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Pataguas Cerro y La Cebada: la historia de las primeras plantas fotovoltaicas comunitarias de la Región de O’Higgins

Con la implementación de dos plantas fotovoltaicas comunitarias, la calidad del suministro eléctrico de los habitantes de las comunas rurales de Pichidegua y Las Cabras ha experimentado mejoras significativas. Esta tecnología fue instalada a través de una combinación de fondos gubernamentales, cooperación entre entidades locales y el involucramiento activo de la comunidad a pesar de la falta de capacitación, difusión y financiamiento que tiene este tipo de proyecto.

En medio de fértiles valles que producen maíz, trigo, papas, naranjas, limones, paltas, duraznos y uvas, y con el río Cachapoal como límite norte, los habitantes de las comunas de Pichidegua y Las Cabras viven a 140 kilómetros de Santiago y sufren —como es habitual en localidades rurales—  frecuentes cortes de luz y las dificultades propias de tener bajo voltaje.

En esta zona (Pichidegua y Las Cabras) la falta de electricidad es una realidad más frecuente de lo que uno piensa. En temporada de invierno existen cortes de luz debido a los temporales, o por caída de árboles, ramas, entre otros”, explica Constanza López, encargada de medio ambiente de la comuna de Las Cabras.  

López explica que a estas dificultades se suma el crecimiento exponencial del consumo de electricidad de la red eléctrica pues las comunas van creciendo en habitantes. “Nuestra red eléctrica es antigua y se sobrecalientan los transformadores”, añade.  

Ignacio Mena se encarga de los proyectos técnicos de la Cooperativa Coopeumo y vive con su familia en Pichidegua.

Desde su invención, la electricidad y su acceso se perfilan como una necesidad de primera orden para las personas y su calidad de vida. Es por esto que en zonas donde la electricidad es un bien escaso, las comunidades rurales pueden beneficiarse de los proyectos de energía renovable realizados a pequeña escala. 

Así lo afirma Carla Douglas González, coordinadora de proyectos de la ONG Energía Colectiva, cuyo objetivo es impulsar la participación ciudadana en la transición energética. “Los proyectos de energía renovables son escalables, por lo tanto representan una muy buena solución para la falta de suministro eléctrico, sobre todo donde no hay o es intermitente”, indica. 

Plantas fotovoltaicas comunitarias: Pataguas Cerro y La Cebada

En este contexto es que las comunidades y las instituciones de ambas comunas instalaron dos plantas fotovoltaicas comunitarias: la primera llamada “Pataguas Cerro”, instalada en Pichidegua en noviembre de 2021, que genera 54 kWp —unidad de medida usada para conocer el rendimiento de sistemas de energía solar fotovoltaica​​— y la segunda llamada “La Cebada”, en la comuna de Las Cabras, que tiene una capacidad de 35 kWp. 

Ambas plantas fotovoltaicas permiten generar energía limpia y ahorro energético no sólo a la institución que las instaló — la Cooperativa Campesina Intercomunal Peumo (Coopeumo)— sino que también a las tres postas rurales de salud; el Liceo Latinoamericano, la Escuela Pataguas Cerro en Pichidegua y a la Escuela Rural Santa Eugenia; y la sede de la junta de vecinos en Las Cabras.

“Este proyecto busca mejorar la continuidad del servicio de luz para satisfacción de la comunidad. Hoy por hoy, la energía es un bien que se requiere todos los días”, explica Roberto Rodríguez, encargado de la oficina de medio ambiente de la comuna de Pichidegua, sobre las razones de los parques fotovoltaicos comunitarios. 

El segundo parque fotovoltaico comunitario ubicado en la comuna de “Las Cabras” llamada “La Cebada” tiene una capacidad de 35 kWp y es monitoreado por la cooperativa a través de una aplicación.

El paso a paso del parque fotovoltaico de Pichidegua

La idea de instalar paneles solares y compartir los excedentes con la comunidad aledaña fue gestada por la Cooperativa Coopeumo, que se dedica a la venta de insumos agrícolas, créditos, provisión de asistencia técnica, comercialización y desarrollo de proyectos, entre otros.

