El controvertido rol del gas que dificulta los compromisos climáticos de República Dominicana

Aunque sea tratado como un “combustible de transición” hasta que el país aumente la producción de energía renovable, las proyecciones estiman que el gas desempeñará un papel protagonista hacia 2027. El Gobierno dice que la descarbonización "no será posible a corto plazo".

Durante décadas se entendió que la economía se basa en el carbón, petróleo y gas para operar fábricas, así como para mover los aviones, barcos y automóviles que se usan a diario. En otras palabras, mientras más combustibles fósiles quemaban los países, mayor sería su crecimiento y prosperidad económica.

Sin embargo, estos combustibles liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que  atrapan el calor en la atmósfera, lo que los convierte en los principales responsables del calentamiento global. Ante esa problemática, se ha desarrollado una carrera denominada transición energética, cuyo fin es mitigar los impactos de la actual crisis climática a través de sistemas energéticos diversificados y basados en energías renovables. 

Pese al  auge de las fuentes de generación renovables, República Dominicana pertenece – como territorio insular – al grupo de países que pagan el precio más alto por la acción insuficiente contra el cambio climático, mientras sigue dependiendo  de combustibles contaminantes para generar energía.  

Fuentes limpias representan el 19% de la capacidad instalada total en la isla, aunque la generación eléctrica apenas supera el 15%. Foto: Stock
Fuentes limpias representan el 19% de la capacidad instalada total en la isla, aunque la generación eléctrica apenas supera el 15%. Foto: Stock

De hecho, el mayor aporte de energía generada en la media también proviene de centrales que operan con gas fósil (conocido también como “gas natural”), aportando un 40% del total generado, seguido de las centrales que utilizan carbón mineral con un 32%, y del fuel oil No. 6 con un 16%, según datos publicados hasta octubre del 2023.

En ese período, la energía producida por la radiación solar aportó un 5%, al igual que las centrales hidroeléctricas, mientras que la generación eólica representó apenas un 1%. A diciembre de 2022, el país contaba con 5,075.5 megavatios (MW) de capacidad instalada, 71% de los cuales se basan en combustibles fósiles, de las cuales 1,094 MW es en base a plantas a carbón.

Durante ese año, esa fuente de energía generó el 30.7% de la electricidad total. Las unidades de gas y de fuel oil generaron 37.8% y 15.2%, respectivamente. No obstante, en el país cada día hay más titulares que se centran en los avances en términos de generación limpia, aunque la verdadera apuesta es el gas fósil. Pero, ¿por qué?

Apuesta fósil

Con la implementación de la Ley 57-07 de incentivo al desarrollo de fuentes renovables, República Dominicana ha hecho avances significativos incorporando capacidad instalada de energías renovables no convencionales (eólica y solar principalmente) en la última década, pasando de 80 MW en el 2012 a 853 MW en 2022.

Lo anterior se ha traducido en más de 10 parques eólicos e igual cantidad de parques solares, además de una planta de biomasa. Como resultado, a septiembre de 2023, estas fuentes limpias sumaban 1.1 gigavatios y representaban el 19% de la capacidad instalada total, aunque la generación eléctrica apenas supera el 15%.

A pesar de que el Gobierno ha diversificado sus intenciones en materia energética, la apuesta más grande y a corto plazo está en el gas. Un ejemplo es el Fideicomiso de Masificación del Gas Natural Vehicular (MASGAS) o el inicio de operaciones de un nuevo depósito de gas natural licuado (GNL), con una capacidad de almacenamiento de 120,000 metros cúbicos y una inversión de US$250 millones.

En el acto de inauguración de este último estuvo presente el presidente Luis Abinader y el ministro de Industria, Comercio y Mypimes, Victor – Ito – Bisonó, quien reafirmó que uno de los principios fundamentales de la actual gestión lo constituye el compromiso con el gas como una fuente de energía clave para el desarrollo sostenible. “Constituye un referente para la seguridad y la transición energética”, agregó

Otro ejemplo es el desarrollo de 840 MW en la zona de Manzanillo, con una capacidad de almacenamiento y regasificación de 200,000 metros cúbicos de gas natural líquido. La obra es de capital privado, se asocia a una inversión de US$1,750 millones y consta de dos plantas de gas de 420 MW cada una, un depósito de almacenamiento, además de un gasoducto de siete kilómetros.

