Bolivia en la COP16: más recursos y menos mercantilización para conservar la biodiversidad

En un contexto de déficit histórico de 942,000 millones de dólares para la conservación de la biodiversidad, Bolivia enfatiza en la COP16 la necesidad de evitar la mercantilización de los recursos naturales y asegurar que las comunidades locales sean las principales beneficiarias. Ante su limitado presupuesto para la conservación de áreas protegidas, pide una mayor movilización de recursos.

La movilización de recursos y el financiamiento para la conservación de la biodiversidad fue un tema clave durante la primera semana de la COP16 y seguirá en el centro de la discusión en el segundo tiempo de la cumbre, que finaliza el 1 de noviembre. El Grupo Africano destacó la importancia de “incrementar los fondos relacionados con la biodiversidad” y propuso la “creación de un fondo específico para apoyar la implementación” de las medidas acordadas​​. Esta preocupación también fue compartida por otros países, como Bolivia.

Bolivia pidió que revisaran su propuesta en la que hizo énfasis en la asignación de recursos financieros para apoyar acciones centradas en la Madre Tierra, evitando la “comercialización de sus funciones ambientales”. 

“Los fondos deben ser responsables y destinados a la conservación de la biodiversidad, no a intereses empresariales que solo buscan justificar su impacto ambiental. Necesitamos financiamiento real, accesible y que considere a la Madre Tierra como una entidad que merece ser cuidada”, aseguró Omar Osco Alanoca, director general de Biodiversidad y Áreas Protegidas de Bolivia y parte de la delegación boliviana presente en la COP16. 

La inversión en biodiversidad enfrenta un déficit histórico de 942.000 millones de dólares, según el último informe de BloombergNEF, a medida que la financiación actual no logra compensar el ritmo de la inflación y el aumento de costos. 

BloombergNEF estima que para 2030 se requerirán 1,15 billones de dólares anuales para restaurar y conservar la biodiversidad, cinco veces más que los actuales 200.000 millones de dólares estimados en compromisos.   

“Para proteger la biodiversidad, no solo importa cuánto financiamiento se destine, sino quién accede a él y cómo. Es crucial que las comunidades locales, que son las verdaderas guardianas de los ecosistemas, se beneficien de estos fondos. El financiamiento debe ser de calidad. Actualmente, muchos fondos para biodiversidad y cambio climático llegan en forma de préstamos, lo que incrementa la deuda de los países en desarrollo y limita su capacidad de acción”, explicó Sandra Guzmán, fundadora y directora del Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe (GLAC)

América Latina pide cerrar brechas de financiamiento para la biodiversidad

Uno de los temas clave en la COP16 es el financiamiento para la biodiversidad, con un enfoque en la Meta 19 del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMKM), adoptado en 2022. Esta meta busca movilizar al menos 200 mil millones de dólares anuales de diversas fuentes —nacionales, internacionales, públicas y privadas— para 2030, fomentando la creación de mecanismos financieros eficientes y accesibles.  

Dentro de estos compromisos, el MMKM también establece un incremento del financiamiento internacional destinado al Sur Global, llamando a los países del Norte Global a contribuir con al menos 20 mil millones de dólares anuales para 2025, aumentando a 30 mil millones para 2030.

Según Guzmán, del GFLAC, el reto principal radica en que, a pesar de su megadiversidad, América Latina no recibe suficiente financiamiento para la conservación de la naturaleza. “América Latina es una de las regiones más megadiversas del mundo, alberga el 40% de la biodiversidad mundial, sin embargo, no es necesariamente la región que más financiamiento recibe en materia de conservación de la biodiversidad”, explicó.

Por su parte, Ana Di Pangracio, directora adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) consideró que el fondo fiduciario del Fondo Mundial del Medio Ambiente, creado en 2022 bajo el Marco Global de Biodiversidad, cuenta actualmente con más de 200 millones de dólares en compromisos, pero no es suficiente para abordar los desafíos de conservación. 

“Los países en desarrollo presionan por más financiamiento para reducir la brecha, mientras que los desarrollados prefieren optimizar los recursos actuales”, añadió.

Omar Osco, director general de Biodiversidad y Áreas Protegidas de Bolivia, destaca la urgencia de desarrollar financiamientos responsables del Norte Global, enfatizando que estos recursos deben reinvertirse en mecanismos de autosostenibilidad. 

“Las áreas protegidas siempre jugarán un rol importante en la conservación de la biodiversidad y como mecanismos para captar financiamiento. Esta COP16 y el Marco Global nos ofrecen oportunidades para cerrar las brechas de financiamiento entre los países del Sur, incluida Bolivia, y abordar las movilizaciones de recursos”, añadió Osco.

"Los países deben comprometerse a invertir en la conservación de la biodiversidad"

Durante la reciente Cumbre de Financiamiento para la Biodiversidad, Ángela Penagos, de la CEPAL, destacó que América Latina, pese a su enorme riqueza natural, enfrenta una rápida pérdida de biodiversidad. Un ejemplo de ello son las alrededor de 150 millones de hectáreas de bosques destruidas en los últimos 30 años. 

