los recogidos en un reciente reporte de Global Witness, que no solo muestra que Brasil es uno de los países de la región que lidera la lista de asesinatos, sino que varios de los ataques registrados sucedieron en la región amazónica. 

En este sentido, Rittl está de acuerdo con Orpheo: “Lamentablemente, no tenemos nada bueno que mostrar como resultado de la acción del gobierno federal. El gobierno de Bolsonaro ha abandonado la política nacional sobre el cambio climático y los planes para combatir la deforestación, y no tiene resultados que mostrar, solo un registro continuo de problemas”. 

Por otro lado, la exministra del Medio Ambiente, Marina Silva – quién podría volver a la cartera, según algunos – señaló ayer en una entrevista que el país hará historia en la COP27. “Brasil ya no hará chantajes en temas ambientales. El tema climático es ahora un tema estratégico del más alto nivel de gobierno”, aseguró.

Las propuestas climáticas de Lula

Durante su gobierno anterior, el presidente Lula creó planes para combatir la deforestación en la Amazonía y el Cerrado, así como un programa y política nacional sobre cambio climático, un fondo nacional para financiar acciones climáticas, el Fondo Amazonía y metas para reducir la deforestación y las emisiones cuando Brasil no tenía una obligación formal en el contexto de las negociaciones climáticas. 

Para Rittl, el discurso del presidente electo promete la renovación de compromisos con esta agenda, la reconstrucción de políticas públicas en el tema con diálogo y la participación de diferentes sectores de la sociedad. “Ahora podemos esperar un intento de retomar el papel brasileño en las COP, perdido en los últimos 4 años, y un mayor peso de Brasil en las negociaciones climáticas”.

De hecho, Lula prometió restaurar la aplicación de la ley en la selva amazónica para frenar la deforestación. “Brasil se ocupará del tema climático como nunca antes, queremos ser responsables de mantener el clima. Si el mundo está dispuesto a ayudar, mantener un árbol en pie en la Amazonía puede valer más que cualquier (otra) inversión”, dijo Lula en un discurso. Además, en su agenda, Lula promete fortalecer la Policía Federal y restaurar el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), necesario para contener la deforestación en la Amazonía. 

Lula en la COP15. Fuente: redes sociales de Lula da Silva

Por su parte, el Partido de los Trabajadores reconoce la necesidad de una “nueva geopolítica mundial” para discutir el tema climático y dijo que Brasil tiene un potencial “extraordinario” para ser protagonista internacional en este asunto. En redes sociales, Lula ha señalado que Brasil también necesita alianzas fuera de la región. “Si ganamos las elecciones, necesitaremos alianzas, inversiones e intercambios con la Unión Europea. En participación y en la construcción de un mundo efectivamente limpio. Sin producción de dióxido de carbono. Brasil puede ser protagonista en esto. El tema climático es fundamental para la supervivencia del propio planeta”.

En cuanto a otros compromisos, en su programa de gobierno se propone crear mecanismos para disminuir los gases contaminantes; cumplir las metas que el país asumió a raíz del Acuerdo de París; y garantizar la transición energética que transforme las actividades productivas hacia un paradigma de sostenibilidad ambiental, social y económica. También menciona la recuperación de tierras degradadas por “actividades depredadoras”, la reforestación de zonas devastadas; y la conservación de la biodiversidad.

La participación de Brasil en la COP27

Cabe destacar que, a pesar de la presencia de Lula durante la COP27, Brasil aún estará bajo la administración de Bolsonaro. Por lo tanto,  Rittl cree que no habrá cambios radicales en el trabajo de los negociadores en esta COP, pero prevé mucho interés de otros países y de la comunidad internacional  en los compromisos del futuro gobierno. “La ida de Lula a la COP27 aporta confianza para construir puentes con gobiernos de todo el mundo y atraer ayuda e inversiones para reconstruir la agenda ambiental del gobierno, que sería muy importante”. 

El escenario sería muy distinto si hubiera ganado Bolsonaro, ya que un segundo mandato representaría, según Rittl, la continuación del deterioro de las normas y leyes ambientales, aumentando la deforestación y las emisiones de gases de efecto invernadero. “Seguiríamos estrangulando el espacio cívico para que las organizaciones de la sociedad civil actúen en la discusión sobre políticas ambientales y climáticas”, asegura.

En su primer discurso posterior a los resultados electorales, Lula indicó los principales lineamientos de su gobierno, en términos de justicia ambiental y climática: la creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas, y la prohibición de cualquier tipo de actividad ilegal y territorios indígenas, ya sea minería o tala. Por todo esto, Rubens Born, especialista en derecho ambiental que estará en la COP27, califica el discurso de Lula como “una excelente noticia que tendrá repercusión internacional”. Justamente, pocas horas después de su victoria como presidente, el gobierno de Noruega anunció que reanudará la ayuda financiera a Brasil para reducir la deforestación en el país.  

Para Born, la COP27 será un momento donde el presidente Lula podrá anunciar algunas medidas de su futuro gobierno, por lo que existe una gran expectativa en la sociedad brasileña respecto a la protección ambiental, la sostenibilidad, y el resguardo de los derechos humanos de los pueblos indígenas. “Creo que su posición apunta a un compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial a la recuperación de los planes y acciones gubernamentales para controlar y castigar la deforestación”. 

¿Qué le falta a Brasil para comprometerse con el clima y el medio ambiente?

Según Orpheo, Brasil necesita voluntad política para hacer los “deberes” en términos de justicia climática. “Hemos perdido toda nuestra capacidad de gobierno para combatir las actividades ilegales en la Amazonía, las invasiones de Tierras Indígenas, minería ilegal, deforestación y la capacidad de proteger a los defensores del medio ambiente”.

Por ello, Ritll sostiene que el nivel de compromiso se verá en la prioridad que el nuevo gobierno de Lula le dé a la agenda climática. “Si esta agenda deja de ser tratada como ambiental y se convierte en un pilar fundamental de una agenda de desarrollo sostenible, sin que los lobbies agro, industriales y mineros impidan avances y promuevan retrocesos, Brasil podrá volver a ser un gran protagonista en las COP y en los esfuerzos globales para enfrentar el cambio climático”.

Para reforzar la política climática, la directora ejecutiva del Fundo Casa Socioambiental indica que es necesario recuperar la estructura de fiscalización, investigación, así como construir redes de inteligencia para la protección de los bosques y sus pueblos, y recuperar la misión de la Fundación Nacional Indígena, FUNAI y Fundação Palmares, la primera institución pública dedicada a la promoción y preservación de los valores históricos y sociales de la cultura negra en la formación de la sociedad brasileña. 

Orpheo va a dirigir un grupo de 12 personas de la sociedad civil para la COP27, compuesto en su mayoría por mujeres y jóvenes afrodescendientes. 

Para ella, la acción de la ciudadanía es clave para que el próximo gobierno de  Lula  cumpla con sus compromisos ambientales y  climáticos. “Es necesario implementar sus planes de mitigación y adaptación, respetando los derechos de las comunidades indígenas y activistas ambientales, proporcionando políticas para su bienestar y protección”, concluye.

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