Aunque sea tratado como un combustible de transición por el gobierno, las proyecciones estiman que el gas desempeñará un papel protagonista hacia 2027, alcanzando un 51.3% del suministro en República Dominicana. Foto: Joan Vallejo
Aunque sea tratado como un combustible de transición por el gobierno, las proyecciones estiman que el gas desempeñará un papel protagonista hacia 2027, alcanzando un 51.3% del suministro en República Dominicana. Foto: Joan Vallejo

El objetivo es usar ese recurso como “un combustible de transición” para la generación eléctrica, industrial y el uso vehicular, pues en comparación con el carbón, el gas es menos contaminante. Para el ministro, la obra no solo representa una inversión significativa, sino que potenciará el sector energético al permitir la entrada de 1,000 nuevos MW de gas al sistema.

De hecho, Bisonó destacó que la infraestructura podría fortalecer la posibilidad de conectar países productores de gas con aquellos que no cuentan con este recurso natural de manera eficiente y competitiva, un ideal que comparte con el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Celso Juan Marranzini, quien destaca que en República Dominicana no se genera ningún tipo de combustible. 

“No tenemos gas natural, no tenemos petróleo y dependemos de las importaciones de los mismos, así que es correcto impulsar el gas natural. Es un combustible muy competitivo que es abundante en el mundo y en los Estados Unidos”, señaló.

Marranzini sostuvo que, en vista de que media isla cuenta con la infraestructura para poder importar eficientemente, es importante impulsar su uso y siempre tomar en cuenta la diversificación de la cartera, en medio también de esta transición a las energías renovables. 

Rafael Velazco, profesional de la industria energética dominicana, con más de 20 años tanto en el sector privado como público, donde fue superintendente de electricidad, aclara que la apuesta del Estado por el gas natural es buscar una fuente que sea costo eficiente. “Las plantas de combustible fósil, sea petróleo, sea carbón o gas natural, están prendidas 24/7”, algo que no se logra con las energías renovables si no se cuenta con almacenamiento.  

Para el experto, en la medida en que el país tenga energía de base, ayuda a la integración de las renovables. “La inestabilidad de las fuentes limpias afecta la frecuencia de las líneas de transmisión debido a que pueden entrar y salir intempestivamente. La energía base respalda esos megas que se apagaron en milisegundos por un aguacero, por ejemplo”.

Velazco entiende que la infraestructura a nivel nacional tiene décadas de retraso. “Las redes, hay que hacer más y con mayor capacidad”, añadió. 

La infraestructura a nivel nacional tiene décadas de retraso. Las mejoras son necesarias para la expansión de las renovables. Foto: Ronny Cruz
La infraestructura a nivel nacional tiene décadas de retraso. Las mejoras son necesarias para la expansión de las renovables. Foto: Ronny Cruz

La polémica del gas

A nivel mundial, el gas natural ha pasado a ser un combustible altamente demandado. No en vano, la producción se ha incrementado casi un 60% durante las dos últimas décadas. Además, emite gases de efecto invernadero, aunque menos que el petróleo y el carbón. 

No obstante, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierte que la dependencia de los combustibles fósiles para la generación de electricidad plantea desafíos significativos en cuanto a los costos de importación y las emisiones de dióxido de carbono en el país.

La publicación resalta que la transición hacia un sistema basado en energías renovables no será fácil a menos que se asocie con el desarrollo económico y social del país. También plantea distintos escenarios, de acuerdo a las apuestas del gobierno. Entre ellos indica que, aunque el gas traería beneficios económicos, estos serían en promedio menores al escenario renovable. 

Las inversiones adicionales promedio se estiman en US$1,900 millones y el ahorro en combustible en US$3,300 millones. El escenario de gas fósil brindaría un beneficio neto de US$2,300 millones (US$500 millones menos que el escenario de renovables). 

Si bien la apuesta al gas  se presenta como una vía para reducir las emisiones de CO2 , este combustible sigue siendo contaminante. Aunque las emisiones de dióxido de carbono han disminuido desde 2019, cuando se reportaron 28 megatoneladas de dióxido de carbono (MtCO₂) a 24 MtCO₂ en 2022, las emisiones por gas aumentaron de 2.4 MtCO₂ a 2.7 MtCO₂, alcanzando su pico en 2021, cuando se reportaron 3.0 MtCO₂, de acuerdo con datos Global Carbon Atlas.