Penagos criticó la mínima inversión pública en biodiversidad, alcanzando menos del 1% del PIB, mientras que grandes sumas se destinan a proyectos que dañan el medio ambiente como la agroindustria y proyectos de infraestructura. 

Penagos hizo un llamado a redirigir estos recursos hacia la conservación y regeneración del patrimonio natural de la región.

“Los países en vías de desarrollo tienen una gran dependencia de fondos internacionales. Si bien los países desarrollados deben acompañar a los países en desarrollo debido a sus responsabilidades históricas, nuestros países también deben comprometer más fondos de sus propios presupuestos. En Argentina, por ejemplo, el análisis presupuestario muestra que generalmente entre un 0.2% y un 0.5% del presupuesto total anual se destina a temas ambientales, que incluyen biodiversidad”, aseguró la directora adjunta de FARN.  

“En la región se siguen haciendo inversiones importantes en actividades que afectan o destruyen la biodiversidad, como los sistemas de producción agroalimentaria y los monocultivos, que están devastando los ecosistemas”, advierte Guzmán. 

Londra de río que habita Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi / Foto SERNAP Bolivia

¿Cuánto invierte Bolivia en la conservación de áreas protegidas?

En Bolivia, del presupuesto nacional del Ministerio de Medio Ambiente y Agua de 2024, sólo un 4,88% se destina a la protección de áreas protegidas a través del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP). Un porcentaje que pone en duda el compromiso estatal con la conservación de la biodiversidad y la gestión de ecosistemas esenciales.

Las 22 áreas protegidas nacionales, administradas por SERNAP y que representan el 17% del territorio nacional, alberga la mayor biodiversidad del país. Además, en estas áreas viven aproximadamente 200,000 personas en interacción con alrededor de cien municipios y 14 Territorios Indígenas Originario Campesinos (TIOC). 

La “Política y Estrategia Plurinacional para la Gestión Integral y Sustentable de la Biodiversidad y Plan de Acción 2019–2030” subraya la necesidad urgente de movilizar más recursos, tanto nacionales como internacionales, para garantizar la conservación y gestión efectiva de estas áreas. 

De 2019 a 2022, el proyecto “Fortaleciendo las bases de sostenibilidad financiera del SNAP Bolivia” destinó $583,138 USD, financiados por la Fundación Gordon & Betty Moore, para fortalecer un sistema financiero sostenible en las áreas protegidas, con un enfoque especial en la Amazonía boliviana. Este proyecto buscó diversificar las fuentes de financiamiento y mejorar la gestión en colaboración con SERNAP y FUNDESNAP.

“En los debates actuales, el tema de áreas protegidas no es central, ya que se trata de mostrar avances en la Meta 3 del 30×30. Bolivia ha superado la meta en superficie protegida, pero la conservación efectiva requiere gestión. En este sentido, Bolivia trabajará en su propuesta para recursos que permitan tanto una conservación efectiva como mecanismos de autofinanciamiento”, dijo por su parte Osco, el director general de Biodiversidad y Áreas Protegidas de Bolivia. 

Finalmente, Di Pangracio subrayó que, para cerrar la brecha de financiamiento en biodiversidad, los países deben definir sus necesidades y prioridades financieras, además de coordinar estratégicamente áreas como clima y biodiversidad para una movilización de fondos más eficiente. 

Una visión crítica del financiamiento y los mercados de biodiversidad

Guzmán destacó que, para mejorar la protección de la biodiversidad, es clave facilitar el acceso al financiamiento internacional, sobre todo para comunidades locales, pueblos indígenas y mujeres. 

Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi / Foto SERNAP Bolivia

Esto requiere reformas fiscales, eliminar subsidios a actividades dañinas y establecer impuestos a prácticas contaminantes, además de integrar la conservación en los presupuestos nacionales. Guzmán espera que la COP16 impulse acuerdos que agilicen el acceso a fondos como un catalizador para proteger la naturaleza.

Desde Bolivia, Diego Pacheco, jefe de negociación en la COP16, resaltó en una conferencia de prensa la resistencia del país a la mercantilización de la naturaleza. Pacheco advierte que aún falta consolidar un mecanismo efectivo. Critica la falta de financiamiento comprometido por los países desarrollados y rechaza las soluciones impulsadas por estos, como los bonos de carbono y biodiversidad, que buscan involucrar al sector privado en lugar de cumplir compromisos de financiamiento público.

Por su parte, el activista Pablo Solón, de Fundación Solón, señala que los bonos de biodiversidad, similares a los mercados de carbono, podrían fomentar especulación sin aportar a la conservación. Según él, en la COP16 se está discutiendo la posibilidad de implementar bonos de biodiversidad, un mecanismo similar a los mercados de carbono que ya existen para el cambio climático. 

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