“El proyecto se comenzó a gestar en 2020, cuando la Cooperativa Coopeumo fue contactada por RedGenera, —cooperativa dedicada a entregar soluciones integrales de ingeniería y montaje que incorporan el uso de energía solar, gestión eficiente de la energía y la educación energética, nos contactó porque cumplíamos con los requisitos para postular a unos fondos que estaba lanzando la agencia de sostenibilidad energética del Ministerio de Energía, quien financiaba la mitad de un proyecto fotovoltaico de cierta característica y capacidad. Junto con la Municipalidad de Pichidegua, postulamos a estos fondos y en conjunto con RedGenera  quiénes son los asesores técnicos de energía renovable nos ganamos este proyecto, que tiene una capacidad de 32 kilos de generación”, relata Ignacio Mena, encargado de los proyectos técnicos de la Cooperativa Coopeumo y quien, además, vive en Pichidegua con su familia. 

Mena explica que, para la Cooperativa Coopeumo, la principal motivación para la instalación de paneles fotovoltaicos fue, en un principio, el ahorro monetario. “Los paneles fotovoltaicos se instalaron en el techo del galpón, donde guardamos insumos para el trabajo agrícola”, explica y agrega que la energía remanente es redistribuida a través de los empalmes – que son la unión de dos o más cables de una instalación eléctrica-  a diferentes establecimientos educacionales y de salud. 

Según el encargado de la oficina de Medio Ambiente de la comuna de Pichidegua, para elegir a qué instituciones favorecer con la energía eléctrica remanente, se hizo un seguimiento del consumo eléctrico de postas y colegios. 

“Se citó a toda la comunidad escolar y funcionarios de la salud para darles a conocer el proyecto. Luego vino el trabajo más prolijo que fue tomar, en este caso, todas las boletas de luz y analizar los últimos seis meses para sacar un promedio. Luego buscar cuáles eran las instituciones (colegios y postas) que se tenían que beneficiar para bajar de costo. De esta manera se llegó a estos cinco establecimientos beneficiados (Escuela Patagua Cerro, Liceo Latinoamericano, Posta Rural San Roberto, Posta Rural Patagua Cerro y Posta Rural Larmahue). Funcionó súper bien la primera etapa, por lo que decidimos postular a una segunda etapa de ampliación”, relata Rodríguez.

Víctor González, director de la escuela básica Pataguas Cerro está muy contento de que su escuela sea beneficiada por la planta fotovoltaica. Ayuda en la cuenta de la luz y a difundir tecnologías energéticas renovables entre los niños.

En la comuna de Las Cabras el proceso fue diferente, según relatan los vecinos. “Coopeumo se acercó a nosotros y nos incluyó en el proyecto cuando empezaron y nos pareció una buena idea. Acá en el sector no es regular el tema de la luz eléctrica, hay bajo voltaje y tenemos cortes de luz en el invierno. Además, hay una sobrepoblación y cada vez más casas se están conectando a la luz eléctrica. Nosotros como junta de vecinos La Cebada estuvimos dispuestos en todo momento a participar en el proyecto y lo apoyamos a través de una carta”, indica Sandra Madrid, presidenta de la organización vecinal. 

En ese sentido, Madrid valora la renovación dJe tecnologías, considerando los beneficios sociales y ambientales que pueden generar en la población local. 

Víctor González Arriaza, director de la Escuela Pataguas Cerro, cuenta cómo los paneles solares han sido grandes aliados para la escuela en términos económicos y educativos.  “Los niños de sexto básico realizaron una visita a las dependencias de Coopeumo donde están los paneles solares y recibieron información directa de Ignacio Mena y del experto que estaba haciendo la instalación del proyecto. Les explicaron sobre los paneles fotovoltaicos y les quedó bastante claro su funcionamiento y cómo se puede lograr tener este sistema de energía renovable”, comenta. 

“La impresión de los niños fue que era muy interesante. Ellos no sabían que el sol se podía transformar en energía eléctrica y se transporta por medio de los cables que tienen hacia el sistema interconectado y llega a los domicilios. Quedaron, en general, muy contentos, fascinados y agradecidos de la exposición que se hizo”, agrega.  

Sobre el descuento en la cuenta de la luz que recibe el colegio comenta que es muy útil pues son muy dependientes de la energía eléctrica: “En la escuela usamos muchas luminarias. En las mañanas, por ejemplo, es necesaria la iluminación de esta sala que estamos ocupando, en las oficinas usamos computadores e impresoras. Los profesores usan mucho los ´data´ [proyectores] para las exposiciones de la materia. También se utiliza energía en calefacción y en artefactos eléctricos para la alimentación como hervidores, microondas y hornos eléctricos”.