Aunque sea tratado como un combustible de transición, las proyecciones estiman que el gas desempeñará un papel protagonista hacia 2027, alcanzando un 51.3% del suministro, según el informe operativo preliminar 2024-2027 del coordinador de la red eléctrica, OC.

Una de las opciones planteadas sobre cambiar del carbón al gas surge debido a la posibilidad de utilizar la infraestructura existente para proporcionar los mismos servicios energéticos, pero con menores emisiones. Hasta abril del 2023, el país había logrado transformar más de 800 MW que se generaban con fuel oil a gas natural.

A nivel mundial, el gas fósil ha pasado a ser un combustible altamente demandado. La producción se ha incrementado casi un 60% durante las dos últimas décadas. Foto: Stock
A nivel mundial, el gas fósil ha pasado a ser un combustible altamente demandado. La producción se ha incrementado casi un 60% durante las dos últimas décadas. Foto: Stock

Fuentes limpias

República Dominicana cuenta con un plan energético nacional. Desde el Gobierno, tal como explicó Edward Veras, director ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), se han planteado dos líneas. La primera es expandir la generación térmica en base a gas. “Si se aseguran contratos de largo plazo, tú puedes tener un combustible mucho más barato que el uso del petróleo”, dijo.

De acuerdo con el documento, se tiene previsto integrar más centrales o unidades que entren rápidamente al sistema con base en gas . 

Respecto a las energías renovables, el plan inicial es superar el 25% de la generación para 2025 y el 30% para 2030. Acerca de este último punto, dado los avances y nuevos retos, Veras entiende que debe analizarse. “La transición es un proceso que para nosotros va a ser un poquito más largo”, sostiene.

Si bien el actual gobierno tiene una apuesta activa hacia el gas como combustible de transición hacia las energías renovables, la anterior gestión estatal impulsó el carbón como la alternativa más viable. En consecuencia, hoy el país cuenta con Punta Catalina, una planta a carbón que le quedan unos 36 años de vida. “Esa transición que la gente quiere ver como una ‘descarbonización’, vamos a llamarle así, entre comillas, para nosotros no va a ser posible en el corto plazo”, advirtió Veras.

De acuerdo con el informe del BID, apostar directamente por las energías renovables, evitaría en promedio 140 millones de toneladas acumuladas de CO2e a mitad de siglo. Hacia el 2050, las emisiones evitadas del gas rondan las tres cuartas partes. “Esta contribución equivale a 1.5 veces la reducción del escenario de gas fósil”, citan.

Para 2030, las fuentes limpias evitarían cinco millones de toneladas de CO2e, equivalentes al 40% de reducción de emisiones de la Contribución Nacionalmente Determinada del país.  En tanto, el gas  aportaría con una disminución del 25%

Pero para Roberto Herrera, gerente país de InterEnergy Group, casa matriz del Consorcio Energético Punta Cana – Macao (CEPM), GEDOM y Evergo, el gas  sí es un combustible de transición que garantiza más confiabilidad. “Es un combustible que tiene menos emisiones de CO2 [en comparación con el petróleo y el carbón], ha permitido la conversión de varias plantas generadoras del país que hoy día ya no utilizan combustibles como el diésel. Adicionalmente, es un combustible que va a estar con nosotros con cierta estabilidad en los mercados de presentes nacionales”, dijo.

Herrera considera que tanto el gas como la movilidad eléctrica son relevantes en la actualidad. “Existe un parque vehicular sujeto a utilizar gas natural, y no veo por qué no debe aprovecharse”. No obstante, enfatiza que en su caso, la apuesta está firmemente dirigida hacia la movilidad eléctrica.

Juan Roberto Tejada, director de estrategia de expansión en la empresa SENSA, apunta a razones por las cuales las energías renovables no ganan más terreno a nivel nacional. “La generación de energía eléctrica con fuentes renovables [enfrenta desafíos] siempre que no tenga el aval de políticas de Estado que garanticen el despacho al sistema, con exenciones de ley justas que promuevan su uso y expansión”. 

El ejecutivo puntualizó la urgencia de contar con políticas de Estado que respalden la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, además de la carencia de un marco normativo que garantice el despacho al sistema, junto con exenciones de ley equitativas.

Asimismo, señaló la falta de incentivos comparativos con otros países de la región como un factor que ha dejado rezagada la promoción de inversiones en energías renovables en el país. Al revisar la aplicación OC del organismo coordinador, Tejada subraya la necesidad apremiante de reformas que estimulen la entrada efectiva de estas fuentes al sistema energético.

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