En este contexto, el ahorro económico se hace importante y según datos entregados por Mena la Cooperativa Coopeumo ahorra aproximadamente 170 mil pesos mensuales desde la instalación de los paneles fotovoltaicos. Asimismo, según la organización, el ahorro promedio fue de 75 mil pesos mensuales en las postas rurales y de 30 mil pesos en las escuelas. 

A largo plazo, la disminución de costos en las cuentas de luz derivan también en un ahorro para las entidades públicas, en este caso, a ambas municipalidades, lo que permitiría destinar estos recursos a otros fines.

“Asimismo,  ingenieros eléctricos nos han explicado que tener una planta solar o de generación eléctrica cercana a una comunidad les mejora la tensión del voltaje”, sostiene Mena, aludiendo a otros beneficios que los vecinos han experimentado desde la instalación del parque fotovoltaico. 

La planta fotovoltaica comunitaria “La Cebada” instalada en las dependencias de la Cooperativa Campesina COOPEUMO de la comuna Las Cabras, tiene una capacidad de 35 kWp y permite generar energía limpia y ahorro energético para la Escuela Rural Santa Eugenia y la sede social de la Junta de Vecinos.

Las dificultades de los parques comunitarios

Con todos los beneficios que los paneles fotovoltaicos han representado para la comunidad de las comunas de Pichidegua y Las Cabras, siguen habiendo dificultades en la implementación de este tipo de proyecto a nivel general y particular: falta de capacitación, difusión y financiamiento.

Carla Douglas Gonzalez, coordinadora de proyectos de la ONG Energía Colectiva, sostiene que a nivel general la principal barrera de los proyectos de energía renovables es la inversión monetaria pues “son proyectos que todavía son caros. En promedio, esta tecnología tiene un costo de 1.000 dólares por cada kWp instalado y cada familia necesita dos”. 

Douglas agrega que otra dificultad para este tipo de proyectos es el poco conocimiento que las comunidades rurales y las autoridades locales poseen para implementarlos: “Muchas comunidades no tienen las herramientas pues no se ha realizado una campaña de difusión. Nosotros como ONG Energía Colectiva hemos realizado capacitaciones y las personas se motivan, pero luego es difícil seguir sin una organización que te apoye a implementar o un fondo estatal que te ayude a financiar”. 

Marcos Fuentes, alcalde de Pichidegua y Roberto Rodríguez, encargado de la oficina de medio ambiente de la comuna de Pichidegua apoyaron la instalación del parque fotovoltaicos comunitario en Pichidegua gestionando los empalmes electricos y coordinando a las instituciones beneficiadas.

En el caso de la comuna de Pichidegua, una de las principales limitaciones fue dada por la envergadura que tenía el proyecto, indica Mena en alusión a la cantidad de paneles que tenía la primera iniciativa. “En total, son 74 paneles solares puestos sobre un techo de una bodega de la cooperativa. Es difícil contar con la infraestructura técnica, que soporte el peso de toda esa cantidad de equipos que se instalan sobre el techo. Y que sea seguro. Ahí hay una dificultad o una indicación, por decirlo así, que hay que tener una infraestructura para poder montar una planta”. 

“Asimismo, tuvimos problemas burocráticos para que la compañía CGE hiciera los descuentos en las boletas de la luz. Ellos desconocían la ley y el tratamiento que se le tenía que dar a una planta de este tipo, donde habían descuentos para distintos empalmes, entonces, fue un problema”, agrega. 

Para López, de la Municipalidad de Las Cabras, lo más difícil ha sido demostrarle a la gente que los proyectos de energía sustentable funcionan y son beneficiosos para la comunidad: “La verdad es que la gente siempre tiene temores, sobre todo en ambientes rurales. Nuestra comuna es rural y el acceso a la información es difícil. Entonces, a través de esto podemos tratar de educar a la gente y a la comunidad para poder hacerles ver que sí funcionan”.

“Como junta de vecinos La Cebada estuvimos dispuestos en todo momento a colaborar en el proyecto. Yo conocía el tema de los paneles solares, pero pensaba que se ponía sólo en hogares, no tenía idea de que uno podría postular para sedes”, añade la presidenta de la organización vecinal de Las Cabras.

“Lo ideal sería que este tipo de proyecto se haga más conocido. O sea, que la comunidad completa de la región o del país sepa de estos proyectos que se están realizando, que en verdad es totalmente en beneficio de ellos mismos, para que se pueda seguir replicando en otras comunas y en otros sectores”, finaliza.

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